El Señor Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Cristo es la verdad, el camino y la vida. Solo conociendo a Cristo, nosotros los cristinanos podremos obtener la vida y la verdad, así que ¿cómo conocer a Cristo encarnado?
Dios Todopoderoso dice: “El Dios encarnado se llama Cristo y Cristo es la carne vestida con el Espíritu de Dios. Esta carne es diferente a cualquier hombre que es de la carne. La diferencia es porque Cristo no es de carne y hueso; Él es la personificación del Espíritu. Tiene tanto una humanidad normal como una divinidad completa. Su divinidad no la posee ningún hombre. Su humanidad normal sustenta todas Sus actividades normales en la carne, mientras que Su divinidad lleva a cabo la obra de Dios mismo”.
“Aquel que es Dios encarnado poseerá la esencia de Dios, y Aquel que es Dios encarnado tendrá la expresión de Dios. Puesto que Dios se hace carne, manifestará la obra que pretende llevar a cabo y puesto que se hace carne expresará lo que Él es; será, asimismo, capaz de traer la verdad al hombre, de concederle la vida y de señalarle el camino. La carne que no contiene la esencia de Dios definitivamente no es el Dios encarnado; de esto no hay duda. Si el hombre pretende investigar si es la carne encarnada de Dios, entonces debe corroborarlo a partir del carácter que Él expresa y de las palabras que Él habla. Es decir, para corroborar si es o no la carne encarnada de Dios y si es o no el camino verdadero, la persona debe discernir basándose en Su esencia”.
De estas palabras, se ve que Cristo es Dios encarnado, es decir, el Espíritu de Dios se viste una carne convirtiéndose en una persona con esencia divina. Por lo tanto, Cristo puede expresar la verdad, proveer a la humanidad y hacer la obra de purificar y salvar a ella. Esto es algo que ningún ser humano posee y puede alcanzar. El Señor Jesús era Dios encarnado, Cristo, así que expresó muchas verdades, trajo al hombre el camino del arrepentimiento, reveló el misterio del reino de los cielos, y al final, fue crucificado para redimir a toda la humanidad. Las palabras y la obra del Señor Jesús han confirmado plenamente que Él es Cristo, el Redentor de la humanidad.
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