La respuesta de la palabra de Dios:
Las cosas registradas en el Antiguo Testamento son la obra de Jehová en Israel, y lo registrado en el Nuevo es la obra de Jesús durante la Era de la Gracia; documentan la obra realizada por Dios en dos eras distintas. El Antiguo Testamento documenta la obra de Dios durante la Era de la Ley, y por tanto el Antiguo Testamento es un libro histórico, mientras el Nuevo es el producto de la Era de la Gracia. Cuando comenzó la nueva obra, estos libros quedaron obsoletos; por tanto, el Nuevo Testamento también es un libro histórico. Por supuesto, no es tan sistemático como el Antiguo ni registra tantas cosas.
de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
En tiempos antiguos, antes de la Era de la Gracia, las personas leían la Biblia, pero en esa época sólo estaba el Antiguo Testamento; el Nuevo no existía. Como estaba el Antiguo Testamento de la Biblia, las personas empezaron a leer las santas Escrituras. Una vez que Jehová dejó de dirigirlo, Moisés escribió Génesis, Éxodo, y Deuteronomio… Recordó la obra de Jehová en ese momento, y la escribió. La Biblia es un libro de historia. Por supuesto, también contiene algunas de las predicciones de los profetas, y por supuesto, estas no son historia en absoluto. La Biblia incluye varias partes; no sólo hay profecía, o sólo la obra de Jehová, o las epístolas paulinas. Debes saber cuántas partes incluye; el Antiguo Testamento lo forman Génesis, Éxodo…, y también los libros de profecía que se escribieron. Finalmente, el Antiguo Testamento termina con el libro de Malaquías. Registra la obra de la Era de la Ley del Antiguo Testamento, dirigida por Jehová; desde Génesis hasta el libro de Malaquías, es un relato exhaustivo de toda la obra de la Era de la Ley. Es decir, el Antiguo Testamento registra todo lo experimentado por las personas que fueron guiadas por Jehová en la Era de la Ley. Durante la Era de la Ley del Antiguo Testamento, el gran número de profetas levantados por Jehová hablaron profecía en Su nombre, dieron instrucciones a diversas tribus y naciones, y predijeron la obra que Jehová haría. Este había dado el Espíritu de profecía a todas estas personas que había levantado: eran capaces de ver Sus visiones, oír Su voz; por tanto, estaban inspiradas por Él y escribían profecía. La obra que hacían era la expresión de la voz de Jehová, era la obra de profecía que hacían en Su nombre, y Su obra en ese momento era simplemente guiar a las personas usando el Espíritu; Él no se hizo carne, y las personas no vieron nada en Su rostro. Por tanto, levantó muchos profetas para hacer Su obra, y les dio oráculos que transmitieron a cada tribu y clan de Israel. Su obra era hablar profecía, y algunos de ellos escribieron las instrucciones de Jehová para mostrarlas a otros. Él levantó a estas personas para hablar profecía, predecir la obra del futuro o la que aún debía hacerse durante ese tiempo, de forma que las personas pudieran ver las maravillas y la sabiduría de Jehová. Estos libros de profecía eran bastante diferentes de los demás libros de la Biblia; eran palabras habladas o escritas por aquellos a los que se había dado el Espíritu de profecía; por aquellos que habían obtenido de Jehová las visiones o la voz. Aparte de los libros de profecía, todo lo demás en el Antiguo Testamento son registros hechos por personas después de que Jehová hubiera terminado Su obra. Estos libros no pueden reemplazar a las predicciones habladas por los profetas levantados por Jehová, del mismo modo que Génesis y Éxodo no pueden compararse con el libro de Isaías y el de Daniel. Las profecías se hablaron antes de que la obra se hubiera llevado a cabo; los otros libros, entretanto, se escribieron después de que hubiera terminado, que era lo que las personas eran capaces de hacer. Los profetas de esa época fueron inspirados por Jehová y hablaron algo de profecía, muchas palabras, y profetizaron las cosas de la Era de la Gracia, así como la destrucción del mundo en los últimos días: la obra que Jehová planeó hacer. Los libros restantes registran, todos, la obra realizada por Jehová en Israel. Por tanto, cuando lees la Biblia, estás leyendo principalmente acerca de lo que Él hizo en Israel; el Antiguo Testamento de la Biblia registra principalmente la obra de Jehová de guiar a Israel, Su uso de Moisés para llevar a los israelitas fuera de Egipto, quien los liberó de los grilletes de Faraón, y los llevó al desierto, tras lo cual entraron en Canaán y todo lo siguiente fue su vida allí. Todo lo demás son relatos de la obra de Jehová a lo largo y ancho de Israel. Todo lo registrado en el Antiguo Testamento es la obra de Jehová en Israel, la obra que Él llevó a cabo en la tierra en la que hizo a Adán y Eva. Desde el momento en que Dios comenzó oficialmente a guiar a las personas sobre la tierra después de Noé, todo lo registrado en el Antiguo Testamento es la obra de Israel. ¿Y por qué no se registra ninguna obra más allá de Israel? Porque esa tierra es la cuna de la humanidad. En el principio, no había otros países además de Israel, y Jehová no obró en ningún otro lugar. De esta forma, lo que se registra en la Biblia es puramente la obra en Israel en ese momento. Las palabras habladas por los profetas, por Isaías, Daniel, Jeremías, y Ezequiel… sus palabras predicen Su otra obra sobre la tierra, la obra de Jehová Dios mismo. Todo esto venía de Dios, era la obra del Espíritu Santo, y aparte de estos libros de los profetas, todo lo demás es un relato de las experiencias de la obra de Jehová por parte de las personas en ese momento.
de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
¿Qué tipo de libro es la Biblia? El antiguo pacto es la obra de Dios durante la Era de la Ley. El Antiguo Testamento de la Biblia registra toda la obra de Jehová durante dicha era y Su obra de creación. Todo él registra la obra realizada por Jehová, y acaba finalmente los relatos de la misma con el libro de Malaquías. El Antiguo Testamento registra dos partes de la obra realizada por Dios: una es la obra de la creación, y la otra es el decreto de la ley. Ambas fueron realizadas por Jehová. La Era de la Ley representa la obra de Dios bajo el nombre de Jehová. Es la totalidad de la obra realizada principalmente bajo el nombre de Jehová. Así pues, el Antiguo Testamento registra la obra de Jehová, y el Nuevo la de Jesús, llevada a cabo principalmente bajo este nombre. La mayor parte del sentido del nombre de Jesús y de la obra que Él hizo se registra en el Nuevo Testamento. En el tiempo del Antiguo Testamento, Jehová edificó el templo y el altar en Israel, guió la vida de los israelitas sobre la tierra, demostrando que eran Su pueblo escogido, el primer grupo de personas que seleccionó en la tierra y que estaban conformes a Su propio corazón, el primer grupo de personas que Él guió personalmente; es decir, las doce tribus de Israel fueron los primeros escogidos de Jehová, y por tanto Dios siempre obró en ellos, justo hasta el momento en que concluyó la obra de Jehová de la Era de la Ley. La segunda etapa de obra fue la de la Era de la Gracia del Nuevo Testamento, y se llevó a cabo en medio de la tribu de Judá, una de las doce de Israel. Que el ámbito de la obra fuera menor se debe a que Jesús era Dios hecho carne. Jesús sólo obró a lo largo y ancho de la tierra de Judea, y sólo hizo tres años y medio de obra; por tanto, lo que se registra en el Nuevo Testamento está lejos de poder superar la cantidad de obra registrado en el Antiguo. La obra de Jesús, en la Era de la Gracia, se registra principalmente en los Cuatro Evangelios. La senda por la que transitaron las personas de la Era de la Gracia era la de los cambios más superficiales en su carácter vital, la mayor parte de la cual queda recopilada en las epístolas.
de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
En aquella época, Él había hecho mucha obra incomprensible para Sus discípulos, sin proveer explicación alguna. Después de que se marchó Él, los discípulos comenzaron a predicar y obrar en todas partes; a causa de esa etapa de la obra, comenzaron a escribir las epístolas y los libros del evangelio. Los correspondientes al Nuevo Testamento se escribieron entre veinte y treinta años después de la crucifixión de Jesús. Antes, el pueblo de Israel sólo leía el Antiguo Testamento. Es decir, en la Era de la Gracia las personas leían el Antiguo Testamento. El Nuevo sólo apareció durante la Era de la Gracia. No existía cuando Jesús obraba; las personas registraron Su obra después de que resucitara y ascendiera. Sólo entonces se materializaron los Cuatro Evangelios y, además de estos, las epístolas de Pablo y Pedro, así como el libro de Apocalipsis. Sólo más de trescientos años después de que Jesús ascendiera al cielo, cuando generaciones posteriores recopilaron sus registros, se hizo realidad el Nuevo Testamento. Sólo después de que esta obra hubiera acabado se hizo realidad el Nuevo Testamento; no había existido previamente. Dios había hecho toda esa obra, el apóstol Pablo había hecho toda esa obra y, más tarde, las epístolas de Pablo y Pedro fueron combinadas, y la mayor visión registrada por Juan en la isla de Patmos fue colocada al final porque profetizaba la obra de los últimos días. Fueron arreglos hechos enteramente por generaciones posteriores, y son diferentes de las declaraciones de hoy. […] Puede decirse que lo que registraron fue acorde con su nivel de educación y calibre humano, que fueron las experiencias de los hombres, que cada uno tuvo sus propios medios de recopilar y conocer, y que cada registro era diferente. Por tanto, ¡si adoras la Biblia como si fuera Dios eres extremadamente ignorante y estúpido!
de ‘Relativo a la Biblia (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”
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