Me encuentro con el Señor por primera vez y siento paz y gozo
En el año 2010 me mudé a Corea del Sur con mi marido y empecé a creer en el Señor Jesús en una iglesia cerca de nuestra casa. En las reuniones el pastor predicaba a menudo acerca del camino de “la salvación de la cruz” y “Dios ama a la gente del mundo,” y mi corazón se conmovió profundamente por el gran amor del Señor Jesús. Cada vez que oraba al Señor sentía como si Él estuviese justo a mi lado, y mi corazón se llenaba de sentimientos de paz y seguridad. En aquel entonces solía ir a la iglesia puntualmente todas las semanas para escuchar los sermones del pastor, y leía la Biblia a conciencia todos los días, y logré leer el libro entero en un año. Leí las profecías del Señor acerca de que volvería en los últimos días para levantarnos y llevarnos al reino celestial, y por eso esperaba poder darle la bienvenida al regreso del Señor antes de morir.
La iglesia se vuelve desolada y yo busco aturdida penosamente
Pasaron varios años y mi anhelo por el regreso del Señor Jesús no se calmó, y aun así sentía que la situación en mi iglesia era muy diferente de lo que había sido antes. El pastor siempre predicaba las mismas cosas de siempre y sus sermones no tenían ninguna luz nueva en ellos. En las oraciones de la mañana, algunos hermanos y hermanas bostezaban constantemente, y otros incluso se quedaban dormidos. Yo también estaba en un estado de semi-confusión y mis oraciones eran áridas e insípidas. Más aún, el número de personas que venía a la iglesia había disminuido de 40 o 50 a una docena, y se apresuraban por entrar y salir de nuevo, y se echaban siestas durante las reuniones. Además, el pastor siempre exigía a la gente que hiciese donaciones en las reuniones. El Señor Jesús dijo claramente: “Mas cuando tú haces limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha; Para que sea tu limosna en secreto: y tu Padre que ve en secreto, él te recompensará en público” (Mateo 6:3-4). Pero, aun así, en las reuniones el pastor siempre anunciaba públicamente cuánto había donado la gente, y siempre era más amable con los que ofrecían más dinero. Una gran parte de las donaciones se utilizaba para pagar los salarios del pastor y sus diáconos, e incluso se lo gastaba en sus hijos. Yo pensé en los dos hijos de Elí en el Antiguo Testamento. Como robaron desvergonzadamente las ofrendas que estaban destinadas a Jehová, fueron castigados por Dios. Yo estaba sorprendida por las prácticas del pastor: El dinero que donaban los hermanos y hermanas era para Dios y era una ofrenda. ¿Cómo podía el pastor tomar este dinero y gastarlo en su propia familia con tanta indiferencia? ¿No tenían miedo de que el Señor les disciplinase por hacer tal cosa? Al ver las muchas cosas ilícitas que ocurrían en mi iglesia, me sentí muy infeliz y pensé: ¿Cómo pudo mi iglesia convertirse en esto? ¿Dónde se ha ido la iglesia próspera de los tiempos pasados? ¿Está el Señor con nosotros todavía? Empecé a pensar en ir a buscar otra iglesia en otro lado.
Poco después de esto, me mudé a una casa nueva. Quería encontrar una buena iglesia para volver a encontrar el entusiasmo que había tenido cuando empecé a creer en el Señor por primera vez. Y por eso consulté con otras personas y, a través de un conocido de uno de mis vecinos, fui a una iglesia y vi que estaba en un edificio grande y que muchas personas iban a las reuniones. Sin embargo, después descubrí que la mayoría de las personas que venían a orar y a las reuniones estaban allí para intentar hablar en lenguas y no les importaba tanto compartir las palabras del Señor. Como no entendía lo que estaban diciendo, una vez más no podía evitar sentirme adormilada, y me preocupaba ser abandonada por el Señor si esto seguía ocurriendo mucho más tiempo. Entonces, pensé en las palabras del Señor Jesús: “Mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed: mas el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:14). Las palabras del Señor son un manantial de agua vida, y siempre que pudiese entender Sus palabras más, entonces el poder de mi fe en el Señor emanaría sin duda. Y así, asistí a una clase de aprendizaje de la Biblia en la iglesia. Sin embargo, después de un año de aprendizaje, aparte de estar mejor versada en las Escrituras, no me sirvió para mucho. Pasaron dos años y todavía no podía sentir la presencia del Señor, y no tuve otra opción que irme de esta iglesia, decepcionada una vez más. Después, mi vecina me habló de una iglesia que predicaba sermones excelentes y me dijo que fuese a escucharlos. Con un rayo minúsculo de esperanza fui a la iglesia de la que me había hablado. Sin embargo, al contrario de mis expectativas, la situación en esta iglesia era casi igual que la de las otras dos iglesias a las que había ido con anterioridad: El pastor no dijo nada que tuviese algo de luz, y la gente estaba vendiendo miel, verduras y aceites, entre otras cosas, en los pasillos de la iglesia. Al ver que la iglesia estaba siendo tratada como un mercado de comida, pensé en lo que el Señor Jesús dijo cuando reprendió a los fariseos, a los sacerdotes principales y a los escribas: “Escrito está: Mi casa, casa de oración es; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones” (Lucas 19:46). La iglesia es un lugar donde Dios es adorado; ¿cómo pudieron dar un ejemplo así al comprar y vender dentro de la iglesia? ¡Era lo mismo que pasó en el templo hace dos mil años!
Al recordar las iglesias a las que había asistido, vi que todas ellas eran básicamente iguales, sin la obra o la guía del Espíritu Santo en absoluto, y con la mayoría de las personas en un estado de negatividad y estancamiento. Enfrentada a esta situación, sentí un gran dolor en mi corazón, y no tenía ni idea de qué camino seguir. Al principio había creído en el Señor para poder ganarme Su elogio y entrar en el reino celestial, pero ahora no podía recuperar mi fe y amor por el Señor, ¿cómo podría entonces entrar en el reino celestial si las cosas seguían de esta manera? Pero no tenía ningún otro camino de práctica y mi única esperanza era que el Señor se diese prisa y volviese. A menudo oraba en silencio al Señor en mi corazón: “¡Oh, Señor! ¿Cuándo regresarás?”
Descubro las razones de la desolación en las iglesias
Un día, en agosto de 2016, una amiga cristiana llamada Hermana Cao trajo a una persona llamada Hermana Jin a mi casa. Cuando empezamos a hablar sobre la desolación en las iglesias, dije llena de emoción: “Echo mucho de menos las cosas como eran cuando empecé a creer en el Señor. El Señor estaba conmigo todos los días y mi corazón estaba lleno de paz y gozo. En la actualidad, leo la Biblia, pero no encuentro esclarecimiento o iluminación, mis oraciones son áridas e insípidas, siempre me siento adormilada en las reuniones de la iglesia, y no puedo poner en práctica las palabras del Señor. He ido a algunas iglesias, pero no he podido recuperar la fe que tenía antes. Ah, no sé realmente lo que pasa. En Apocalipsis, Dios le dice al ángel de la iglesia de los laodicenses: ‘Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. Ojalá fueses frío, ó caliente! Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca’ (Apocalipsis 3:15-16). ¿Acaso no son las iglesias de hoy en día iguales que la iglesia de los laodicenses? Si las cosas siguen de esta manera, sin duda seremos abandonados por Dios.” Di un gran suspiro.
Entonces, la Hermana Jin dijo: “Hermana, el problema que describes es muy común en todas las iglesias de todas partes. El Señor Jesús dijo: ‘Si alguno tiene sed, venga á mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su vientre’ (Juan 7:37-38). Sólo Dios es el pan de vida, el manantial de aguas vidas; dondequiera que esté Dios, también está el pan de vida. Anteriormente, cuando orábamos al Señor o leíamos Sus palabras, sentíamos Su presencia y obteníamos luz y un camino de práctica cada vez que íbamos a una reunión. Sin embargo, ahora no podemos sentir la presencia del Señor y nuestros espíritus se han oscurecido y estancado. Esto sólo puede demostrar que el Señor Jesús se ha apartado de nosotros; es decir, el Espíritu Santo ya no está obrando entre nosotros. ¿Cómo podría una iglesia quedarse desolada si tuviese la obra del Espíritu Santo?”
Las palabras de la hermana me dieron la sensación de que estaba escuchando algo nuevo y de repente se despertó mi interés. Al recordar cómo habían sido las cosas en los últimos años, la hermana lo había descrito exactamente, y yo realmente quería saber la razón por la que las cosas eran como eran. Y entonces le pregunté a la hermana: “Efesios 1:23 dice: ‘la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que lo llena todo en todo’. ¿Por qué se iría el Señor de la Iglesia entonces? ¿Sabes de quiere decir todo esto?”
La hermana Jin siguió compartiendo, diciendo: “Esta pregunta es clave, ya que está relacionada con si podemos darle la bienvenida al regreso del Señor o no. Primero, recordemos la desolación del templo al final de la Era de la Ley. Como sabemos, el templo estaba lleno de la gloria de Dios Jehová al principio, como Él le dijo a Salomón: ‘Pues que ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre’ (2 Crónicas 7:16). En aquel entonces los que servían a Dios Jehová en el templo eran respetuosos y reverenciales, y nadie se habría atrevido a actuar con indecencia de ninguna manera. Cuando los sacerdotes entraban en el templo, primero tenían que obedecer los mandamientos de Jehová para no ser quemados hasta la muerte con fuego que descendía del cielo desde el pináculo del templo. Entonces, ¿por qué, al final de la Era de la Ley, la gente no era disciplinada o castigada por Dios cuando los sacerdotes ofrecían sacrificios indebidos y cuando la gente común cambiaba dinero y vendía ganado, ovejas y palomas en el templo? Esto demuestra que Jehová ya se había ido del templo, y por eso la gente se atrevió a actuar obstinadamente allí. A partir de esto, podemos ver que había dos razones de la desolación en el templo: La primera era que los líderes judíos no cumplían la ley de Jehová, no tenían corazones temerosos de Dios, y se habían desviado del camino de Dios, y así, el Espíritu Santo dejó el templo y ya no obró allí más. La segunda razón era que, debido a Su plan para salvar a la humanidad, y de acuerdo con las necesidades de la humanidad en aquel entonces, Dios se encarnó para realizar la fase de la obra de ser crucificado para redimir a la humanidad. Por tanto, todos los que siguieron al Señor Jesús en aquel tiempo pudieron disfrutar de la paz y el gozo que trajo la obra del Espíritu Santo, obtuvieron el suministro del agua de vida y encontraron nuevos caminos de práctica. Sin embargo, los sacerdotes judíos, los fariseos y la gente común, como se aferraron a la ley y se negaron a aceptar la salvación del Señor Jesús, perdieron así la obra del Espíritu Santo. Esto es igual a lo que Jehová Dios dice: ‘He aquí vienen días, dice el Señor Jehová, en los cuales enviaré hambre á la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oir palabra de Jehová’” (Amós 8:11). Las palabras de la Hermana Jin ciertamente estaban en armonía con la Biblia, y no pude evitar sumirme en un pensamiento profundo: Así que la desolación en el templo fue causada por los líderes religiosos que no obedecieron los mandamientos de Dios y así fueron detestados y rechazados por Dios, lo que causó que Dios se fuera del templo. Esto también fue debido a que Dios realizó una nueva etapa de la obra más allá del templo. Si es así, ¿entonces la desolación en el mundo religioso actual no se debe claramente a las mismas razones? Mientras pensaba en estas cosas, seguí escuchando las palabras de la Hermana Jin.
Ella continuó: “Cuando Dios se fue del templo, se volvió caótico y desolado. De manera similar, la razón por la desolación en el mundo religioso del mundo actual se debe a que los pastores y ancianos de la actualidad están en contra de la voluntad de Dios y hacen lo que ellos quieren. No les importan las vidas de los hermanos y hermanas; se centran solamente en sus propias reputaciones y posiciones. En la iglesia compiten los unos con los otros para obtener poder y beneficios, y predican su conocimiento de la Biblia para presumir y dar testimonio de sí mismos. Llevan a los hermanos y hermanas ante ellos y no dan testimonio de Dios ni exaltan a Dios de ninguna manera, y tampoco guían a los hermanos y hermanas a practicar o experimentar las palabras del Señor. Se han desviado completamente del camino del Señor, y esta es la razón principal por la que el mundo religioso ha perdido la obra del Espíritu Santo. La otra razón es que Dios ha comenzado una nueva era y una vez más está realizando una nueva fase de obra. Cuando comienza una nueva fase de obra, la obra del Espíritu Santo también pasa a una nueva obra de Dios. Esto cumple precisamente la profecía en la Biblia que dice: ‘Y también yo os detuve la lluvia tres meses antes de la siega: é hice llover sobre una ciudad, y sobre otra ciudad no hice llover: sobre una parte llovió; la parte sobre la cual no llovió, secóse. Y venían dos ó tres ciudades á una ciudad para beber agua, y no se hartaban: con todo no os tornásteis á mí, dice Jehová’ (Amós 4:7-8). Las palabras ‘sobre una parte llovió;’ denotan las iglesias que aceptan y obedecen la nueva obra de Dios. Como aceptan las nuevas declaraciones de Dios, disfrutan el suministro y el alimento del agua de vida que fluye del trono de Dios. Mientras que ‘la parte sobre la cual no llovió, secóse’. Significa que, como los pastores y líderes del mundo religioso no practican las palabras del Señor y no siguen los mandamientos del Señor, sino que rechazan, desafían y condenan la obra nueva de Dios, ellos son detestados, rechazados y maldecidos por Dios. Perdieron por completo la obra del Espíritu Santo, no pueden obtener el suministro del agua de vida, y están sumidos en la desolación”.
Estas palabras contienen tanta autoridad que deben ser la voz de Dios
Sentí que lo que la Hermana Jin había compartido era muy fresco y nuevo, que eran cosas que nunca había escuchado antes en la religión. A través de sus palabras, llegué a entender un poco acerca de los muchos versículos en la Biblia que no había entendido antes, y la admiré muchísimo. Le pregunté: “Hermana, todos creemos en el Señor, ¿cómo entonces has compartido tan claramente acerca de las razones de la desolación en las iglesias? ¿Y dónde podemos ir para encontrar la nueva obra de Dios?”
En ese momento, la Hermana Cao dijo: “Hermana, leamos unos cuantos pasajes primero y después lo entenderás.” La hermana leyó: “Él hará que todas las personas en todo el universo vengan ante Él y adoren al Dios que está en la tierra, y Su obra en otros lugares cesará, y las personas serán obligadas a buscar el camino verdadero. Será como José: todos fueron a él por comida y se postraron ante él porque él tenía cosas para comer. Con el fin de evitar la hambruna, las personas serán obligadas a buscar el camino verdadero. Toda la comunidad religiosa está sufriendo una severa hambruna y sólo el Dios de hoy es la fuente de agua viva, que posee la fuente que siempre fluye provista para el disfrute del hombre, y las personas vendrán y dependerán de Él”.
“Le di Mi gloria a Israel y luego la retiré, y después llevé a los israelitas al oriente, así como a toda la humanidad. Los he traído a todos a la luz para que puedan reunirse y asociarse con ella, y que ya no tengan que buscarla. Dejaré que todos los que están buscando vuelvan a ver la luz y vean la gloria que tuve en Israel; les haré ver que hace mucho tiempo descendí sobre una nube blanca en medio de la humanidad, que vean las innumerables nubes blancas y frutos en sus racimos abundantes y, más aún, que vean a Jehová, el Dios de Israel. Dejaré que vean al Maestro de los judíos, al Mesías anhelado y a la aparición completa de Mí, quien ha sido perseguido por los reyes a lo largo de las eras. Obraré en todo el universo y realizaré una obra maravillosa, revelando toda Mi gloria y todas Mis acciones al hombre en los últimos días. Mostraré Mi semblante glorioso en toda su plenitud a quienes han esperado muchos años por Mí, a quienes han anhelado que Yo llegue sobre una nube blanca, a Israel, que ha anhelado que Yo aparezca de nuevo, y a toda la ancianos, pero aun así vendrán a adorar a este hombre, a quien despreciaron. Con sus bocas reconocerán y en sus corazones estarán confiando, ¿no es esto una señal y una maravilla? Cuando todo el reino se regocije es el día de la gloria de Dios, y cualquiera que venga a vosotros y reciba la buena noticia de Dios, Dios lo bendecirá, y a estos países y a estas personas Dios las bendecirá y las cuidará. La dirección futura será así: los que obtengan las declaraciones de la boca de Dios tendrán una senda para caminar en la tierra, y sean hombres de negocios humanidad que me persigue, para que todos sepan que hace mucho tiempo retiré Mi gloria y la llevé al oriente, así que ya no está en Judea. ¡Porque ya han llegado los últimos días!”
Cuando terminó de leer, sentí que estas palabras eran increíblemente frescas y nuevas, que tenían la autoridad y poder de Dios y que no eran palabras que pudiesen haber sido pronunciadas por cualquier persona. Por tanto, le pregunté a la hermana: “¿De dónde han venido estas palabras? Nunca he oído estas palabras”.
La Hermana Cao dijo emocionada: “¡Hermana, deja que te cuente una buena noticia! El Señor Jesús, a quien hemos anhelado, ha regresado como el Dios Todopoderoso encarnado, y está expresando muchas verdades y realizando la etapa de la obra del juicio, empezando en la casa de Dios, que es la obra de la Era del Reino. Esto cumple precisamente las profecías bíblicas: ‘Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir’ (Juan 16:12-13). ‘El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final’ (Juan 12:48). ‘Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; […]’ (1 Pedro 4:17). Dios Todopoderoso ha expresado millones de palabras, ha revelado muchos misterios contenidos en la Biblia, y nos ha contado cosas como la historia interna de Su plan de gestión de seis mil años, cómo podemos entrar en el reino celestial, y el fin y el destino final para la humanidad. Siempre que oremos en nombre de Dios Todopoderoso y sigamos el ritmo de la nueva obra de Dios, entonces estaremos siguiendo el ritmo de los pasos del Cordero y nuestros espíritus sedientos pueden ser alimentados y regados. Los dos pasajes que acabo de leer son palabras expresadas por Dios Todopoderoso, y las razones de la desolación en el mundo religioso que acabamos de compartir también están reveladas en las palabras de Dios. Esto nos permite ver el poder absoluto y la sabiduría de Dios, y que no ha descartado a los que aman la verdad y anhelan Su aparición, sino que utiliza nuestra hambre espiritual para permitirnos entender Su voluntad y buscar Sus pasos. Él hace todo esto para guiar ante Su trono a todos aquellos que, dentro de cualquier denominación, verdaderamente aman la verdad y creen sinceramente en Dios; y sólo los que prestan atención a la voz de Dios y aceptan Su obra en los últimos días pueden volver a ganar la obra del Espíritu Santo, obtener el suministro del agua de vida que fluye del trono y dejar atrás la desolación. Si alguien se niega a aceptar la obra de Dios de los últimos días, entonces no tendrá otra oportunidad para experimentar el juicio y el castigo de las palabras de Dios y ser purificado, y perderá para siempre la oportunidad de entrar en el reino celestial”.
Después de escuchar lo que la Hermana Cao dijo, sentí una emoción que no podía expresar. Me parecía estar soñando: ¡el Señor había regresado de verdad! Si no fuese porque Dios expresó la verdad, ¿quién habría entendido las razones de la desolación en las iglesias? Estaba impaciente por pedirles a las hermanas que me llevasen a su iglesia, y ambas dijeron: “¡Gracias a Dios! ¡La oveja de Dios ha escuchado Su voz!”
Después de venir a la Iglesia de Dios Todopoderoso recibí una cálida bienvenida de los hermanos y hermanas, y compartieron conmigo detalladamente sobre la historia interna de las tres etapas de la obra de Dios y el significado del nombre de Dios. Mientras escuchaba, llamas ardientes empezaron a surgir en mi corazón, y cuanto más escuchaba, más quería oír. A través de las palabras meticulosas de los hermanos y hermanas, llegué a entender que, para salvar a la humanidad, Dios lanzó Su plan de gestión de seis mil años y realiza tres etapas de obra, y cada etapa de obra es superior y más profunda que la anterior. Al realizar la obra de la redención, el Señor Jesús salvó a la humanidad de la esclavitud de la ley, pero, como la raíz de nuestros pecados no ha sido resuelta, seguimos viviendo en un estado por el que pecamos de día y confesamos de noche. Ahora, Dios Todopoderoso ha venido en los últimos días y está realizando la obra del juicio, empezando en la casa de Dios, basada en los cimientos de la obra de redención del Señor Jesús, y está expresando todas las verdades para permitir al hombre desprenderse completamente de las ataduras del pecado, ser purificado y conseguir la verdadera salvación. Los hermanos y las hermanas también me enseñaron un vídeo de baile titulado “La felicidad en la buena tierra de Canaán,” y vi a los hermanos y las hermanas en el vídeo bailar felices y despreocupados. Mi corazón se conmovió como si hubiese vuelto al tiempo en que empecé a creer en el Señor, y sentí gozo como si fuera un brote de semilla que había estado en una sequía durante mucho tiempo y que de repente había sido regada y nutrida por una lluvia de primavera. Estaba tan emocionada que se me saltaban las lágrimas, y seguí dando gracias al Señor en mi corazón. Cuando llegó la hora de irme, los hermanos y hermanas me dieron un libro titulado “El rollo abierto por el Cordero”, y me dijeron que lo leyese bien cuando volviese a casa.
Cuando volví a casa, me resultó difícil calmar mi entusiasmo, y pensé: ¿Es esto cierto? ¿De verdad puedo darle la bienvenida al Señor? Cuando leía la Biblia antes, siempre sentía envidia de los discípulos que siguieron al Señor Jesús porque pudieron escuchar Su voz. ¿Podría cumplirse mi deseo? Entonces leí un pasaje de las palabras en el rollo abierto por el Cordero: “Una vez se me conoció como Jehová. También se me llamó el Mesías, y las personas me llamaron una vez Jesús el Salvador porque me amaban y respetaban. Pero hoy no soy el Jehová o el Jesús que las personas conocieron en tiempos pasados; Yo soy el Dios que ha regresado en los últimos días, el que pondrá fin a la era. Soy el Dios mismo que se levanta en los confines de la tierra, repleto de todo Mi carácter y lleno de autoridad, honor y gloria. Las personas nunca se han relacionado conmigo, nunca me han conocido y siempre han sido ignorantes de Mi carácter. Desde la creación del mundo hasta hoy, ni una sola persona me ha visto. Este es el Dios que aparece al hombre durante los últimos días, pero que está oculto en medio de los hombres. Él mora entre los hombres, verdadero y real, como el sol ardiente y la llama de fuego, lleno de poder y rebosante de autoridad. No hay una sola persona o cosa que no será juzgada por Mis palabras y ni una sola persona o cosa que no será purificada por el fuego ardiente. Finalmente, todas las naciones serán bendecidas debido a Mis palabras y también serán hechas pedazos debido a ellas. De esta forma, todas las personas durante los últimos días verán que Yo soy el Salvador que ha regresado, que Yo soy el Dios Todopoderoso que conquista a toda la humanidad, y que una vez fui la ofrenda por el pecado para el hombre, pero en los últimos días también me convierto en las llamas del sol que queman todas las cosas, así como el Sol de justicia que revela todas las cosas. Tal es Mi obra de los últimos días”. Estas palabras tenían autoridad y poder, y pensé que ninguna persona normal podía haberlas dicho. Aparte de Dios, ¿quién podría atreverse a hablar en Su lugar? En mi corazón, estaba segura de que estas eran las palabras de Dios. Me sentí tan emocionada: ¡El Señor ha regresado de verdad! Dios es el Primero y el Último, puede comenzar nuevas eras y puede concluir eras. Las tres etapas de obra compartidas por la hermana (la Era de la Ley, la Era de la Gracia, y la Era del Reino) son realizadas todas por un Dios, y Dios Todopoderoso es el Señor Jesús regresado. Sostuve el libro de las palabras de Dios pegado al pecho, sintiendo como si hubiese encontrado un tesoro valioso, y decidí que investigaría este camino sinceramente.
Le doy la bienvenida al regreso del Señor con alegría y obtengo el suministro del manantial de agua viva
A lo largo de las semanas siguientes fui a reuniones en la iglesia todos los días, y vi que las palabras de Dios Todopoderoso eran verdaderamente todo lo que pensaba que eran y más; había pasajes que revelaban la esencia corrupta del hombre, pasajes que recordaban, aconsejaban, alentaban y consolaban, y pasajes que mostraban a la gente los caminos de práctica, etc. Independientemente de si Dios estaba hablando desde la perspectiva de Su Espíritu o desde la perspectiva del hombre, Sus palabras encapsulaban Sus esfuerzos meticulosos para salvar a la humanidad. Recordé cuando solía asistir a reuniones en mi iglesia antigua y cómo me sentía adormilada en cuanto el pastor empezaba su sermón, y cómo simplemente no podía interesarme en la Biblia en absoluto. Ahora, con las palabras de Dios, cuanto más las leía, más revitalizada me sentía, y más luz llenaba mi corazón. Además, cuando iba a las reuniones en la iglesia, compartía con mis hermanos y hermanas acerca de las experiencias y el conocimiento de las palabras de Dios, y sentía que estaba experimentando una nueva luz todos los días, así como liberación y gozo en mi corazón. Esto hacía un contraste intenso con la situación anterior, cuando empecé a creer en el Señor en la iglesia, ya que ahora estoy experimentando el gozo y la felicidad que trae la obra del Espíritu Santo. No pude evitar ofrecer una oración a Dios: “Oh, Dios Todopoderoso, te ofrezco todas las gracias y alabanza. ¡El que una persona común y corriente como yo pueda escuchar Tu voz hoy es la mayor bendición que he tenido en mi vida!”
Gracias a la dirección de Dios que finalmente me llevó a encontrar una iglesia que tenía la obra del Espíritu Santo y el suministro de la nutritiva agua de vida. Dios me levantó, y en menos de un mes, había empezado a cumplir mi deber en la iglesia. Ahora, todos los días, tengo energía ilimitada, y mi espíritu está lleno de paz y gozo. Esto es todo gracias a la obra del Espíritu Santo. ¡Que toda la gloria sea para Dios Todopoderoso!
El fin.
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.
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