viernes, 30 de abril de 2021

¿Eres una virgen prudente?

 El Señor Jesús dijo: “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. Y cinco de ellas eran insensatas, y cinco prudentes. Porque las insensatas, al tomar sus lámparas, no tomaron aceite consigo, pero las prudentes tomaron aceite en frascos junto con sus lámparas. Al tardarse el novio, a todas les dio sueño y se durmieron. Pero a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo’. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: ‘Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan’. Pero las prudentes respondieron, diciendo: ‘No, no sea que no haya suficiente para nosotras y para vosotras; id más bien a los que venden y comprad para vosotras’. Y mientras ellas iban a comprar, vino el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta” (Mateo 25:1-10). Aquí el Señor Jesús nos amonestó: Cuando venga el novio, solo las vírgenes prudentes que hayan preparado el aceite van a ser llamados al reino del cielo y se sentarán a comer con Él, las vírgenes que son insensatas se les cerrara las puertas por Él por no haber preparado el aceite.

Entonces, ¿cuáles son las vírgenes prudentes? Unos dicen que son los que trabajan duro y sacrifican por el Señor y quienes levanta la cruz, soportan la humillación y el dolor, y predican el evangelio del Señor, son las vírgenes prudentes. Han preparado bastante aceite cuando el señor venga serán llevadas al reino de los cielos y comerán con Él. ¿Está correcta esta frase?

No más recuerda a esos judíos fariseos. Ellos servían al Dios Jehová por generaciones y viajaban sobre la tierra y el océano para predicar Su palabra y decían que la Messiah en las profecías se revelaría ante ellos y naturalmente creían que tendrían un lugar en el reino de los cielos. ¿Por este punto de vista, pueden estos fariseos ser considerados como vírgenes prudentes? Y si es así, entonces, ¿por qué cuando Messiah, el Señor Jesús se les apareció no lo reconocían y hasta lo mataron? ¿Qué clase de personas son las vírgenes prudentes? La pregunta es para reflexionar. Cuando el Señor primero vino Él reveló el misterio: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’ Y entonces les declararé: ‘Jamás os conocí; apartaos de mi, los que practicais la iniquidad’” (Mateo 7:21-23). De acuerdo a estas palabras de el Señor Jesús, estamos seguros de que las vírgenes prudentes no son solo aquellos quienes solo se enfocan en ir y venir, gastar, sufrir y trabajar, pero aquellos que se enfocan en obedecer Sus palabras y Su camino. Solo esas vírgenes prudentes califican para entrar en el reino de los cielos. Si uno solo se enfoca en sufrir y trabajar, pero no practica uno la palabra de Dios o sigue Sus mandamientos, servirá a Dios de acuerdo a su propia voluntad y carácter natural. Por ejemplo, unos lo hacen por el propósito de establecer su propio prestigio y posición entre creyentes, unos lo hacen con la intención de ganar la bendición de Dios, cambiando trabajando por Sus recompensas y bendiciones de entrar al reino de los cielos. Todo el esfuerzo es para ser un trato con Dios. No solo no pueden recibir la aprobación de Dios, sino que serán odiados y castigados por Él por sus acciones que desafían a Dios.

Mirando atrás, los sacerdotes Judíos escrituras y fariseos estaban todos bien versados con la letra y doctrinas de la ley, y siempre predicaban la ley al pueblo, pero no obedecían las palabras y los mandamientos de Dios. Hasta mataron a profetas y hombres honestos, codiciaban posición social y sacrificios, y ofrecían sacrificios débiles. Externamente eran piadosos y se mostraban rectos ante las personas, pero en secretamente hacían cosas innumerables para no obedecer la ley y los mandamientos de Dios. Cuando el Señor Jesús vino a hacer Su trabajo. Él los describió: “¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!” Y los condenaron a ellos: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!” Además, cuando el Señor Jesús vino a hacer la obra de redención en la Era de la Gracia, claramente sabían que lo que Él dijo e hizo no era humanamente posible, tiene gran autoridad y poder, pero todavía hicieron lo posible por condenar y oponerse a Él. Era porque tenían miedo que los Judíos todos lo iban a seguir y perdieran su prestigio y trabajo, hicieron lo posible por condenar y oponerse a Él. Era porque tenían miedo que los Judíos todos lo iban a seguir y perdieran su prestigio y trabajo. Para engañar a los Judíos, ellos inventaron rumores y calumnias del Señor Jesús, expresando que Él era hijo del carpintero y no surgido de una virgen, lo profanaron a Él y dijeron que Él expulso demonios por el gobernante de los demonios, se aferraron a las palabras de la biblia, dijeron que Su nombre no era Messiah, y negaron profundamente que Él era la apariencia de Dios. Lo condenaron por no seguir la ley porque Él curaba la gente en el día de reposo y etcétera. Fariseos servían a Dios, trabajaron duro y se sacrificaron por Él por generaciones, independientemente, solo se enfocaron en explicar la biblia a la gente y elevarlo por ser admirado y respetado por la gente, pero no amaban la verdad o se enfocaban en entender la verdad y conocer a Dios y por eso cierran los ojos y se hicieron sordos a la verdad expresada por la encarnación de Dios, el Señor Jesús, no buscando o investigando y hasta condenaron y resistieron con malicia. Al final crucificaron a el Señor Jesús la venida de Mesías. Estas personas eran las que sirvieron a Dios en el templo. Si eran las vírgenes prudentes, ¿por qué no investigaron o buscaron la obra del Señor Jesús sino que lo crucificaron? Podemos ver la prueba que no eran las vírgenes prudentes, trabajaron duro y sacrificaron solo por conseguir su prestigio, no por guiar a la gente a obedecer la ley y los mandamientos de Dios, y hasta se hicieron el obstáculo blocando a la gente de investigar el verdadero camino.

Sabiendo la verdad que los persignados Judíos servían a Dios pero resisten a Dios, veamos a los pastores y ancianos de hoy, y veamos sus trabajos, sermones, sacrificios y actitudes hacia el regreso del Señor. Al comparar los dos hechos, podemos saber si el servicio de los pastores y ancianos de hoy está haciendo el mal y resistiendo a Dios o está preparando suficiente aceite. Todos vemos el hecho de que ahora las condiciones de la iglesia empeoran día a día. Pastores y mayores quienes tienen extenso conocimiento bíblico y teorías teológicas por muchos años no pueden dar respuestas a las necesidades de los creyentes dentro del espíritu y en la vida. Los creyentes están deprimidos en espíritu, pasivos y débiles, y han perdido sus iniciales fe y amor. Siguen el camino del mundo y buscan hacer paquetes de dinero, comprar autos de lujo y vivir en una mansión en el regazo del lujo, viviendo en el disfrute de la carne y las comodidades materiales. Los pastores y mayores han trabajado y predicado por tantos años,¿ por qué no pueden dar a sus creyentes con vida o resolver los problemas de los creyentes siendo fríos en fe y amor? Principalmente porque no siguen los mandamientos del Señor y no practican y experimentan Sus palabras, a pesar de trabajar duro y sacrificar. No predican de acuerdo al significado real en las palabras de Dios para proveer a los creyentes, sino que explican la biblia y la malinterpretan por su voluntad. Ordinariamente, solo buscan equiparse con letras y doctrinas de la Biblia, y teorías teológicas para la doctrina noble de la confraternidad, cuyo objetivo es hacer que los creyentes los admiren, los alabe y los siga. Muchos creyentes aceptan ciegamente y obedecen sus palabras sin discernimiento acerca de si sus palabras se ajustan a la verdad. Lo que es más serio es que solo se enfocan en predicar las palabras del hombre en lugar de exaltar y testificar las palabras del Señor. Por ejemplo, nunca han explorado qué es amar a Dios con todo nuestro corazón, toda nuestra mente y toda nuestra fortaleza; cómo siguen la voluntad de Dios; qué tipo de personas pueden entrar en el reino de los cielos; qué clase de personas son las vírgenes prudentes, y cómo estar sobrias y listas para que podamos dar la bienvenida al regreso del Señor. Por el contrario, utilizan la prevención de falsos cristos y anticristos como una excusa para controlar estrictamente, engañar y atar a los creyentes, y no permitirles buscar e investigar cualquier información sobre el regreso del Señor. Por lo tanto, está claro que son los modernos fariseos hipócritas, las vírgenes insensatas, no las vírgenes prudentes en absoluto.

Entonces, ¿cuáles son las diferencias entre las vírgenes prudentes y las tontas? Cuando escuchan a alguien predicar que el Señor ha regresado, las vírgenes prudentes pueden reconocer la voz del Señor. Mientras oigan Su voz, irán a darle la bienvenida y a seguir el ritmo de los pasos del Cordero. Sin embargo, cuando escuchan a alguien predicar que el Señor ha regresado, las vírgenes insensatas no pueden reconocer la voz del Señor; además, no buscarán ni investigarán Su obra, sino que simplemente esperarán ciegamente o seguirán a pastores y ancianos para negarlo y condenarlo ciegamente, y para negarse a darle la bienvenida. Esto muestra cómo debemos dar la bienvenida a la aparición del Señor; encontrar Sus pasos y reconocer Su voz es nuestra máxima prioridad ahora. El Señor Jesús dijo: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). Por la conversación con Jesucristo, la mujer samaritana sabía que Él era el Mesías venidero, Cristo y lo siguió. Mucha gente, como Pedro, Juan, Mateo, Marcos, etc., sabían que el Señor Jesús era el Messiah al buscarlo y investigarlo, y lo siguieron también. Todos ellos eran las vírgenes sabias que conocieron al Señor. Ahora es el momento de las vírgenes prudentes busquen a la voz del novio. Registros de Apocalipsis: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:7). Estamos seguros que la forma de encontrar al Señor y a Su trabajo es buscar lo que el Espíritu dice a las iglesias, también podemos decir lo que el Espíritu dice a las iglesias es la voz del novio, las ovejas de Dios escucharán la voz de Dios. Esos que puedan entender la voz de Dios serán ovejas de Dios, son las vírgenes sabias. Aquellos que no puedan distinguir la voz de Dios serán las vírgenes tontas. ¿Escuchaste lo que el Espíritu dice a las iglesias?

Para conocer más: Parabola de las 10 vírgenes reflexion

(Traducido del original en inglés al español por  Marisela Quintana)

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Fuente: Estudiar la Biblia

¿Por qué dice Dios que solo los honestos pueden obtener Su salvación plena y entrar en el reino de los cielos?


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Reflexión del evangelio de hoy: ¿Por qué dice Dios que solo los honestos pueden obtener Su salvación plena y entrar en el reino de los cielos?


 El Señor Jesús dijo: “En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3).

Dios Todopoderoso dice: “Debéis saber que a Dios le gustan los que son honestos. En esencia, Dios es fiel, y por lo tanto siempre se puede confiar en Sus palabras. Más aún, Sus acciones son intachables e incuestionables, razón por la cual a Dios le gustan aquellos que son absolutamente honestos con Él. Honestidad significa dar tu corazón a Dios; ser auténtico y abierto con Dios en todas las cosas, nunca esconderle los hechos, no tratar de engañar a aquellos por encima y por debajo de ti, y no hacer cosas solo para ganaros el favor de Dios. En pocas palabras, ser honesto es ser puro en tus acciones y palabras, y no engañar ni a Dios ni al hombre”.

“Mi reino necesita a los que son honestos; a los que no son hipócritas o astutos. ¿Acaso las personas sinceras y honestas no son impopulares en el mundo? Yo soy justo lo opuesto. Es aceptable que las personas honestas vengan a Mí; me deleito en esta clase de personas, y también necesito a esta clase de personas. Esto es precisamente Mi justicia”.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
Las palabras de Dios nos dicen que los que hablan y actúan sin mentira y no engañan a los demás ni a Dios y pueden entregar su corazón a Dios son personas honestas y pueden recibir Su aprobación y entrar en el reino de los cielos, porque Dios es fiel, y a Él le gustan los honestos y aborrece a las personas engañosas.



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jueves, 29 de abril de 2021

Predicciones en la Biblia - El enfoque correcto para las profecías bíblicas


Las profecías tratan sobre cosas que no han ocurrido todavía, pero de las que Dios ya nos ha hablado. Algunas de ellas son signos que les dio a los profetas para que escribieran sobre ellas, como por ejemplo en los libros de Isaías y Daniel. Algunas de ellas fueron entregadas a personas directamente por Dios en la carne, como las profecías del Señor Jesús sobre los últimos días. La manera en la que se cumple una profecía concretamente no es algo que podamos comprender los seres humanos. Lo que quiero expresar aquí es que todos sabemos que las profecías no son algo que las personas puedan entender completamente, pero muchos todavía intentan utilizar sus propias ideas e imaginaciones cuando contemplan las profecías bíblicas. Predican sin limitación alguna basándose en el significado literal de las profecías. Este es un problema muy grave. No solamente pueden causar así daños a los demás, sino que además pueden confundirles de manera en que llegan a perder la salvación de Dios o incluso a resistirse a Dios.

Como en la Era de la Ley, los fariseos de la fe judía conocían bien la ley y estaban bien instruidos en la Biblia, en particular en lo que concernía al advenimiento del Mesías. El Libro de Isaías profetiza: “Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel” (Isaías 7:14). “Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6). El Libro de Miqueas profetiza: “Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel. Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad” (Miqueas 5:2). Aun así, los fariseos siguieron confiando en sus propias ideas e imaginaciones para interpretar el significado de estas escrituras. Creían que Aquel que estaba por venir sería llamado Mesías y sería su Señor, que sería majestuoso, exaltado, y que les salvaría del dominio de los romanos. Sin embargo, las profecías se cumplieron de manera completamente diferente a lo que ellos imaginaron. Se había profetizado que una virgen daría a luz a un hijo, pero los fariseos vieron que el Señor Jesús tenía una madre y un padre. Estaba profetizado que se llamaría Emmanuel, pero el que vino se llamó Jesús. Se profetizó que el Mesías tomaría el poder, pero el Señor Jesús no sólo no los llevó a derrotar al régimen romano, como ellos imaginaron, sino que además les enseñó a amar a sus enemigos, a perdonar y a ser tolerantes. El Señor Jesús también parecía ser una persona común en apariencia exterior, no tenía una imagen ensalzada ni una presentación extraordinaria… Por eso, los fariseos concluyeron que el Señor Jesús no era el Mesías que estaban esperando. Se aferraron a las palabras de las profecías y no buscaron humildemente lo que el Señor Jesús predicó. Sabían bien que Sus palabras tenían autoridad, pero no las aceptaron, sino que blasfemaron y calumniaron contra Él en todo, incitando a la gente a rechazar al Señor Jesús. Al final, lo crucificaron, cometiendo el pecado más atroz.

Está claro que, cuando observamos las profecías, no podemos delimitar en absoluto cómo se cumplen basándonos en nuestras concepciones. Como dijo Pedro el Apóstol: “Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones. Pero ante todo sabed esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal, pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios” (2 Pedro 1:19-21). Las palabras de Pedro nos aclaran que las profecías vienen de Dios y la actitud correcta hacia ellas es observar, esperar y buscar. No debemos interpretarlas según nuestro conocimiento. De esa manera, aunque una profecía se haya cumplido, lo negaríamos porque nos estaríamos aferrando a su significado literal.

Entonces, ¿cómo debemos tratar las profecías en la actualidad? La Biblia predijo: “Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y entonces todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria” (Mateo 24:30). Basándose en este versículo de la Biblia muchas personas creen que el Señor descenderá en una nube y si no ven al Señor en una nube pensarán que no ha regresado. Entonces no prestarán atención al hecho de que la Biblia también profetizó: “He aquí, vengo como ladrón” (Apocalipsis 16:15). “Pero a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo’” (Mateo 25:6). ¿No será fácil perderse el advenimiento del Señor? La Biblia dice: “¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! Pues, ¿quien ha conocido la mente del Señor?, ¿o quien llego a ser su consejero?, ¿o quien le ha dado a El primero para que se le tenga que recompensar? Porque de El, por El y para El son todas las cosas […]” (Romanos 11:33-36). Eso es cierto. ¿Quién de nosotros puede comprender las obras de Dios? Confiamos en nuestras imaginaciones cuando observamos las profecías del retorno del Señor en los últimos días. Delimitamos Su advenimiento y si no se conforma a nuestras nociones nos negamos a aceptarlo e incluso nos resistimos a Él y lo condenamos. ¿No es esto arrogante e irracional?

Hace dos mil años, el Señor Jesús terminó la obra de la Era de la Ley y comenzó la obra de la Era de la Gracia, pero los fariseos judíos no la aceptaron. Utilizaron el significado literal de las profecías y confiaron en sus nociones e imaginaciones para condenar la obra del Señor Jesús, causando una gran tragedia en la historia. En este momento crítico de darle la bienvenida al advenimiento del Señor no podemos seguir los pasos de esos fariseos; no podemos pensar en el retorno del Señor a través de nuestras nociones e imaginaciones. Jehová dijo: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos […] Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9). El Señor Jesús dijo: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). La sabiduría de Dios es inalcanzable, y como cristianos, debemos mantener un corazón reverente ante Dios cuando consideramos las profecías del regreso del Señor. Sólo si buscamos y oramos, podemos entender el verdadero significado de las profecías, darle la bienvenida al retorno del Señor Jesús, y alcanzar la salvación de Dios de los últimos días.

By Qianhe, China

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Fuente: Estudiar la Biblia

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Palabra de Dios hoy | Conocer a Dios es el camino hacia el temer a Dios y apartarse del mal


Palabra de Dios hoy | Conocer a Dios es el camino hacia el temer a Dios y apartarse del mal

Cada uno de vosotros deberíais examinar de nuevo vuestra vida de creencia en Dios para ver si, en la búsqueda de Dios, habéis verdaderamente entendido, verdaderamente comprendido y verdaderamente llegado a conocer a Dios, si sabéis realmente qué actitud tolera Dios de los diversos tipos de seres humanos, y si vosotros entendéis verdaderamente qué está obrando Dios en vosotros y cómo define Él cada uno de vuestros actos. Este Dios, que está a tu lado, guiando la dirección de tu progreso, ordenando tu destino, y supliendo tus necesidades, ¿cuánto comprendes y cuánto conoces realmente de Él en el análisis final? ¿Sabes lo que Él obra en ti cada día? ¿Conoces los principios y propósitos sobre los que Él basa cada uno de Sus actos? ¿Sabes cómo te guía Él? ¿Conoces los medios por los cuales provee para ti? ¿Conoces los métodos con los que te dirige? ¿Sabes lo que Él desea obtener de ti y lo que desea conseguir en ti? ¿Conoces la actitud que Él toma ante las variopintas formas en las que te comportas? ¿Sabes si eres una persona amada por Él? ¿Conoces el origen de Su gozo, ira, tristeza y deleite, los pensamientos y las ideas detrás de ellos, y Su esencia? ¿Sabes, finalmente, qué clase de Dios es este Dios en el que crees? ¿Son estas y otras preguntas por el estilo algo que nunca has comprendido o en lo que nunca has pensado? En la búsqueda de tu creencia en Dios, ¿has aclarado tus malentendidos acerca de Él, mediante un verdadero reconocimiento y experiencia de la palabra de Dios? ¿Has llegado a una sumisión y una preocupación genuinas después de recibir la disciplina y el castigo de Dios? ¿Has llegado a conocer la rebeldía y la naturaleza satánica del hombre y has obtenido un mínimo de entendimiento acerca de la santidad de Dios, en medio de Su castigo y de Su juicio? ¿Has comenzado a tener una nueva perspectiva de la vida bajo la dirección y el esclarecimiento de las palabras de Dios? ¿Has sentido, en medio de las pruebas enviadas por Dios, Su intolerancia a las ofensas del hombre, así como lo que Él exige de ti y cómo te está salvando? Si no sabes lo que es malinterpretar a Dios, o cómo aclarar este malentendido, entonces se puede decir que nunca has entrado en la verdadera comunión con Dios y que nunca le has comprendido, o al menos que nunca has deseado comprenderle. Si no sabes qué son la disciplina y el castigo de Dios, seguramente no sabes qué son la sumisión y la preocupación, o al menos que nunca te has sometido a Dios ni te has preocupado por Él verdaderamente. Si nunca has experimentado el castigo y el juicio de Dios, seguramente no sabrás lo que es Su santidad, y tu idea respecto a lo que es la rebeldía del hombre será menos clara. Si nunca has tenido verdaderamente una perspectiva correcta ni un objetivo correcto en la vida, y permaneces en estado de confusión e indecisión sobre tu camino futuro en la vida, hasta el punto de titubear para seguir adelante, es indudable que nunca has recibido el esclarecimiento y la dirección de Dios, y se puede decir también que las palabras de Dios verdaderamente nunca te han provisto ni suplido. Si no has pasado aún por la prueba de Dios, sobra decir que, desde luego, no sabes lo que es la intolerancia de Dios a las ofensas del hombre ni entenderás lo que Dios en última instancia exige de ti y, menos aún lo que es, en definitiva, Su obra de gestionar y salvar al hombre. No importa cuántos años una persona haya creído en Dios, si nunca ha experimentado o percibido nada en Sus palabras, no cabe duda de que no está caminando por la senda hacia la salvación; con toda seguridad su fe en Dios no tiene un contenido real; su conocimiento de Dios es nulo, y no es necesario decir que no tiene idea en absoluto de lo que es temer a Dios.

Las posesiones y el ser de Dios, Su esencia, Su carácter, todo ello ha sido dado a conocer en Sus palabras a la humanidad. Cuando el hombre experimente las palabras de Dios, en el proceso de cumplirlas llegará a comprender el propósito subyacente a las palabras que Dios habla, a comprender la fuente y el trasfondo de las palabras de Dios, y a entender y apreciar el efecto deseado de las palabras de Dios. Para la humanidad, todas estas son cosas que el hombre debe experimentar, captar y lograr a fin de poder obtener la verdad y la vida, captar las intenciones de Dios, ser transformado en su carácter y volverse capaz de someterse a la soberanía y a los arreglos de Dios. Al mismo tiempo que el hombre experimente, capte y logre estas cosas, habrá obtenido gradualmente un entendimiento de Dios y, en ese momento, también habrá conseguido diferentes grados de conocimiento sobre Él. Este entendimiento y conocimiento no surgen de algo que el hombre haya imaginado o compuesto, sino más bien de lo que aprecia, experimenta, siente, y corrobora dentro de sí mismo. Sólo después de apreciar, experimentar, sentir, y corroborar estas cosas adquiere contenido el conocimiento de Dios por parte del hombre; sólo el conocimiento que obtiene en este momento es exacto, práctico, y preciso, y este proceso —de conseguir un entendimiento y un conocimiento genuinos de Dios mediante la apreciación, la experimentación, la sensación y la corroboración de Sus palabras— no es otro que la comunión verdadera entre el hombre y Dios. En medio de esta clase de comunión, el hombre llega a entender y comprender verdaderamente las intenciones de Dios, llega verdaderamente a comprender y conocer las posesiones y el ser de Dios, llega a comprender y conocer verdaderamente la esencia de Dios, llega a comprender y conocer gradualmente el carácter de Dios, llega a una certeza real y a una definición correcta de la realidad del dominio de Dios sobre toda la creación, y consigue una orientación y un conocimiento sustanciales de la identidad y la posición de Dios. En medio de este tipo de comunión, el hombre cambia paso a paso sus ideas sobre Dios, no imaginando más que sale de la nada ni dando rienda suelta a sus propias sospechas sobre Él, ni malinterpretándolo, condenándolo, juzgándolo o dudando de Él. En consecuencia, el hombre tendrá menos debates con Dios, menos conflictos con Él, y habrá menos ocasiones en las que se rebelará contra Él. Por el contrario, la preocupación del hombre por Dios y su sumisión a Él se incrementarán, y su reverencia por Dios se volverá más real y más profunda. En medio de este tipo de comunión, el hombre no sólo alcanzará la provisión de la verdad y el bautismo de vida, sino que también obtendrá al mismo tiempo el verdadero conocimiento de Dios. En medio de este tipo de comunión, el hombre no sólo será transformado en su carácter y recibirá la salvación, sino que al mismo tiempo también conseguirá la reverencia y la adoración verdaderas de un ser creado hacia Dios. Habiendo tenido esta clase de comunión, la fe del hombre en Dios ya no será más una hoja de papel en blanco, o una promesa ofrecida como falsas promesas, o una forma de búsqueda e idolatría ciegas; sólo con este tipo de comunión crecerá la vida del hombre, día tras día, hacia la madurez, y sólo ahora se transformará gradualmente su carácter, y su fe en Dios, paso a paso pasará de una creencia vaga e incierta a una sumisión y una preocupación genuinas, a una reverencia real; asimismo, en su búsqueda de Dios, el hombre progresará gradualmente de una actitud pasiva a una activa, de una sobre la que se actúa a una que lleva a cabo una acción positiva; sólo con este tipo de comunión el hombre llegará a un entendimiento y una comprensión verdaderos de Dios, al conocimiento verdadero de Dios. Debido a que la gran mayoría de las personas nunca han entrado en la verdadera comunión con Dios, su conocimiento de Él se detiene a nivel de la teoría, de las letras y de las doctrinas. Es decir, independientemente de cuántos años haya creído en Dios, en lo que respecta a su conocimiento de Él la gran mayoría de las personas está en el mismo lugar que cuando empezaron, atascados en el fundamento de cultos tradicionales, con sus elementos de color legendario y superstición feudal. Que ese conocimiento de Dios por parte del hombre se encuentre estancado en su punto de partida significa que prácticamente no existe. Aparte de la afirmación de la posición y de la identidad de Dios por parte del hombre, la fe de este en Él permanece en un estado de incertidumbre confusa. Siendo esto así, ¿cuánta reverencia verdadera puede tener el hombre hacia Dios?

No importa lo firmemente que creas en Su existencia, esto no puede tomar el lugar de tu conocimiento de Dios ni de tu reverencia hacia Él. No importa lo mucho que hayas disfrutado de Sus bendiciones y Su gracia, esto no puede tomar el lugar de tu conocimiento de Dios. No importa lo dispuesto y lo deseoso que estés de consagrar tu todo y gastar tu todo por Su causa, esto no puede tomar el lugar de tu conocimiento de Dios. Quizá te has familiarizado tanto con las palabras que Él ha dicho, o quizá incluso te las sabes de memoria y puedes recitarlas al revés, pero esto no puede tomar el lugar de tu conocimiento de Dios. Por muy decidido que pueda estar el hombre a seguir a Dios, si nunca ha tenido una comunión genuina con Él, o una experiencia genuina de Sus palabras, su conocimiento de Dios no sería más que un vacío total o un ensimismamiento sin fin; con todo y que te hayas “codeado” con Dios de pasada, o te lo hayas encontrado cara a cara, tu conocimiento de Él seguiría siendo cero, y tu reverencia hacia Él no sería más que un reclamo vacío o un ideal.

Muchas personas se aferran a leer las palabras de Dios día tras día, incluso hasta el punto de comprometerse meticulosamente a memorizar todos los pasajes clásicos en ellas como su posesión más valiosa; y, además, predican las palabras de Dios en todas partes, proveyendo y ayudando a los demás por medio de ellas. Piensan que hacer esto es dar testimonio de Dios, dar testimonio de Sus palabras; que hacer esto es seguir el camino de Dios, vivir por Sus palabras, traerlas a sus vidas actuales, y que les permitirá recibir el elogio de Dios, y ser salvos y perfeccionados. Pero, aunque prediquen las palabras de Dios, nunca las cumplen en la práctica ni tratan de alinearse con lo revelado en ellas. En su lugar, utilizan las palabras de Dios para ganarse la adoración y la confianza de los demás con engaños, y entrar en gestión por su cuenta, y malversar y robar la gloria de Dios. Esperan, en vano, usar la oportunidad que difundir las palabras de Dios les proporciona para que se les adjudiquen la obra de Dios y Sus elogios. Cuántos años han pasado, y estas personas no sólo han sido incapaces de obtener el elogio de Dios en el proceso de predicar Sus palabras; también han sido incapaces de descubrir el camino que debían seguir en el proceso de dar testimonio de las palabras de Dios. No sólo no se han ayudado ni han provisto para sí mismos en el proceso de proveer y ayudar a otros por medio de las palabras de Dios ni han sido capaces de conocer a Dios, o de despertar en ellos una reverencia genuina a Él, en el proceso de hacer todas estas cosas, sino que, por el contrario, sus malinterpretaciones sobre Dios son cada vez más profundas, su falta de confianza en Él cada vez más grave, y sus imaginaciones sobre Él cada vez más exageradas. Provistos y guiados por sus teorías acerca de las palabras de Dios, parece como si estuviesen completamente en su elemento, como si ejerciesen sus habilidades con una facilidad natural, como si hubiesen encontrado su propósito en la vida, su misión. Como si hubiesen obtenido nueva vida y hubiesen sido salvos; como si, con las palabras de Dios saliendo nítidamente de la lengua en recital, hubiesen conseguido el acceso a la verdad, comprendido las intenciones de Dios, y descubierto el camino para conocerlo. Como si, en el proceso de predicar las palabras de Dios, se encontrasen frecuentemente cara a cara con Él. También, se ven frecuentemente “movidos” a ataques de llanto y, a menudo dirigidos por el “Dios” en las palabras de Dios, parecen aferrarse incesantemente a Su sincera solicitud y Su amable propósito; al mismo tiempo parecen haber comprendido la salvación del hombre por parte de Dios y Su gestión, haber llegado a conocer Su esencia, y haber entendido Su justo carácter. Basados en este fundamento, parecen creer aún más firmemente en la existencia de Dios, ser más conscientes de Su estado elevado, y sentir aún más profundamente Su grandeza y trascendencia. Inmersos en el conocimiento superficial de las palabras de Dios, parecería que su fe ha crecido, su determinación a resistir el sufrimiento se ha fortalecido, y su conocimiento de Dios se ha profundizado. Poco se imaginan que, hasta que experimenten realmente las palabras de Dios, todo su conocimiento de Él y sus ideas sobre Él surgen de su propia imaginación y sus conjeturas ilusorias. Su fe no se sostendría bajo ninguna clase de prueba divina, sus así llamados espiritualidad y estatura simplemente no soportarían la prueba o la inspección de Dios; su determinación no es sino un castillo edificado sobre la arena, y su supuesto conocimiento de Dios no es más que un producto de su imaginación. En realidad, estas personas que han puesto, por así decirlo, mucho esfuerzo en las palabras de Dios, nunca han sido conscientes de lo que es la fe real, lo que es la sumisión real, lo que es la preocupación real, o lo que es el conocimiento real de Dios. Toman la teoría, la imaginación, el conocimiento, el don, la tradición, la superstición, e incluso los valores morales de la humanidad y hacen de ellos una “inversión de capital” y “armas militares” para creer en Dios y buscarlo, haciendo de ellos incluso el fundamento de su creencia en Dios y de su búsqueda de Él. Al mismo tiempo, toman este capital y este armamento y los convierten en un talismán mágico para conocer a Dios, encontrar y lidiar con la inspección, la prueba, el castigo, y el juicio de Dios. Al final, lo que obtienen sigue consistiendo tan sólo en conclusiones acerca de Dios inmersas en connotaciones religiosas, superstición feudal y en todo lo que es legendario, grotesco y enigmático. Su forma de conocer y definir a Dios se ha formado en el mismo molde que la de las personas que sólo creen en el Cielo Allá Arriba, o en el Viejo Hombre en el Cielo, mientras que la realidad de Dios, Su esencia, Su carácter, Sus posesiones y Su ser, y demás, todo lo que tiene que ver con el verdadero Dios mismo, son cosas que su conocimiento ha fallado en captar, le son completamente irrelevantes y hasta se aleja de ellos al otro extremo. De esta forma, aunque viven bajo la provisión y la nutrición de las palabras de Dios, son sin embargo incapaces de recorrer verdaderamente el camino del temor a Dios y apartarse del mal. La verdadera razón para esto es que nunca se han familiarizado con Dios ni han tenido nunca un contacto o una comunión genuinos con Él; por tanto, es imposible para ellos llegar a un entendimiento mutuo con Dios, o despertar en ellos una creencia, una búsqueda, o una adoración genuinas de Él. Que consideren de esa forma las palabras de Dios y a Dios son la perspectiva y la actitud que los ha condenado a volver con las manos vacías de sus esfuerzos, a no ser nunca capaces en toda la eternidad de recorrer el camino del temor a Dios y de apartarse del mal. El objetivo al que aspiran, y la dirección en la que están yendo, indican que son enemigos de Dios a lo largo de la eternidad, y que a lo largo de ella nunca serán capaces de recibir la salvación.

Si en el caso de un hombre que ha seguido a Dios durante muchos años y ha disfrutado de la provisión de Sus palabras durante ese tiempo, su definición de Dios es, en su esencia, la misma que la de alguien que se postra en homenaje delante de ídolos, esto indicaría que ese hombre no ha alcanzado la realidad de las palabras de Dios. Esto se debe a que simplemente no ha entrado en la realidad de las palabras de Dios y, por esta razón, la realidad, la verdad, los propósitos y las exigencias sobre la humanidad, todos ellos inherentes a las palabras de Dios, no tienen nada que ver en absoluto con él. Es decir, independientemente de lo duro que pueda trabajar un hombre en el significado superficial de las palabras de Dios, todo es en vano: lo que persigue son meras palabras y, por tanto, obtiene necesariamente meras palabras. Sean las palabras habladas por Dios, en su apariencia exterior, claras o incomprensibles, todas ellas son verdades indispensables para el hombre cuando entra en la vida; son la fuente de aguas vivas que le permiten sobrevivir tanto en espíritu como en carne. Proveen lo que el hombre necesita para seguir vivo; el dogma y el credo para conducir su vida cotidiana; la senda, la meta, y la dirección por donde debe pasar a fin de recibir la salvación; toda verdad que él debería poseer como un ser creado delante de Dios y toda verdad sobre cómo obedece y adora el hombre a Dios. Son la garantía que asegura la supervivencia del hombre, el pan diario del hombre, y también el apoyo robusto que le permite ser fuerte y mantenerse en pie. Son ricas en la realidad de la verdad de la humanidad normal tal como la viven los seres humanos creados, ricas en la verdad por la cual los seres humanos se liberan de la corrupción y eluden los lazos de Satanás, ricas en la enseñanza, la exhortación, el aliento y el consuelo diligentes que el Creador da a la humanidad creada. Son el faro que guía y esclarece a los hombres para que comprendan todo lo que es positivo, la garantía que asegura que los hombres vivirán y tomarán posesión de todo lo que es justo y bueno, el criterio por el que personas, acontecimientos y objetos son todos medidos, y también el indicador de navegación que lleva a los hombres hacia la salvación y la senda de la luz. Sólo en la experiencia práctica de las palabras de Dios se le provee al hombre la verdad y la vida; sólo aquí llega a entender lo que es la humanidad normal, lo que es una vida con sentido, lo que es un ser creado genuino, lo que es la obediencia real a Dios; sólo aquí llega a entender cómo debería preocuparse por Dios, cómo cumplir con la obligación de un ser creado, y cómo poseer la semejanza de un hombre real; sólo aquí llega a comprender lo que quieren decir fe y adoración genuinas; sólo aquí entiende quién es el Soberano de los cielos y la tierra y de todas las cosas; sólo aquí llega a comprender los medios por los cuales Aquel que es el Señor de toda creación gobierna, dirige, y provee para la creación; y sólo aquí llega a entender y comprender los medios por los cuales Aquel que es el Señor de toda la creación existe, se manifiesta, y obra… Separado de la experiencia real de las palabras de Dios, el hombre no tiene un conocimiento real o una perspectiva de Sus palabras y de la verdad. Ese hombre es rotundamente un cadáver viviente, una concha cerrada, y todo conocimiento relativo al Creador no tiene absolutamente nada que ver con él. A los ojos de Dios, tal hombre nunca ha creído en Él ni lo ha seguido nunca, y por tanto Dios no lo reconoce como creyente en Él ni como Su seguidor, mucho menos un ser creado genuino.

Un ser creado genuino debe saber quién es el Creador, para qué sirve la creación del hombre, cómo cumplir con las responsabilidades de un ser creado y cómo adorar al Señor de toda la creación, uno debe entender, comprender, conocer y preocuparse por los propósitos, los deseos y las exigencias del Creador, y debe actuar de acuerdo con Su camino —temer a Dios y apartarse del mal—.

¿Qué es temer a Dios? ¿Y cómo apartarse del mal?

“Temer a Dios” no significa sentir un terror u horror indescriptibles ni evadirse, ni colocarse a una distancia; no es idolatría ni superstición. Más bien es admiración, estima, confianza, entendimiento, preocupación, obediencia, consagración, amor, así como adoración, compensación, y entrega incondicionales y resignadas. Sin un conocimiento genuino de Dios, la humanidad no tendrá una admiración, una confianza, un entendimiento, una preocupación u obediencia genuinos, sino sólo pavor e inquietud, sólo duda, malentendido, evasión, y elusión; sin un conocimiento genuino de Dios, la humanidad no tendrá una consagración y una compensación genuinas; sin un conocimiento genuino de Dios, la humanidad no tendrá una adoración y una entrega genuinas, sólo idolatría y superstición ciegas; sin un conocimiento genuino de Dios, la humanidad no puede actuar de acuerdo a Su camino ni temerle, ni apartarse del mal. Por el contrario, toda actividad y conducta en las que el hombre se involucre estarán llenas de rebelión y desafío, con imputaciones difamatorias y juicios calumniadores sobre Él, y con la conducta malvada yendo en contra de la verdad y el verdadero significado de las palabras de Dios.

Teniendo una confianza real en Dios, la humanidad sabrá realmente cómo seguirle y depender de Él; sólo con una confianza real en Dios y una dependencia de Él la humanidad puede tener un entendimiento y una comprensión genuinos; junto con la comprensión real de Dios, viene la preocupación real por Él; sólo con una preocupación genuina por Dios, la humanidad puede tener una obediencia genuina y sólo con esta la humanidad puede alcanzar una consagración genuina. Sólo con una consagración genuina a Dios la humanidad puede tener una compensación incondicional y sin queja. Sólo con una confianza, una dependencia, un entendimiento, preocupación, una obediencia, una consagración y una compensación genuinos, la humanidad puede llegar verdaderamente a conocer el carácter y la esencia de Dios, y la identidad del Creador. Sólo cuando ha llegado a conocer verdaderamente al Creador, la humanidad puede despertar en sí misma la adoración y la entrega genuinas. Sólo cuando tiene una adoración y una entrega reales al Creador, la humanidad podrá ser verdaderamente capaz de dejar de lado sus caminos malvados, es decir, apartarse del mal.

Esto constituye todo el proceso de “temer a Dios y apartarse del mal”, y es también el contenido en su totalidad del temor a Dios y apartarse del mal, así como el camino que se debe recorrer para llegar a temer a Dios y apartarse del mal.

“Temer a Dios y apartarse del mal” y conocer a Dios, están indivisiblemente conectados por miles de hilos, y la conexión entre ellos es evidente por sí sola. Si uno desea conseguir apartarse del mal, debe sentir primero un temor real de Dios; si uno desea conseguir un temor real de Dios, debe tener primero un conocimiento real de Dios; si uno desea conseguir el conocimiento de Dios, debe experimentar primero las palabras de Dios, entrar en la realidad de Sus palabras, experimentar Su reprensión y Su disciplina, Su castigo y juicio; si uno desea experimentar las palabras de Dios, debe encontrarse cara a cara con las palabras de Dios, encontrarse cara a cara con Dios, y pedirle que provea oportunidades para experimentar Sus palabras en la forma de todas las clases de entornos que impliquen a personas, acontecimientos, y objetos; si uno desea encontrarse cara a cara con Dios y con Sus palabras, debe poseer primero un corazón simple y sincero, la actitud a aceptar la verdad, la voluntad de resistir el sufrimiento, la determinación y la valentía de apartarse del mal, y la aspiración de convertirse en un ser creado genuino… De esta forma, yendo adelante paso a paso te acercarás cada vez más a Dios, tu corazón será cada vez más puro, y tu vida y el valor de estar vivo, junto a tu conocimiento de Dios, estarán cada vez más llenos de sentido y se expandirán cada vez más radiantes. Hasta que, un día, sientas que el Creador ya no es un misterio, que nunca se ha escondido de ti, que nunca ha ocultado Su rostro de ti, que no está en absoluto lejos de ti, que ya no es Aquel que anhelas constantemente en tus pensamientos, pero que no puedes alcanzar con tus sentimientos, que Él está real y verdaderamente montando guardia a tu izquierda y a tu derecha, proveyendo para tu vida, y controlando tu destino. Él no está en el horizonte remoto ni se ha escondido muy arriba en las nubes. Está justo a tu lado, presidiendo sobre la totalidad de ti. Él es todo lo que tienes y la única cosa que tienes. Ese Dios te permite amarlo desde el corazón, aferrarte a Él, mantenerlo cerca, admirarlo, temer perderlo, y no estar dispuesto a renunciar más a Él ni a desobedecerle, evitarlo ni colocarlo a una distancia de ti. Lo único que quieres es preocuparte por Él, obedecerle, compensarle todo lo que te da, y rendirte a Su dominio. Ya no te niegas a que Él te guie, provea, cuide y guarde; ya no rechazas lo que Él te domina y ordena. Sólo quieres seguirle, caminar a Su lado a Su izquierda o a Su derecha. Sólo quieres aceptarlo como tu única y exclusiva vida, como tu único y exclusivo Señor, tu único y exclusivo Dios.

18 de agosto de 2014

De “La Palabra manifestada en carne”

miércoles, 28 de abril de 2021

Es importante que los cristianos aprendan a guardar silencio ante Dios


No es fácil para nosotros los cristianos aprender a guardar silencio ante Dios en nuestra vida diaria, porque nuestra vida siempre está ocupada con algo. O estamos ocupados trabajando y prestando servicio o nos sumergimos en las redes sociales e Internet, e incluso esos asuntos triviales en la vida son una gran esclavitud para nosotros.

En muchos casos, cuando le preguntas a algunos hermanos o hermanas: "¿En qué se han ocupado recientemente?" Probablemente le dirán que están ocupados trabajando, apoyando a hermanos y hermanas, o ayudando a sus hijos a encontrar pareja. ... Pocos de ellos responderían que están ocupados tratando de guardar silencio ante Dios y orando y leyendo Sus palabras.

En el pasado, también me apresuraba afanosamente todos los días, y mi mente a menudo estaba ocupada con cosas como dónde ir y qué hacer. Cuando la hermana Zhang estuvo débil, fui a apoyarla, le leía las palabras de Dios y le comunicaba la voluntad de Dios y cómo ella debía sentirse en tal situación; cuando la hermana Li se excusó de las reuniones debido a sus tareas domésticas, la ayudé a hacer los quehaceres domésticos para que ella tuviera tiempo de adorar a Dios. Después de regresar a casa, también tuve que encargarme de los asuntos del hogar, por lo que apenas tuve tiempo de guardar silencio ante Dios.

Cuando me tranquilicé y recordé mi experiencia de todo el día, para ser sincera, solo sabía lo que había hecho pero no sabía lo que había ganado.

Pensando cuidadosamente, descubrí que, aunque estaba ocupada todo el día, pasaba poco tiempo guardando silencio ante el Señor o rezando y leyendo las palabras de Dios. Incluso si leía algunas palabras de Dios, era solo para ayudar a mis hermanos y hermanas a resolver sus problemas, no para resolver mis propias dificultades y problemas. Como resultado, no tuve progreso en la vida espiritual ni obtuve más conocimiento de Dios, y estaba todavía atada al pecado y viviendo en el ciclo de confesar y pecar.

Está registrado en la Biblia: "Mientras iban ellos de camino, El entró en cierta aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Y ella tenía una hermana que se llamaba María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Pero Marta se preocupaba con todos los preparativos; y acercándose a El, le dijo: 'Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude'. Respondiendo el Señor, le dijo: 'Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada'" (Lucas 10:38- 42).

Marta estaba ocupada trabajando para el Señor, pero ignoró los sermones y las palabras del Señor Jesús. Como resultado, ella no obtuvo la aprobación del Señor a pesar de su arduo trabajo, y ella estaba rodeada de preocupaciones y problemas. Comparado con Marta, María, aunque no hacía nada por el Señor exteriormente, obtuvo Su aprobación porque tenía sed de las palabras del Señor y recordaba firmemente Sus requisitos. Se centró en guardar silencio ante el Señor y escuchar Sus sermones, y así el Señor Jesús la felicitó, diciendo: "y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada".

De hecho, Dios espera que podamos obtener la verdad en lugar de trabajar duro en lo externo, de modo que solo si buscamos obtener la verdad podemos obtener Su aprobación. Esto es lo más fundamental en nuestra creencia en Dios. Cuanto más frecuentemente guardemos silencio ante Dios, más nos acercaremos a Él. En ese caso, obtendremos más iluminación y guía de Dios, sabremos lo que Él detesta y cómo actuar en armonía con Su voluntad, y nuestras relaciones con Él se volverán más y más normales.

Además, nuestra vida espiritual, ya sea rezar, leer, meditar sobre las palabras de Dios, la comunicación o asistir a reuniones para alabar a Dios, se basa en la paz en nuestros corazones ante Dios. Si no podemos calmar nuestros corazones ante Dios, no importa cuán duro trabajemos en lo externo, no estamos poniendo en práctica la verdad o siendo considerados con la voluntad de Dios, sino que estamos haciendo las cosas de acuerdo con nuestros propios pensamientos, y lo que no tiene nada que ver con Dios. En ese caso, no podemos obtener la guía del Espíritu Santo o lograr un buen resultado en todo lo que hacemos, y poco a poco perderemos la fe en Dios, viviremos en la oscuridad e incluso no lo comprenderemos y nos quejaremos de Él.

Pensando cuidadosamente, descubrí que nunca me había centrado en guardar silencio ante Dios. Me había dedicado a trabajar como Marta, y rara vez guardé silencio ante Dios para leer Sus palabras o rezarle. Al prestar servicio, tampoco pude guardar silencio ante Dios y nunca oré para buscar Su voluntad cuando tuve problemas. Como resultado, a menudo estaba envuelta en dificultades y pecados, y después de un día intenso, todavía sentía una especie de vacío indescriptible e incluso carecía de motivación para seguir trabajando. Ahora, entiendo que fue todo porque no tenía lugar para Dios en mi corazón, sino que simplemente confiaba en mis propios pensamientos para actuar.

La Biblia dice: "En arrepentimiento y en reposo seréis salvos; en quietud y confianza está vuestro poder. Pero no quisisteis" (Isaías 30:15). "Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios" (Filipenses 4:6).

Al orar, no deberíamos simplemente decir algunas simples palabras por el simple hecho de seguir un proceso, o enumerar un montón de buenas palabras sobre Dios, porque Dios no escuchará tal oración. En cambio, debemos guardar silencio ante Él, hablar a Él sinceramente las palabras desde nuestros corazones y traer nuestras dificultades ante Él para buscar Su voluntad. Solo después de obtener la iluminación de Dios y el esclarecimiento puede hacernos entender Su intención, que también es el requisito previo para actuar en armonía con Su voluntad.

Incluso cuando estamos ocupados con el trabajo, también debemos prestar atención a acercarnos a Dios. A veces, cuando el ambiente externo no lo permite, podemos orar a Dios en nuestro corazón para buscar cómo actuar de acuerdo con Sus intenciones. Si practicamos de esta manera, por muy ocupados que estemos, nos enriqueceremos en nuestros espíritus. Además, también hay un principio para hacer el servicio. Si queremos servir bien, debemos guardar silencio ante Dios para buscar los principios del trabajo en lugar de actuar de acuerdo con nuestros propios pensamientos. Solo de esta manera podemos obtener la iluminación y guía de Dios, lograr buenos resultados y comprender más la verdad. Hagamos lo que hagamos, debemos orar y acercarnos a Dios en el corazón, y buscar la verdad para actuar según los principios; esto es lo que deben lograr aquellos que tienen un corazón que venera a Dios.

Todos los días nos enfrentaremos con una variedad de cosas, algunas de las cuales nunca hemos visto antes. Si reflexionamos sobre todas las cosas que hemos hecho durante el día, tales como: en qué asuntos practicamos las palabras de Dios, y en qué asuntos seguimos nuestros propios pensamientos y nuestra disposición corrupta, entonces podemos estar al tanto de nuestros estados. Después de eso, debemos integrar las palabras de Dios para examinar lo que hicimos que contradecía la voluntad de Dios a fin de revertir las desviaciones y actuar de acuerdo con Su voluntad. De esta manera, haremos un mayor y mayor progreso en la vida espiritual y estaremos cada vez más en línea con la voluntad de Dios al hacer las cosas.

Mientras nos concentremos en guardar silencio ante Dios y orar y buscarlo en todo, alcanzaremos la iluminación del Espíritu Santo y el esclarecimiento, comprenderemos más claramente la voluntad y los requisitos de Dios, y tendremos más conocimiento de la verdad. Cuando nos enfrentamos a adversidades o algo problemático, ya no actuaremos de acuerdo con nuestra propia voluntad. Con la guía de las palabras de Dios, podremos librarnos de la dolorosa vida de pecar y confesar.

Más tarde, descubrí que mi estado cambió mucho cuando me enfoqué en guardar silencio ante Dios y en buscar Su voluntad, independientemente de las circunstancias que me sucedieron. Aunque todavía estaba ocupada como antes, sabía que debía buscar y practicar las palabras de Dios en todo. Cuando me sucedían situaciones desafortunadas, le rezaba a Dios y le pedía que me guiara a experimentarlas correctamente. Practicando así, descubrí que mi relación con Dios se hacía más cercana cada vez más y que yo misma me enriquecía cada vez más en mi espíritu. Además, mis problemas e inquietudes fueron gradualmente eliminados y resueltos.

Creo que si te enfocas en guardar silencio ante Dios y pasar más tiempo acercándote a Él, también obtendrás un beneficio sorprendente.

(Traducido del original en inglés al español por Giuliana Mattos)

Fuente: Estudiar la Biblia

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

¿Qué es la verdad? ¿Qué es el conocimiento y la doctrina de la Biblia?


Versículos bíblicos como referencia:

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1).

“Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, […] lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).


Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17).

Y Él les dijo: Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: ‘Este pueblo con los labios me honra, pero su corazón está muy lejos de mí. Mas en vano me rinden culto, enseñando como doctrinas preceptos de hombres’. Dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres. También les decía: Astutamente violáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. […] invalidando así la palabra de Dios por vuestra tradición, la cual habéis transmitido, y hacéis muchas cosas semejantes a estas” (Marcos 7:6-13).

Las palabras relevantes de Dios:

La verdad expresada en el lenguaje humano es el aforismo del hombre; la humanidad nunca la experimentará plenamente, y debería vivir confiando en ella. Un trozo de verdad puede permitir a toda la humanidad sobrevivir durante miles de años.

La verdad es la vida de Dios mismo, y representa Su propio carácter, Su propia esencia, todo lo que hay en Él.

Extracto de ‘¿Sabes qué es realmente la verdad?’ en “Registros de las pláticas de Cristo

La verdad no es formulada ni es una ley. No está muerta; es vida, es algo vivo, es la regla que una criatura debe seguir y la norma que un ser humano debe tener en su vida. Esto es algo que debes entender mejor de la experiencia. Independientemente de la etapa que hayas alcanzado en tu experiencia, eres inseparable de la palabra de Dios y de la verdad, y lo que entiendes de Su carácter y lo que sabes que Dios tiene y es, todo esto está expresado en Sus palabras; están inextricablemente vinculados a la verdad. El carácter de Dios y lo que Él tiene y es, son en sí mismos, la verdad. Esta es una manifestación auténtica del carácter de Dios y de lo que Él tiene y es. Concreta lo que Dios tiene y es, y lo declara de forma expresa; te indica de un modo más directo lo que le agrada a Dios, lo que le desagrada, lo que Él quiere que hagas y lo que no te permite hacer, a qué personas desprecia y en quiénes se deleita. Tras las verdades que Dios expresa, las personas pueden ver Su placer, Su enojo, Su tristeza y Su felicidad, así como Su esencia; esta es la revelación de Su carácter.

Extracto de ‘La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III’ en “La Palabra manifestada en carne”

La verdad es el más real de los aforismos de la vida, y el más alto de tales aforismos en toda la humanidad. Debido a que es el requisito que Dios hace al hombre, y es la obra realizada personalmente por Dios, que esta es la razón por la que se llama el aforismo de la vida. No es un aforismo que se resume de algo, ni tampoco es una famosa cita de una gran figura; sino que es la declaración del Soberano de los cielos y la tierra y de todas las cosas, a la humanidad, y no algunas palabras resumidas por el hombre, sino que es la vida inherente de Dios. Y por ello es que se le llama el más alto de los aforismos de la vida.

Extracto de ‘Sólo los que conocen a Dios y Su obra pueden satisfacer a Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

Todo lo que Dios hace es verdad y vida. Para la humanidad, la verdad es algo de lo que no puede carecer en su vida, algo de lo que no puede pasarse; también podrías decir que es lo más grande. Aunque no puedas verlo ni tocarlo, no puedes ignorar la importancia que tiene para ti; es lo único que puede traer reposo a tu corazón.

Extracto de ‘La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III’ en “La Palabra manifestada en carne”

Algunas personas trabajan y predican y, aunque en la superficie parece como si estuvieran enseñando la palabra de Dios, de todo lo que están hablando es de su significado literal, pero no se menciona nada de importancia. Sus sermones son como enseñar de un libro de texto, están arreglados artículo por artículo, aspecto por aspecto y cuando han acabado, todos cantan sus alabanzas y dicen: “Esta persona posee la realidad Ha predicado tan bien y con tanto detalle”. Después de que terminan de predicar, les dicen a los demás que junten todo y lo envíen a todos. Sus acciones se convierten en engaño para los demás y todo lo que predican son falacias. En la superficie parece que están predicando únicamente la palabra de Dios y que sus palabras se conforman a la verdad. Pero con un discernimiento más cuidadoso verás que no es nada sino letras y doctrinas y un falso razonamiento junto con algunas imaginaciones y nociones humanas así como algunas porciones que delimitan a Dios. ¿Acaso no es esta clase de predicación una interrupción a la obra de Dios? Es un servicio que se opone a Dios.

Extracto de ‘Sólo puedes obtener cambios en tu carácter buscando la verdad’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

Os habéis desviado al resumir la verdad; todo este resumen no ha generado más que reglas. Vuestro “resumen de la verdad” no tiene como objetivo que las personas obtengan vida ni que, a partir de la verdad, logren cambios en su carácter. Más bien, eso hace que las personas dominen cierto conocimiento y algunas doctrinas que provienen del núcleo de la verdad. Parece que han entendido el propósito subyacente a la obra de Dios, cuando, en realidad, sólo dominan algunas palabras y doctrinas. No entienden el significado implícito de la verdad, y no es distinto de estudiar teología o leer la Biblia. Tú recopilas esos libros o esos materiales y, así, se vuelven poseedores de este aspecto de la doctrina o aquel aspecto del conocimiento. Sois expositores de doctrinas de primer nivel. Pero ¿qué ocurre cuando termináis de hablar? Las personas son entonces incapaces de experimentar, no tienen entendimiento de la obra de Dios ni de sí mismas. Al final, lo único que habrán ganado son fórmulas y reglas y pueden hablar sobre esas pocas cosas, pero nada más. Si Dios hiciera algo nuevo, ¿podrías, con eso, estar a la altura de todas las doctrinas que conoces? Esas cosas tuyas son meras reglas y tú sólo estás haciendo que las personas estudien teología y no les estás permitiendo experimentar la palabra de Dios ni la verdad. Por tanto, esos libros que tú recopilas solo pueden llevar a otros a la teología y al conocimiento, a nuevas fórmulas y a reglas y convenciones. No pueden conducir a las personas delante de Dios ni permitirles comprender la verdad o la voluntad de Dios. Piensas que al plantear esas preguntas, una tras otra —mismas que tú luego respondes y para las cuales escribes bosquejos y resúmenes—, ese comportamiento hará que tus hermanos y hermanas comprendan. Piensas que, además de ser fáciles de recordar, estos asuntos son claros a simple vista, y que es una magnífica forma de hacer las cosas. Pero lo que están entendiendo no es el verdadero significado implícito de la verdad y no está a la altura de la realidad: no son más que palabras y doctrinas. Por tanto, sería mejor que no hicieras estas cosas en absoluto. Hacer esto es llevar a las personas a entender y dominar el conocimiento. Llevas a otros a las doctrinas, a la religión, y haces que sigan a Dios y crean en Él dentro de las doctrinas religiosas. ¿Acaso no es eso ser igual que Pablo? Creéis que dominar el conocimiento de la verdad es particularmente importante y que también lo es aprender de memoria muchos pasajes de las palabras de Dios. Pero cómo entienden las personas la palabra de Dios no es importante en absoluto. Consideráis de suma importancia que la gente memorice muchas palabras de Dios, que recite muchas doctrinas y descubra numerosas fórmulas en las palabras de Dios. Por tanto, siempre queréis sistematizar esas cosas para que todos canten de la misma hoja de himnos, digan las mismas cosas y hablen de las mismas doctrinas, para que tengan el mismo conocimiento y cumplan las mismas reglas; este es vuestro objetivo. Que hagáis esto parece ser en aras de que las personas obtengan entendimiento, cuando, por el contrario, no tenéis ni idea de que esto está llevando a las personas en medio de reglas que están fuera de la verdad de las palabras de Dios.

Extracto de ‘Sin la verdad es fácil ofender a Dios’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

Llegar a entender realmente el verdadero significado de la palabra de Dios no es tarea fácil. No pienses de esta manera: yo puedo interpretar el significado literal de las palabras de Dios y todos dicen que es bueno y me dan el visto bueno, así que cuenta como que comprendo la palabra de Dios. Eso no es lo mismo que entender la palabra de Dios. Si has obtenido algo de luz a partir de la palabra de Dios y has obtenido una cierta percepción de su verdadero significado, si puedes decir la intención de la palabra de Dios y qué es lo que finalmente lograrán, una vez que todo esto queda claro eso cuenta como poseer un cierto nivel de entendimiento de la palabra de Dios. Así pues, entender la palabra de Dios no es tan sencillo. Sólo porque puedas dar una bella explicación literal de la palabra de Dios no significa que la entiendas. Independientemente de qué tanto puedas explicar literalmente la palabra de Dios, sigue siendo la imaginación y la forma de pensar del hombre: ¡es inútil! […] Si interpretas esto literalmente o a partir de tu propio pensamiento o imaginación, entonces tu entendimiento no es verdadero, sin importar con cuánta elocuencia puedas hacer una interpretación. Es posible que, incluso, puedas sacar de contexto el significado y malinterpretar la palabra de Dios, y esto es más problemático aún. Así pues, la verdad se obtiene principalmente a través de recibir un esclarecimiento por parte del Espíritu Santo por medio del conocimiento de la palabra de Dios. Comprender el significado literal de Su palabra o poder explicarla no significa que hayas obtenido la verdad. Si sólo necesitaras interpretar literalmente Su palabra, ¿de qué serviría el esclarecimiento del Espíritu Santo? ¡En ese caso necesitarías tener cierto nivel de educación y los incultos se verían en un gran aprieto! El cerebro humano no puede comprender la obra de Dios. Un entendimiento verdadero de la palabra de Dios depende, principalmente, del esclarecimiento del Espíritu Santo; así es el proceso de obtener la verdad.

Extracto de ‘Cómo conocer la naturaleza del hombre’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

Si habéis leído mucho de la palabra de Dios, pero solo entendéis el significado del texto y carecéis de un conocimiento directo de esa palabra a través de vuestras experiencias prácticas, entonces no conocerás la palabra de Dios. En lo que a ti respecta, la palabra de Dios no es vida, sino, simplemente, letra muerta. Y si solo pones en práctica letras sin vida, entonces no puedes entender la esencia de la palabra de Dios ni entenderás Su voluntad. El significado espiritual de la palabra de Dios solo se te abrirá cuando experimentes Su palabra en tus experiencias reales, y es solo a través de la experiencia que puedes comprender el significado espiritual de muchas verdades y desentrañar los misterios de la palabra de Dios. Por muy clara que sea Su palabra, si no la pones en práctica todo lo que habrás comprendido son letras y doctrinas vacías, que se han convertido en leyes religiosas para ti. ¿No es esto, acaso, lo que hicieron los fariseos? Si practicáis y experimentáis la palabra de Dios, esta se vuelve práctica para vosotros; si no buscáis practicarla, entonces para vosotros es poco más que la leyenda del tercer cielo. […]

[…] La mayoría de las personas se conforman simplemente con entender el texto de la palabra de Dios y se enfocan en equiparse con doctrinas en lugar de profundizar su experiencia en la práctica, pero ¿no es este el camino de los fariseos? Entonces, ¿cómo puede ser real para ellos la frase “La palabra de Dios es vida”? La vida de una persona no puede madurar simplemente leyendo la palabra de Dios, sino solo cuando la palabra de Dios se pone en práctica. Si crees que entender la palabra de Dios es lo único que necesitas para tener vida y estatura, entonces tu entendimiento está distorsionado. Entender verdaderamente la palabra de Dios ocurre cuando practicas la verdad, y debes entender que “solo puedes comprender la palabra de Dios practicando la verdad”.

Extracto de ‘Una vez que entendéis la verdad, debéis ponerla en práctica’ en “La Palabra manifestada en carne”

Recomendación: Cómo leer la Biblia

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

martes, 27 de abril de 2021

¿Qué son las vírgenes prudentes?

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Reflexión del evangelio de hoy¿Qué son las vírgenes prudentes?

Creo que mucha gente debe estar familiarizada con la historia acerca de la mujer de Samaria: cuando sacaba agua, la mujer samaritana se encontró con Jesucristo que le pidió agua. Luego reconoció que Él era el Mesías que vendría en la profecía durante su diálogo.

Como mujer común, ella no tenía mucho conocimiento de las Escrituras ni había estado en contacto con personas de alto nivel en el mundo religioso, pero podía reconocer la voz de Dios. No podemos dejar de maravillarnos de esto. ¿Fue la gracia especial de Jesucristo? ¿O tenía ella un cierto secreto detrás? Durante los tres años y medio cuando Jesucristo hizo Su obra en la tierra, mucha gente mantuvo Su compañía por un corto tiempo. Al mismo tiempo, también trató a muchas personas con gracia. Pero, ¿cuántos realmente podrían reconocer que Jesucristo era el Mesías? ¿Y cómo la mujer de Samaria identificó al Señor Jesús?

Está registrado en la Biblia de esta manera: "Jesús le dice: Ve, llama á tu marido, y ven acá. Respondió la mujer, y dijo: No tengo marido. Dícele Jesús: Bien has dicho, No tengo marido; Porque cinco maridos has tenido: y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Dícele la mujer: Señor, paréceme que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalem es el lugar donde es necesario adorar. Dícele Jesús: Mujer, créeme, que la hora viene, cuando ni en este monte, ni en Jerusalem adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos: porque la salud viene de los Judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Dícele la mujer: Sé que el Mesías ha de venir, el cual se dice el Cristo: cuando él viniere nos declarará todas las cosas. Dícele Jesús: Yo soy, que hablo contigo. … Entonces la mujer dejó su cántaro, y fué á la ciudad, y dijo á aquellos hombres: Venid, ved un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿si quizás es éste el Cristo?" (Juan 4:16-26, 28-29).

Después de que Jesucristo le dijo a la mujer de Samaria sobre el hecho de que había tenido cinco maridos, se sorprendió, porque nadie sabía lo que había hecho en la oscuridad. Por esta razón, ella creía que Él no era un hombre común y lo consideraba un profeta. Después de eso, ella habló acerca de la confusión en su corazón: ¿Dónde debería el hombre adorar a Dios, en la montaña o en Jerusalén? ¿Y exactamente cómo debe el hombre adorar a Dios? Jesucristo le hizo saber que el hombre no debía adorar a Dios ni en esta montaña, ni en Jerusalén, y claramente le dijo, "cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que adoren". Al escuchar estas palabras, la mujer samaritana reconoció que Jesucristo era el Mesías que vendría en la profecía. Esto acaba de cumplir las palabras de Jesucristo: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen;" (Juan 10:27). Solo las ovejas de Dios pueden reconocer la voz de Dios.

Como se puede ver en las palabras de la mujer de Samaria, la razón por la que ella pudo identificar al Señor Jesús no fue simplemente porque ella tomó las profecías como prueba, sino más importante, porque ella era consciente de que las palabras de Dios tienen autoridad y poder . Cuando Jesucristo dijo que había tenido cinco esposos, ella tenía claro que esto no podía ser dicho por ningún hombre, porque solo Dios escudriña los corazones de las personas. Además, Dios también puede suplir las necesidades espirituales del hombre. Cuando la gente de esa época no tenía claro cómo adorar a Dios, Jesucristo resolvió su confusión con solo una palabra y señaló el camino de adorar a Dios por ellos.

Por lo tanto, la mujer samaritana inmediatamente echó su vasija de agua, y se fue a la ciudad para testificar al Señor. Ella era sabia, porque escuchó las palabras del Señor con su corazón y, por lo tanto, lo reconoció. También debemos prestar atención a escuchar las palabras de Dios como la samaritana inteligente. Solo de esta manera podemos dar la bienvenida al regreso del Señor, tal como Jesucristo dijo: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen;" (Juan 10:27).

Vamos a ver cómo reconocieron que el Señor Jesús era Cristo los discípulos y los pueblos judíos que lo seguían. Todos sabemos que en la Biblia se registra la historia de la mujer Samaria, cuando escuchó lo que dijo el Señor Jesús: “Porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad” (Juan 4:18). Luego, dijo a la multitud: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será éste el Cristo?” (Juan 4:29). De estos versículos podemos ver que la mujer Samaria se dio cuenta de que el Señor Jesús era Cristo a través de Sus palabras, porque supo que sólo Dios podía observar todas las cosas, decir los secretos del hombre y todos los que ella había hecho, salvo Dios, nadie tenía tal autoridad y poder. Por lo que reconoció inmediatamente que el Señor Jesús era Cristo cuando Él le dijo a ella que había tenido cinco maridos. A partir de la experiencia de la mujer Samaria, llegamos a entender que lo sabio de ella era saber distinguir la voz de Dios, la aceptó al escuchar la voz del Señor, así que recibieron Su salvación. Por la Biblia podemos ver que las personas como Pedro y Nathan etc., pudieron reconocer al Señor y seguirlo también por medio de Sus palabras.

A partir de estos hechos, podemos entender que la clave de ser una virgen prudente es ser capaz de diferenciar la voz de Dios. Así que, si queremos ser vírgenes sabias y recibir el regreso del Señor, no es suficiente que sólo nos aferremos a leer la Biblia, orar y trabajar duro. En Apocalipsis 3:20 Dios dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo”. De esto entendemos que Dios hablará en los últimos días. Por eso, reconocer la voz del Señor es algo bastante crucial para nosotros, porque solo aquellos que son capaces de reconocer la voz de Dios y tomar la iniciativa en recibimiento al Señor serán las vírgenes prudentes y podrán asistir al banquete del reino de los cielos con el Señor.

Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso.