sábado, 23 de mayo de 2020

7. ¿Cómo se debería entender que Cristo es la verdad, el camino y la vida?

Versículos bíblicos como referencia:

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. El estaba en el principio con Dios” (Juan 1:1-2).

“Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, […] lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6).

Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63).

Las palabras relevantes de Dios:

El camino de la vida no es algo que cualquiera pueda tener ni tampoco todos lo pueden conseguir con facilidad. Esto se debe a que la vida sólo puede proceder de Dios, es decir, sólo Dios mismo posee la esencia de la vida; no hay camino de vida sin Dios mismo y por eso sólo Dios es la fuente de la vida y el manantial del agua viva de la vida que siempre fluye. Desde que Él creó el mundo, Dios ha hecho mucha obra que implica la vitalidad de la vida, ha hecho mucha obra que le da vida al hombre y ha pagado un gran precio para que el hombre pueda alcanzar la vida, porque Dios mismo es la vida eterna y Dios mismo es el camino por el cual el hombre resucita. Dios nunca está ausente del corazón del hombre y vive entre los hombres todo el tiempo. Ha sido la fuerza que impulsa la vida del hombre, el fundamento de la existencia del hombre, y un rico depósito para la existencia del hombre después del nacimiento. Él hace que el hombre vuelva a nacer y le permite vivir con constancia en cada función de su vida. Gracias a Su poder y Su fuerza de vida inextinguible, el hombre ha vivido generación tras generación, a través de las cuales el poder de la vida de Dios ha sido el pilar de la existencia del hombre, y por el cual Dios ha pagado un precio que ningún hombre ordinario ha pagado alguna vez. La fuerza de vida de Dios puede prevalecer sobre cualquier poder; además, excede cualquier poder. Su vida es eterna, Su poder extraordinario, y Su fuerza de vida ningún ser creado o fuerza enemiga la puede aplastar fácilmente. La fuerza de vida de Dios existe e irradia su reluciente resplandor, independientemente del tiempo o el lugar. El cielo y la tierra pueden sufrir grandes cambios, pero la vida de Dios para siempre es la misma. Todas las cosas pasan, pero la vida de Dios todavía permanece porque Dios es la fuente de la existencia de todas las cosas y la raíz de su existencia. La vida del hombre proviene de Dios, la existencia del cielo se debe a Dios, y la existencia de la tierra procede del poder de la vida de Dios. Ningún objeto que tenga vitalidad puede trascender la soberanía de Dios, y ninguna cosa que tenga vigor puede librarse del ámbito de la autoridad de Dios. De esta manera, independientemente de quiénes sean, todos se deben someter bajo el dominio de Dios, todos deben vivir bajo el mandato de Dios y nadie puede escapar de Su control.

Extracto de ‘Sólo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”

Dios mismo es la vida y la verdad, Su vida y verdad coexisten. Los que no pueden obtener la verdad nunca obtendrán la vida. Sin la guía, apoyo y provisión de la verdad, sólo recibirás letras, doctrinas y, además, la muerte. La vida de Dios siempre está presente, Su verdad y vida coexisten. Si no puedes encontrar la fuente de la verdad, entonces no obtendrás el alimento de la vida; si no puedes obtener la provisión de vida, entonces, seguramente no tienes la verdad, y así, aparte de las imaginaciones y las nociones, la totalidad de tu cuerpo no será nada más que carne, tu apestosa carne. Debes saber que las palabras de los libros no cuentan como vida, los registros de la historia no se pueden consagrar como la verdad, y las doctrinas del pasado no pueden servir como un registro de palabras que Dios habla en el presente. Sólo lo que Dios expresa cuando viene a la tierra y vive entre los hombres es la verdad, la vida, la voluntad de Dios y Su manera actual de obrar.

Extracto de ‘Sólo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”

El Cristo de los últimos días trae la vida y trae el camino de la verdad, duradero y eterno. Esta verdad es el camino por el que el hombre obtendrá la vida, y el único camino por el cual el hombre conocerá a Dios y por el que Dios lo aprobará.

Extracto de ‘Sólo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”

Esta vez, Dios viene a hacer la obra no en un cuerpo espiritual, sino en uno muy corriente. No sólo es el cuerpo de la segunda encarnación de Dios, sino también el cuerpo en el que Él regresa. Es una carne muy corriente. En Él, no puedes ver nada que sea diferente de los demás, pero puedes recibir de Él las verdades que nunca antes has oído. Esta carne insignificante es la personificación de todas las palabras de la verdad de Dios, la que emprende Su obra en los últimos días y una expresión de todo el carácter de Dios para que el hombre lo llegue a conocer. ¿No deseas enormemente ver al Dios del cielo? ¿No deseas enormemente entender al Dios del cielo? ¿No deseas enormemente ver el destino de la humanidad? Él te contará todos estos secretos que ningún hombre ha sido capaz de contarte y Él te hablará también de las verdades que no entiendes. Él es tu puerta al reino y tu guía a la nueva era. Una carne tan corriente contiene muchos misterios insondables. Sus hechos pueden ser inescrutables para ti, pero el objetivo de toda la obra que Él realiza es suficiente para que veas que Él no es una simple carne como el hombre cree. Porque Él representa la voluntad de Dios, así como el cuidado mostrado por Dios hacia la humanidad en los últimos días. Aunque no puedes oír las palabras que Él habla, que parecen sacudir los cielos y la tierra, o ver Sus ojos como llamas abrasadoras, y aunque no puedes sentir la disciplina de Su vara de hierro, sí puedes oír de Sus palabras la furia de Dios y saber que Él muestra compasión por la humanidad; puedes ver Su carácter justo y Su sabiduría, y darte cuenta, además, de la preocupación y del cuidado que Él tiene por toda la humanidad. La obra de Dios en los últimos días consiste en permitirle al hombre ver al Dios del cielo vivir entre los hombres sobre la tierra y permitirles que lo conozcan, obedezcan, reverencien y amen. Por esta razón, Él ha regresado a la carne por segunda vez. […]

[…] El hecho de que hayas llegado hoy es gracias a esta carne. Tenéis la oportunidad de vivir porque Dios vive en la carne. Toda esta buena fortuna se ha obtenido gracias a este hombre corriente. Y no solo esto, sino que, al final, toda nación adorará a este hombre corriente, y dará gracias y obedecerá a este hombre insignificante, porque es la verdad, la vida y el camino que Él trajo lo que ha salvado a la humanidad, lo que ha mitigado el conflicto entre el hombre y Dios, lo que ha acortado la distancia entre ellos y lo que ha abierto una conexión entre los pensamientos de Dios y los del hombre. Él es también quien ha traído una gloria aún mayor a Dios. ¿Acaso no es un hombre corriente como este digno de tu confianza y adoración? ¿No es apta esa carne común y corriente para ser llamada Cristo? ¿No puede ser ese hombre corriente la expresión de Dios entre los hombres? ¿No es ese hombre, que ayuda a la humanidad a ser perdonada del desastre, digno de vuestro amor y de que vosotros lo conservéis? Si rechazáis las verdades pronunciadas por Su boca y también detestáis Su existencia entre vosotros, ¿cuál será, pues, vuestro destino?

Extracto de ‘¿Sabías que Dios ha hecho algo grande entre los hombres?’ en “La Palabra manifestada en carne”

Y sin embargo es esta persona ordinaria, que está escondida entre las personas, la que está haciendo la nueva obra de salvarnos. Él no nos aclara nada, ni nos dice por qué ha venido. Él sólo hace por pasos la obra que tiene la intención de hacer, y de acuerdo a Su plan. Sus palabras y declaraciones cada vez se hacen más frecuentes. De consolar, exhortar, recordar y advertir a reprochar y disciplinar; de un tono gentil y amable, a palabras que son temibles y majestuosas, todo infunde tanto compasión como estremecimiento en el hombre. Todo lo que dice tiene un fuerte efecto en los secretos que están profundamente escondidos dentro de nosotros; Sus palabras lastiman nuestros corazones, nuestros espíritus, y nos dejan avergonzados y humillados. […]

Sin que nosotros lo sepamos, este hombre insignificante nos ha llevado paso a paso en la obra de Dios. Sufrimos un sinnúmero de pruebas, somos sujetos a innumerables castigos y probados por la muerte. Aprendemos del carácter justo y majestuoso de Dios; disfrutamos, también, Su amor y compasión, y llegamos a valorar el gran poder y sabiduría de Dios; somos testigos de la hermosura de Dios y contemplamos el deseo ansioso de Dios de salvar al hombre. En las palabras de esta persona ordinaria, llegamos a conocer el carácter y la esencia de Dios, llegamos a entender la voluntad de Dios, llegamos a conocer la naturaleza y la esencia del hombre, y vemos el camino de salvación y perfección. Sus palabras nos hacen morir y nos hacen volver a nacer; Sus palabras nos dan consuelo, pero también nos atormentan con la culpa y un sentimiento de deuda; Sus palabras nos dan alegría y paz, pero también nos causan gran dolor. A veces somos como ovejas al matadero en Sus manos; a veces somos como la niña de Sus ojos y gozamos Su amor y afecto; a veces somos como Sus enemigos, convertidos en ceniza por Su ira en Sus ojos. Somos la humanidad que Él salvó; somos gusanos a Sus ojos, y somos los corderos perdidos que piensa noche y día encontrar. Él es misericordioso con nosotros, nos desprecia, nos levanta, nos consuela y nos exhorta, nos guía, nos esclarece, nos castiga y nos disciplina, y hasta nos maldice. Se preocupa por nosotros noche y día, nos protege y cuida de nosotros noche y día, nunca se aparta de nuestro lado, nos dedica todo Su cuidado y paga cualquier precio por nosotros. Con las palabras de esta pequeña carne ordinaria, hemos gozado la totalidad de Dios y contemplado el destino que Dios nos ha concedido. […]

La declaración de Dios continúa, y Él emplea varios métodos y perspectivas para advertirnos qué hacer y expresar la voz de Su corazón. Sus palabras llevan la energía de la vida y nos muestran el camino que debemos caminar y nos permiten entender cuál es la verdad. Empezamos a ser atraídos a Sus palabras, comenzamos a enfocarnos en el tono y la manera en la que habla, y subconscientemente comenzamos a tener un interés en la voz del corazón de esta persona que no tiene nada de especial. Hace esfuerzos meticulosos por nosotros, pierde el sueño y el apetito por nosotros, llora por nosotros, suspira por nosotros, se queja en la enfermedad por nosotros, sufre humillación por el bien de nuestro destino y salvación, y Su corazón sangra y derrama lágrimas por nuestra insensibilidad y rebeldía. Tal ser y tales posesiones están más allá de una persona ordinaria; ninguno de los corruptos las puede poseer o conseguir. Tiene una tolerancia y paciencia que ninguna persona ordinaria posee, y Su amor no lo posee ningún ser creado. Nadie excepto Él puede saber todos nuestros pensamientos, o tener tal conocimiento de nuestra naturaleza y esencia, o juzgar la rebeldía y corrupción de la humanidad, o hablarnos y obrar entre nosotros como lo puede este en nombre del Dios del cielo. Nadie excepto Él posee la autoridad, la sabiduría y la dignidad de Dios; el carácter de Dios, y lo que Él tiene y es, emana en su totalidad de Él. Nadie excepto Él nos puede mostrar el camino y traernos la luz. Nadie excepto Él puede revelar los misterios que Dios no ha revelado desde la creación hasta el día de hoy. Nadie excepto Él nos puede salvar de la esclavitud de Satanás y de nuestro carácter corrupto. Él representa a Dios y expresa la voz del corazón de Dios, las exhortaciones de Dios y las palabras de juicio de Dios hacia toda la humanidad. Él ha comenzado una nueva época, una nueva era, y ha traído un nuevo cielo y una nueva tierra, una nueva obra, y nos ha traído esperanza, y ha puesto fin a la vida que llevábamos en la imprecisión, y nos permitió contemplar plenamente el camino de salvación. Él ha conquistado todo nuestro ser y ha ganado nuestros corazones. De ese momento en adelante nuestras mentes se hacen conscientes y nuestros espíritus parecen ser revividos: esta persona ordinaria e insignificante, que vive entre nosotros y que nosotros hemos rechazado desde hace ya mucho tiempo, ¿no es el Señor Jesús, quien siempre está en nuestros pensamientos, y a quien anhelamos noche y día? ¡Es Él! ¡Realmente es Él! ¡Él es nuestro Dios! ¡Él es la verdad, el camino y la vida! Él nos ha permitido que vivamos otra vez, que veamos la luz, y ha detenido nuestros corazones errantes. Hemos regresado a la casa de Dios, hemos regresado ante Su trono, estamos cara a cara con Él, hemos presenciado Su rostro, y hemos visto el camino que está por delante.

Extracto de ‘Contemplando la aparición de Dios en Su juicio y Su castigo’ en “La Palabra manifestada en carne”

En la Era del Reino, Dios usa la palabra para iniciar una nueva era, para cambiar el método de Su obra y para realizar la obra de la era entera. Este es el principio por el cual Dios obra en la Era de la Palabra. Él se hizo carne para hablar desde diferentes perspectivas, permitiendo que el hombre pueda en verdad ver a Dios —quien es la Palabra manifestada en la carne—, Su sabiduría y Su maravilla. Este tipo de obra se realiza para lograr mejor los objetivos de conquistar al hombre, perfeccionar al hombre y eliminar al hombre. Este es el verdadero significado del uso de la palabra para obrar en la Era de la Palabra. A través de la palabra, el hombre llega a conocer la obra de Dios, el carácter de Dios, la esencia del hombre y aquello a lo que el hombre debe entrar. A través de la palabra, la obra que Dios quiere realizar en la Era de la Palabra fructifica en su totalidad. A través de la palabra, el hombre es revelado, eliminado y probado. El hombre ha visto la palabra, ha oído la palabra y ha tomado conciencia de la existencia de la palabra. Como resultado, cree en la existencia de Dios, en la omnipotencia y la sabiduría de Dios, así como en el amor de Dios por el hombre y Su deseo de salvarlo. Aunque la palabra “palabra” es simple y ordinaria, la palabra procedente de la boca del Dios encarnado sacude todo el universo; transforma el corazón, las nociones y el antiguo carácter del hombre, y la apariencia que el mundo entero solía tener. A través de las eras, sólo el Dios de la actualidad obra de esta manera, y sólo Él habla así y viene a salvar al hombre de ese modo. A partir de este momento, el hombre vive bajo la guía de la palabra, pastoreado y provisto por la palabra. La humanidad entera ha llegado a vivir en el mundo de la palabra, dentro de las maldiciones y bendiciones de la palabra de Dios, y aún más seres humanos han llegado a vivir bajo el juicio y el castigo de la palabra. Estas palabras y esta obra son todas en aras de la salvación del hombre, en aras del cumplimiento de la voluntad de Dios, y en aras del cambio del aspecto original del mundo de la antigua creación. Dios creó el mundo con la palabra, guía a los hombres de todo el universo con la palabra, y, una vez más, los conquista y los salva con la palabra. Al final, Él utilizará la palabra para llevar a la totalidad del mundo antiguo a su fin. Sólo entonces el plan de gestión está totalmente completo.

Extracto de ‘La Era del Reino es la Era de la Palabra’ en “La Palabra manifestada en carne”

La Palabra se ha hecho carne y que el Espíritu de la verdad se ha hecho realidad en la carne; que toda la verdad, el camino y la vida ha llegado en carne y que el Espíritu de Dios realmente ha llegado a la tierra y el Espíritu ha llegado en carne. Aunque, superficialmente, esto difiere de la concepción del Espíritu Santo, en cuya obra se puede ver más claramente que el Espíritu ya se ha hecho realidad en la carne y, además, que el Verbo se ha hecho carne, que la Palabra ha aparecido en carne y que eres capaz de entender el verdadero significado de las palabras: En el principio era el Verbo (la Palabra), y el Verbo (la Palabra) era con Dios, y el Verbo (la Palabra) era Dios. Además, debes entender que las palabras de hoy son Dios, el Verbo es Dios, y debes ver las palabras que se hacen carne. Este es el mejor testimonio que puedes dar. Esto demuestra que posees el verdadero conocimiento de que Dios se hizo carne; no sólo eres capaz de conocer a Dios, sino que también eres consciente de que el camino que sigues hoy es el camino de vida y el camino de la verdad. Jesús hizo una etapa de la obra que sólo cumplió con la esencia de “El Verbo era con Dios”: La verdad de Dios era con Dios y el Espíritu de Dios era con la carne y era inseparable de Él; es decir, la carne de Dios encarnado estaba con el Espíritu de Dios, que es una prueba mayor de que Jesús encarnado fue la primera encarnación de Dios. Esta etapa de la obra cumplió el significado interno de “La Palabra se hace carne”, le dio un significado más profundo a “El Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”, y te permite creer firmemente en las palabras “En el principio existía el Verbo”. Lo que es igual a decir que en el momento de la creación Dios estaba poseído de Palabras, Sus Palabras eran con Él y eran inseparables de Él, y la era final deja aún más claro el poder y la autoridad de Sus palabras y permite al hombre ver todas Sus palabras, oír todas Sus palabras. Tal es la obra de la era final. Debes llegar a conocer estas cosas de pies a cabeza. No se trata de conocer la carne, sino de conocer la carne y la Palabra. Es esto de lo que debes dar testimonio, lo que todos deben conocer.

Extracto de ‘Práctica (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Mis palabras son la verdad que jamás cambia. Soy el suministro de vida para el hombre y la única guía para la humanidad. El valor y el significado de Mis palabras no se determinan basándose en si son reconocidas o aceptadas por la humanidad, sino en la esencia de las palabras mismas. Incluso aunque ni una sola persona en esta tierra pudiera recibir Mis palabras, el valor de Mis palabras y su ayuda para la humanidad son inestimables por cualquier hombre. Por lo tanto, cuando me enfrento con los muchos hombres que se rebelan en contra de Mis Palabras, las refutan o las desdeñan por completo, Mi posición es simplemente esta: dejar que el tiempo y los hechos sean Mis testigos y muestren que Mis palabras son la verdad, el camino y la vida. Dejar que muestren que todo lo que he dicho es correcto y que eso es con lo que el hombre debe ser provisto y, además, que eso es lo que el hombre debe aceptar. Voy a dejar que todos los que me siguen conozcan este hecho: los que no pueden aceptar completamente Mis palabras, los que no pueden practicar Mis palabras, los que no pueden encontrar un propósito en Mis palabras y los que no pueden recibir la salvación por causa de Mis palabras, son los que han sido condenados por Mis palabras y, además, han perdido Mi salvación y Mi vara nunca se apartará de ellos.

Extracto de ‘Deberíais considerar vuestros hechos’ en “La Palabra manifestada en carne”

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