Reflexión cristiana | Lectura reflexiva sobre educacion: ¿El conocimiento puede cambiar el destino del hombre?
En China, el punto de vista “El valor de otras búsquedas es pequeño, el estudio de los libros las supera a todas”, que ha sido pasado desde tiempos antiguos hasta el presente y está carcomiendo el corazón de todos como una adicción a las drogas e influyendo en el pensamiento y vida de generación en generación de personas. Especialmente para muchas familias hoy en día, solo hay un hijo en una familia, así que los padres ponen la educación de sus hijos por encima de todo. Ya sean personas ricas o pobres, todas tienen la misma anhelada ambición para hacer que sus hijos se conviertan en lo mejor de lo mejor. Todos esperan que sus hijos puedan ir a la universidad, formen parte de los exámenes de ingreso para escuelas de postgrado, estudien para la maestría, estudien para el doctorado, y así sucesivamente. Porque ellos creen que: El conocimiento puede cambiar el destino de una persona. Siempre y cuando una persona tenga un alto grado, entonces no solo puede obtener un trabajo fijo, ganar un buen salario, y disfrutar una alta posición y gran fortuna, sino también ser exitosos, honrar a sus ancestros y obtener gran respeto y admiración de los demás. Esta es la única forma en que su vida no será en vano. Para cumplir esta ambición y cambiar el destino de sus hijos, desde el día del nacimiento de sus hijos, los padres comienzan a intentar minuciosamente y romperse la cabeza para trajinar de aquí para allá por los prospectos de sus hijos, y se preocupan sobre las ganancias y pérdidas por esto. Recientemente, vi un programa de televisión que interpretaba este punto de vista. La trama cuenta cómo tres familias de distintas clases educan a sus hijos, lo que refleja una serie del estado de sociedad y da a qué pensar. La historia en líneas generales trata sobre esto:
En una de las tres familias, hay un chico cuya madre biológica ha muerto, y su padre hace negocios y pertenece a las clases adineradas. El chico es travieso y tiene roces y malos entendidos con su padre; en las otras dos familias, hay dos chicas. Los padres de una chica son empleados de oficina con ingreso moderado. Su madre está en la jerarquía gerencial de una gran compañía y su padre es un oftalmólogo profesional. Esta chica es brillante e independiente, y también le va bien en sus estudios; la familia de la otra chica pertenece a la clase asalariada con ingreso promedio. Su madre es una médico común de un hospital y su padre es chofer de un taxi. Ella es una chica astuta y tiene un excelente registro académico. Los padres en las tres familias reclaman y esperan mucho de sus hijos, y por eso para enviar a sus hijos a una buena secundaria, pagan un precio muy difícil. Sin embargo, los hijos tienen sus propios pasatiempos y pensamientos y no pueden siempre estar al paso de sus padres. Como consecuencia, hay una serie de roces y enojos entre los padres y sus hijos. Más adelante, los padres en las dos familias con mejore condiciones económicas eligen enviar a sus hijos a una escuela en el extranjero para que así sus hijos adquieran conocimiento y eleven su condición social. Mientras tanto, en la familia de la otra chica con más bajos recursos, la madre, incapaz de rendirse, hace todo en pro de enviar a su hija al extranjero. Finalmente, ella otorga a su única hija a su hermana rica que no puede tener hijos al extranjero en adopción.
Después de ver este programa, no pude evitar sentirme abrumada de la emoción: ¡Los padres siempre están llenos de amor y buenas intenciones! Los padres dedican todos sus esfuerzos a sus hijos, y esperan con ilusión que sus hijos puedan tener un futuro prometedor. Lo que el programa refleja es exactamente el lado más verdadero de la sociedad moderna y también el problema universal: Las familias adineradas invierten millones para enviar a sus hijos a una universidad élite en el extranjero para cursar estudios avanzados para que sus hijos tengan un futuro brillante; los padres con bajos recursos también desean permitirle a sus hijos adquirir conocimiento y cursar un alto grado, incluso si entregan sus últimos recursos o aguantan el dolor de dar lo que aman. Porque solo piensan que de esta forma pueden hacer que sus hijos sean exitosos. Las esperanzas que los padres colocan en sus hijos son similares y los pasos que los padres toman para criar a sus hijos son básicamente los mismos. Estos deseos parecen hermosos e impecables, pero acaso hemos considerado: ¿Es éste el punto de vista de búsqueda realmente el correcto? ¿En verdad el conocimiento cambia el destino de nuestros hijos? ¿En verdad nuestros hijos pueden ser felices luego de convertirse en una persona sorprendente?
Justo como un pasaje de palabras en el libro dice: “[…] todos esperan que sus hijos puedan tener éxito un día, y un lugar en la sociedad y en el mundo, y tengan unos ingresos estables o poder. Todas las personas tienen este punto de vista. ¿Es esperar que sus hijos puedan todos convertirse en los mejores el punto de vista correcto? Las personas esperan todas que sus hijos puedan tener éxito. Todos esperan que sus hijos puedan ir a una universidad famosa, cursar estudios avanzados, obtener un grado, y después destacar sobre los demás y tener un punto de apoyo firme en la sociedad. Todas las personas tienen este punto de vista y quieren que sus hijos busquen una educación más elevada por el dicho: ‘El valor de otras búsquedas es pequeño, el estudio de los libros las supera a todas’. Además, la rivalidad en esta sociedad moderna es especialmente intensa. Si no tienen un grado universitario ni un punto de apoyo firme en la sociedad, ganarse el sustento pasa a ser un problema en el futuro. Este es el pensamiento y el punto de vista de todos. Es decir, lo que aprendes y la clase de trasfondo educacional que puedes lograr decidirá tu sustento, tu futuro. En otras palabras, las personas pretenden apoyarse en esto para sobrevivir a lo largo de la vida, y lo ven como algo de especial importancia. Esa es la razón por la que todos ven que recibir una educación de alto nivel y entrar en una de las mejores universidades es lo más importante para sus hijos. […] ¿Cuál es el punto de vista de la humanidad? Los hombres no serán capaces de sobrevivir y tener un punto de apoyo estable en esta sociedad y el mundo si no tienen estas cosas, y serán inferiores, pobres y viles. Esa es la razón por la que, si alguien no tiene conocimiento, es de poca cultura o no tiene un elevado nivel de educación a tus ojos, lo menospreciarás, lo tendrás en menos, mostrarás desprecio por él, y no te lo tomarás en serio. Si dejas que tus hijos hagan esto y los crías para hacer estas cosas, en primer lugar tu punto de vista y tu motivo no son correctos”.
Estas palabras valen nuestra más profunda reflexión y contemplación. De hecho, no hay nada malo con el conocimiento en sí y puede ampliar la visión de los hijos, engrandecer su mente, y enriquecer su pensamiento. Pero cuando aprendemos conocimiento, varios pensamientos y visiones satánicas se implantan en nosotros, como por ejemplo “El conocimiento puede cambiar su destino”, “Ser sabio es estar la cumbre de la sociedad”, “Mediante el estudio ganarán éxito, y la fortuna le acompañará”, “se elevarán por encima de los demás”, y “Uno debe honrar a sus ancestros”. Por tanto, apreciamos el conocimiento como más importante que cualquier otra cosa, y pensamos que solo la posesión de un gran título puede darnos un mejor futuro. Tal como hacen los padres en ese programa de TV. No escatiman gastos de recursos monetarios para enviar a sus hijos al extranjero por más estudios, y algunos incluso ponen en adopción a su única hija a su hermana para no permitir que su hija se convierta en una persona pobre y sea despreciada por los demás. Aunque los padres en ese programa finalmente envían a sus hijos al extranjero, ellos viven su vida con mucho dolor, y sus hijos que están agobiados se sienten deprimidos e incluso se ponen en su contra. Como consecuencia, no sólo sus relaciones familiares se vuelven tensas e irreconciliables, sino que hay un abismo insalvable entre las dos generaciones.
Permitámonos pensar en esta interrogante: ¿En verdad el conocimiento puede hacer que un hombre sea exitoso y honre a sus ancestros? ¿Al final el conocimiento puede cambiar el rumbo de las vidas de los hijos? Del hecho que hemos visto, podemos llegar a una conclusión. Muchos padres dan lo mejor de sí para que sus hijos estén bien educados, pero sus hijos terminan fallando el examen y tienen que buscar otra forma de vivir una vida mejor; muchos padres esperan que sus hijos se involucren en la política y ganen fama y fortuna, pero el resultado es que sus hijos incluso son incapaces de encontrar un empleo para su sustento, muchas familias adineradas envían a sus hijos a una universidad prestigiosa o a una universidad exclusiva para adquirir conocimiento. Inesperadamente, luego que gastan cientos de miles e incluso millones de dólares, fracasan al cambiar el destino de sus hijos, pero en vez de eso el carácter de sus hijos los hace arrogantes, desatados, e hipócritas. Cuando sus hijos andan un paso sin retorno, será demasiado tarde para que ellos se arrepientan. Todos los resultados que van en contra de nuestras expectativas transmiten el mismo mensaje a nosotros: El punto de vista “El valor de otras búsquedas es pequeño, el estudio de libros las supera a todas” está equivocado. El conocimiento no puede decidir nuestro destino, y mucho menos cambiar el destino de nuestros hijos.
Luego ¿por qué hacer que la mayoría de los padres adoran el conocimiento y creen que solo el conocimiento puede cambiar el destino de sus hijos? A decir verdad, existe un problema fundacional detrás de esta visión. Acá un pasaje de palabras dice: “De modo que Satanás usa fama y ganancia para controlar los pensamientos del hombre hasta que sólo puedan pensar en ellas. Por la fama y la ganancia luchan, sufren dificultades, soportan humillación, y sacrifican todo lo que tienen, y por obtener y mantener la fama y la ganancia harán cualquier juicio o decisión. De esta forma, Satanás ata al hombre con cadenas invisibles. Las personas las llevan en su cuerpo y no tienen la fuerza ni el valor de deshacerse de ellas. Por tanto, los seres humanos se mueven siempre hacia adelante con gran dificultad, cargando con esos grilletes sin saberlo. En aras de esta fama y ganancia, la humanidad se separa de Dios y le traiciona. Con cada generación que pasa, la humanidad se vuelve más y más perversa, más y más oscura; de esta forma se destruye una generación tras otra en la fama y la ganancia de Satanás”.
Luego ¿por qué hacer que la mayoría de los padres adoran el conocimiento y creen que solo el conocimiento puede cambiar el destino de sus hijos? A decir verdad, existe un problema fundacional detrás de esta visión. Acá un pasaje de palabras dice: “De modo que Satanás usa fama y ganancia para controlar los pensamientos del hombre hasta que sólo puedan pensar en ellas. Por la fama y la ganancia luchan, sufren dificultades, soportan humillación, y sacrifican todo lo que tienen, y por obtener y mantener la fama y la ganancia harán cualquier juicio o decisión. De esta forma, Satanás ata al hombre con cadenas invisibles. Las personas las llevan en su cuerpo y no tienen la fuerza ni el valor de deshacerse de ellas. Por tanto, los seres humanos se mueven siempre hacia adelante con gran dificultad, cargando con esos grilletes sin saberlo. En aras de esta fama y ganancia, la humanidad se separa de Dios y le traiciona. Con cada generación que pasa, la humanidad se vuelve más y más perversa, más y más oscura; de esta forma se destruye una generación tras otra en la fama y la ganancia de Satanás”.
Estas palabras revelan la raíz y misterio de este fenómeno. Es decir, Satanás utiliza la fama y ganancia para engañar, vendar, y controlar los corazones de las personas. Cuando aprendemos cosas para ganar conocimiento, Satanás nos hace tratar la fama y ganancia como capital y valor para su sustento y nos seduce para buscar la fama y ganancia en cualquier costo. Esta es la razón por la que muchos padres planifican el estudio y futuro de sus hijos desde su nacimiento. Cuando escuchan que los hijos de otras personas obtengan notas excelentes o van a una prestigiosa escuela, algunos padres se sentirán envidiosos en sus corazones y desean competir furiosamente. Por esta razón, incluso privan a sus hijos de la inocencia, libertad, y sueños inscribiendo a sus hijos en varias clases de estudio y hace que sus hijos hacen como ellos mandan para satisfacer su propio deseo por la fama y ganancia. Cuando sus esfuerzos son reembolsados con las notas excelentes de sus hijos, el buen trabajo y una posición sobresaliente, se sienten complacidos y orgullosos; cuando las notas de sus hijos son pésimas, se exasperan, deseando que sus hijos cumplan sus expectativas, e incluso golpeen a sus hijos con palos, lo que peor aún, puede causar una tragedia irreversible. … De esta forma, para la fama y ganancia, tenemos la voluntad de esclavizarse por Satanás y piensan que vale la pena todo el sufrimiento. Sin saberlo, soportamos un grillete pesado de modo que nuestros corazones y nuestros cuerpos vivan en incomparable agonía. La búsqueda de la fama y ganancia nos coloca incluso más lejos de Dios y nos convierte a nosotros y a nuestros hijos en los objetos de ser engañados y perjudicados por Satanás. Al final, no podemos cambiar nuestro destino, pero en vez de eso vivimos en una oscuridad y sufrimiento interminables y somos incapaces de liberarnos.
En realidad, en cuanto a la pregunta de cómo deberíamos tratar el destino de nuestros hijos, estas palabras nos han dado la respuesta: “Los planes y las fantasías de las personas son perfectos; ¿no saben que el número de hijos que tienen, el aspecto de sus hijos, sus capacidades, etc., no es algo que ellos puedan decidir, que los destinos de sus hijos no descansan en absoluto en las palmas de sus manos? Los humanos no son señores de su propio destino, pero esperan cambiar los destinos de la generación más joven; no tienen poder para escapar de sus propios destinos, pero intentan controlar los de sus hijos e hijas. ¿No están sobrevalorándose? ¿No es esto insensatez e ignorancia humanas?” “No importa lo grandes que sean las capacidades de uno, no se puede influenciar, mucho menos orquestar, organizar, controlar ni cambiar los destinos de los demás. Sólo el único Dios mismo dicta todas las cosas para el hombre, porque sólo Él posee la autoridad única que tiene soberanía sobre el destino humano; y así, sólo el Creador es el único Señor del hombre”. Estas palabras lo dicen claramente. El destino de las personas es sostenido en las manos del Creador. Nadie puede dictar su propio destino o controlar el de los demás, ni puede la más alta educación o los más altos títulos así como también todos los poderes del mundo exterior cambiar el destino del hombre. De hecho, si los padres recolectan cuidadosamente sus propias vidas, descubrirán los misterios dentro de ella. Eso es lo que significa decir que personas de más de 50 años comprendan la voluntad del cielo. Desafortunadamente, muchas personas no se dan cuenta de esto hasta que se les dificulta a mitad de sus vidas. Por lo tanto, si queremos vivir una vida libre y liberada y deseamos que nuestros hijos tengan un futuro brillante, entonces debemos postrarnos ante el Creador, comprender la verdad, y desarrollar perspectivas correctas sobre la vida. Debemos guiar y educar a nuestros hijos de acuerdo con las palabras de Dios en vez de el punto de vista “El conocimiento puede cambiar su destino” de Satanás. Sólo de esta forma, podemos llevar por buen camino a nuestros hijos en la vida. Dios nos creó, así que solo Dios puede cambiar el destino de nuestros hijos. Tengo fe en que los planes y disposiciones de Dios para el futuro de nuestros hijos son más meticulosos que los nuestros. Cuando intencionalmente no controlamos el destino de nuestros hijos pero lo confiamos a las manos de Dios, veremos que lo que Dios dispone para cada uno es lo mejor.
En realidad, en cuanto a la pregunta de cómo deberíamos tratar el destino de nuestros hijos, estas palabras nos han dado la respuesta: “Los planes y las fantasías de las personas son perfectos; ¿no saben que el número de hijos que tienen, el aspecto de sus hijos, sus capacidades, etc., no es algo que ellos puedan decidir, que los destinos de sus hijos no descansan en absoluto en las palmas de sus manos? Los humanos no son señores de su propio destino, pero esperan cambiar los destinos de la generación más joven; no tienen poder para escapar de sus propios destinos, pero intentan controlar los de sus hijos e hijas. ¿No están sobrevalorándose? ¿No es esto insensatez e ignorancia humanas?” “No importa lo grandes que sean las capacidades de uno, no se puede influenciar, mucho menos orquestar, organizar, controlar ni cambiar los destinos de los demás. Sólo el único Dios mismo dicta todas las cosas para el hombre, porque sólo Él posee la autoridad única que tiene soberanía sobre el destino humano; y así, sólo el Creador es el único Señor del hombre”. Estas palabras lo dicen claramente. El destino de las personas es sostenido en las manos del Creador. Nadie puede dictar su propio destino o controlar el de los demás, ni puede la más alta educación o los más altos títulos así como también todos los poderes del mundo exterior cambiar el destino del hombre. De hecho, si los padres recolectan cuidadosamente sus propias vidas, descubrirán los misterios dentro de ella. Eso es lo que significa decir que personas de más de 50 años comprendan la voluntad del cielo. Desafortunadamente, muchas personas no se dan cuenta de esto hasta que se les dificulta a mitad de sus vidas. Por lo tanto, si queremos vivir una vida libre y liberada y deseamos que nuestros hijos tengan un futuro brillante, entonces debemos postrarnos ante el Creador, comprender la verdad, y desarrollar perspectivas correctas sobre la vida. Debemos guiar y educar a nuestros hijos de acuerdo con las palabras de Dios en vez de el punto de vista “El conocimiento puede cambiar su destino” de Satanás. Sólo de esta forma, podemos llevar por buen camino a nuestros hijos en la vida. Dios nos creó, así que solo Dios puede cambiar el destino de nuestros hijos. Tengo fe en que los planes y disposiciones de Dios para el futuro de nuestros hijos son más meticulosos que los nuestros. Cuando intencionalmente no controlamos el destino de nuestros hijos pero lo confiamos a las manos de Dios, veremos que lo que Dios dispone para cada uno es lo mejor.
(Traducido del original en inglés al español por Carlos Díaz)
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