martes, 19 de mayo de 2020

Deberías preparar suficientes buenas obras para tu destino (Fragmento II)



Ahora es el momento en el que determino el final para cada hombre, no la etapa en la que comencé a obrar en el hombre. Escribo en Mi libro las palabras y acciones de cada hombre, así como su trayectoria como Mi seguidor, sus características inherentes, y su desempeño final. De esta manera, ninguna actitud del hombre escapará de Mi mano y todos estarán con su propia especie según Yo lo designe. Yo decido el destino de cada hombre no en base a su edad, antigüedad, cantidad de sufrimiento ni, mucho menos, según el grado de compasión que provoca, sino en base a si posee la verdad. No hay otra decisión que esta. Vosotros debéis daros cuenta de que todos aquellos quienes no siguen la voluntad de Dios serán castigados. Este es un hecho inmutable. Por lo tanto, todos aquellos quienes son castigados, reciben castigo por la justicia de Dios y como retribución por sus acciones malvadas. No he hecho un solo cambio a Mi plan desde su concepción. Es sólo que, para el hombre, aquellos a los que dirijo Mis palabras parecen estar disminuyendo en número, como lo son aquellos a los que verdaderamente apruebo. Sin embargo, sostengo que Mi plan nunca ha cambiado; más bien, es la fe y el amor del hombre los que siempre están cambiando, siempre menguando, hasta el punto en que es posible para cada hombre pasar de adularme hasta ser frío conmigo o incluso echarme de su lado. Mi actitud hacia vosotros no será ni fría ni caliente hasta que Yo sienta aborrecimiento y finalmente designe el castigo. Sin embargo, en el día del castigo, Yo todavía os veré, pero vosotros ya no seréis capaces de verme. La vida entre vosotros me resulta aburrida y tediosa, así que no hace falta decir que he elegido un entorno diferente en el que vivir para evitar el daño de vuestras palabras maliciosas y alejarme de vuestro sórdido comportamiento, de manera que ya no podáis engañarme ni tratarme con indiferencia. Antes de dejaros, todavía os exhorto a absteneros de hacer cualquier cosa que no esté de acuerdo con la verdad. Más bien, debéis hacer lo que es agradable a todos y que beneficie a todos los hombres y a vuestro propio destino, de lo contrario, quien sufra en el desastre no será otro más que tú mismo.

 Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

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