“Y desde el tiempo de Juan Bautista, hasta el presente, el reino de los cielos se alcanza a viva fuerza, […]”
(Mateo 11:12)
Reflexion del evangelio de hoy
De este versículo, podemos conocer el requisito para entrar en el reino de los cielos que el Señor Jesús señaló para nosotros: Sólo esforzándonos podemos entrar en el reino de los cielos. Como cristianos, nuestro mayor deseo es ser arrebatados al reino de los cielos. Entonces, ¿cómo nos esforzamos? ¿En qué dirección debemos hacerlo? El Señor Jesús dijo: “No todo aquel que me dice: ¡Oh, Señor, Señor! entrará por eso en el reino de los cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial, ése es el que entrará en el reino de los cielos” (Mateo 7:21). Y la Biblia también dice: “[...] la santidad de vida, sin la cual nadie puede ver a Dios” (Hebreos 12:13). Obviamente, sólo cuando hacemos la voluntad de Dios, seguimos Su camino, nos separamos del pecado y somos purificados, podemos entrar en el reino de los cielos. Sin embargo, muchas personas no se concentran en seguir el camino del Señor ni en practicar Sus palabras; en cambio, piensan que mientras trabajemos duro por el Señor, hagamos sacrificios, nos dediquemos y difundamos más el evangelio, podremos entrar en el reino de los cielos. Esto me recuerda a los fariseos que procuraron trabajar arduamente por el Señor y viajaron a lo largo y ancho predicando el evangelio. Pensaron que mientras lo hicieran de esta manera, el Señor los alabaría y entraría en el reino de los cielos. Esta es la dirección hacia la que trabajaron. Pero al final, todas sus acciones fueron condenadas como hipócritas porque querían entrar en el santo reino de Dios a través del trabajo externo en lugar de practicar las palabras del Señor. Echemos un vistazo al discípulo del Señor Jesús, Pedro. En su búsqueda del Señor Jesús, se centró en practicar de acuerdo con los requisitos del Señor en todo, y procuró amar a Dios y satisfacer a Dios, y finalmente logró un amor supremo de Dios, obedeció a Dios hasta la muerte, fue crucificado boca abajo para Dios, y se convirtió en una persona que buscaba el corazón de Dios. La gente como él vivirá en el reino celestial. Si comparamos las instrucciones hacia las que los fariseos y Pedro trabajaron, es fácil ver que si las personas que creen en Dios y lo siguen, quieren entrar en el reino de Dios, sólo practicando las palabras del Señor, siguiendo Su camino y convirtiéndose en personas que hacen la voluntad de Dios, ¿pueden entrar en el reino celestial? Esta es la única condición para entrar en el reino de los cielos. Como Dios dice: “Debes saber qué tipo de personas deseo; los impuros no tienen permitido entrar en el reino, no pueden mancillar el suelo santo. Aunque puedes haber realizado muchas obras y has obrado durante muchos años, si al final sigues siendo deplorablemente inmundo, ¡es intolerable para la ley del Cielo que desees entrar en Mi reino! Desde la fundación del mundo hasta hoy, nunca he ofrecido acceso fácil a Mi reino a cualquiera que se congracia conmigo. Esta es una norma celestial ¡y nadie puede quebrantarla!”. De las palabras de Dios, podemos ver que Dios es justo y santo, y que el reino de Dios es santo, así que ¿cómo se puede permitir que aquellos que son impuros entren en el reino? Mientras tanto, podemos ver que la voluntad de Dios es traer a aquellos que son salvos por Dios, que han cambiado y han sido limpios a Su reino. Habiendo conocido la voluntad de Dios, debemos seguir haciendo la voluntad de Dios, siguiendo el camino de Dios, y siendo limpios y perfeccionados, logrando así un amor último de Dios y obedeciendo a Dios hasta la muerte como Pedro. Sólo así podremos ser personas buscando el corazón de Dios, y tener un lugar en el reino celestial.
Traducido del original en inglés al español por Xinia Arias Quirós
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