A la hora de recibir al Señor, muchos esperan verlo aparecerse en Espíritu a la humanidad. Ahora bien, ¿es esta la senda correcta para llegar a recibir al Señor? Todos sabemos que Job dijo “He sabido de Ti solo de oídas, pero ahora mis ojos te ven” porque oyó la voz de Jehová en la tempestad. Pedro también oyó la voz del Señor Jesús y, de ese modo, lo reconoció como Cristo. Aquí se evidencia que, sin importar cómo se aparezca Dios a la gente, esta solo puede comprobar que, efectivamente, es la aparición de Dios al oír Su voz. Está claro que ser capaz de oír la voz de Dios es la única manera de presenciar Su aparición y recibir el regreso del Señor.
Las palabras relevantes de Dios
El plan de gestión de seis mil años de Dios está llegando a su fin y la puerta del reino ya se ha abierto a todos aquellos que buscan Su aparición. Queridos hermanos y hermanas, ¿qué estáis esperando? ¿Qué es lo que buscáis? ¿Estáis esperando que aparezca Dios? ¿Estáis buscando Sus huellas? ¡Cómo se anhela la aparición de Dios! ¡Y qué difícil es encontrar las huellas de Dios! En una época como esta, en un mundo como este, ¿qué debemos hacer para contemplar el día en que aparece Dios? ¿Qué debemos hacer para mantener el paso de las huellas de Dios? A cuestiones de esta clase se enfrentan todos los que están esperando que aparezca Dios. Vosotros las habéis considerado en más de una ocasión, pero ¿con qué resultado? ¿En dónde se aparece Dios? ¿Dónde están las huellas de Dios? ¿Tenéis las respuestas? Muchas personas responderían de esta manera: “Dios se aparece entre todos los que lo siguen, y Sus huellas están entre nosotros; ¡es así de sencillo!”. Cualquiera puede ofrecer una respuesta tópica, pero, ¿entendéis vosotros a qué se refiere la aparición de Dios o de Sus huellas? La aparición de Dios se refiere a Su llegada a la tierra para hacer Su obra en persona. Con Su propia identidad y carácter, y en la manera que es innata a Él, desciende entre la humanidad para llevar a cabo la obra de comenzar una época y terminar otra. Esta clase de aparición no es una especie de ceremonia. No es una señal, un cuadro, un milagro o una especie de gran visión y mucho menos una clase de proceso religioso. Es un hecho real y verdadero que se puede tocar y contemplar por cualquiera. Esta clase de aparición no es en aras de cumplir un trámite o de una labor a corto plazo; es, para ser más precisos, una etapa en la obra de Su plan de gestión. La aparición de Dios siempre es significativa y siempre guarda relación con Su plan de gestión. A lo que se le llama “aparición” es completamente diferente a la clase de “aparición” en la que Dios guía, lidera y esclarece al hombre. Cada vez que Él se revela, Él lleva a cabo una etapa de Su gran obra. Esta obra es diferente de la de cualquier otra época. Para el hombre es inimaginable y él nunca la ha experimentado. Es una obra que da inicio a una nueva época y termina con la antigua, y es una forma nueva y mejorada de obrar para la salvación de la humanidad; más aún, es una obra que lleva a la humanidad a una nueva época. Esto es lo que significa la aparición de Dios.
Una vez habéis entendido lo que significa la aparición de Dios, ¿cómo debéis buscar las huellas de Dios? Esta pregunta no es difícil de explicar: dondequiera que aparezca Dios allí encontrarás Sus huellas. Tal explicación suena sencilla, pero no es tan fácil en la práctica porque muchas personas no saben dónde aparece Dios, mucho menos en dónde está dispuesto a aparecer o en dónde debería hacerlo. Algunos irreflexivamente creen que dondequiera que esté obrando el Espíritu Santo, ahí aparece Dios. O también creen que dondequiera que hay figuras espirituales, ahí aparece Dios. O si no, creen que donde hay personas de alta reputación, ahí aparece Dios. Por el momento, dejemos de lado si tales creencias son correctas o están equivocadas. Para explicar tal cuestión debemos primero tener un objetivo claro: estamos buscando las huellas de Dios. No estamos buscando figuras espirituales, ni mucho menos estamos buscando figuras de renombre; estamos buscando las huellas de Dios. Por esta razón, ya que estamos buscando las huellas de Dios, nos corresponde a nosotros buscar la voluntad de Dios, por Sus palabras y declaraciones; porque dondequiera que haya nuevas palabras dichas por Dios, allí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí aparece, ahí existe la verdad, el camino y la vida. Al buscar las huellas de Dios, has ignorado las palabras “Dios es la verdad, el camino y la vida”. Y así, muchas personas, incluso cuando reciben la verdad, no creen que han encontrado las huellas de Dios y mucho menos reconocen la aparición de Dios. ¡Qué error tan grave! La aparición de Dios no se puede reconciliar con las nociones del hombre; todavía menos puede Dios aparecer por órdenes del hombre. Dios hace Sus propias elecciones y tiene Sus propios planes cuando hace Su obra; más aún, Él tiene Sus propios objetivos y Sus propios métodos. Sea cual sea la obra que Él hace, no es necesario que la discuta con el hombre o busque su consejo, ni mucho menos que notifique de Su obra a cada persona. Este es el carácter de Dios, que debería además ser reconocido por todo el mundo. Si deseáis presenciar la aparición de Dios, seguir las huellas de Dios, entonces debéis primero apartaros de vuestras propias nociones. No debes demandar que Dios haga esto o aquello; mucho menos debes colocarlo dentro de tus propios confines y limitarlo a tus propias nociones. En cambio, debéis preguntar cómo vais a buscar las huellas de Dios, cómo vais a aceptar la aparición de Dios, y cómo vais a someteros a Su nueva obra; esto es lo que el hombre debe hacer. Ya que el hombre no es la verdad y no posee la verdad, debe buscar, aceptar y obedecer.
Extracto de “La aparición de Dios ha impulsado una nueva época”
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. ¿Habéis oído ahora las palabras del Espíritu Santo? Las palabras de Dios han venido sobre vosotros. ¿Las oís? Dios realiza la obra de las palabras en los últimos días y tales palabras son las del Espíritu Santo, porque Dios es el Espíritu Santo y también puede hacerse carne; por tanto, las palabras del Espíritu Santo, tal como se hablaron en el pasado, son las palabras de Dios encarnado hoy. Hay muchas personas absurdas que creen que ya que habla el Espíritu Santo, Su voz debería hablar desde los cielos para que la gente lo oiga. Cualquiera que piense de esta forma no conoce la obra de Dios. En verdad, las declaraciones habladas por el Espíritu Santo son las habladas por Dios hecho carne. El Espíritu Santo no puede hablar directamente al hombre, ni siquiera en la Era de la Ley habló Jehová directamente al pueblo. ¿Acaso no sería bastante menos probable que lo hiciera en esta era actual? Para que Dios haga declaraciones para llevar a cabo la obra, Él debe hacerse carne, o de lo contrario Su obra no sería capaz de conseguir sus objetivos. Los que rechazan a Dios encarnado son los que no conocen el Espíritu ni los principios por los que Dios obra. Los que creen que ahora es la era del Espíritu Santo, pero no aceptan Su nueva obra, son aquellos que viven en una fe vaga y abstracta. Esas personas nunca recibirán la obra del Espíritu Santo. Los que sólo piden que el Espíritu Santo hable y realice Su obra directamente, y no aceptan las palabras o la obra de Dios encarnado, ¡nunca serán capaces de entrar en la nueva era ni de que Dios les traiga una salvación completa!
Extracto de “¿Cómo puede el hombre que ha delimitado a Dios con sus nociones recibir Sus revelaciones?”
Todos los que pueden obedecer las declaraciones actuales del Espíritu Santo son benditos. No importa cómo solían ser o cómo el Espíritu Santo solía obrar en ellos, los que han obtenido la última obra de Dios son los más bendecidos y los que no pueden seguir la última obra hoy son eliminados. Dios quiere a los que son capaces de aceptar la nueva luz y Él quiere a los que aceptan y conocen Su última obra. ¿Por qué se dice que debéis ser una virgen casta? Una virgen casta puede buscar la obra del Espíritu Santo y entender las cosas nuevas y, además, puede desechar las antiguas nociones y obedecer la obra de Dios hoy. Este grupo de personas que aceptan la nueva obra de la actualidad, Dios las predestinó antes de todos los siglos y son las más benditas de las personas. Vosotros oís la voz de Dios directamente y contempláis la aparición de Dios y así, en todo el cielo y la tierra y a lo largo de las eras, nadie ha sido más bendecido que vosotros, este grupo de personas.
Extracto de “Conoce la nueva obra de Dios y sigue Sus huellas”
No hay comentarios:
Publicar un comentario