Antes de que Wang Qian pudiera terminar de hablar, Lin Nan se llenó de ira y sintió que la empujaban al límite. Ante la idea de que Yi Fan la apuñalara por la espalda varias veces para tener la oportunidad de ascenso, Lin Nan arrojó su lapicero sobre el escritorio, se levantó y llena de indignación caminó hacia la oficina de Yi Fan. Allí Lin Nan reveló todas las cosas despreciables que Yi Fan le había hecho frente a muchos colegas.
Después de su lucha por salvaguardar la justicia, Lin Nan regresó triunfante. Volvió a su oficina y se sentó en la silla en silencio. Pensando en todos los años en que trabajó con Yi Fan, Lin Nan no recordaba exactamente cuántas veces discutió con Yi Fan. No podía soportar que Yi Fan creara algo de la nada, y casi se convirtieron en enemigas acérrimas. A pesar de que había desahogado su enojo, Lin Nan se sintió profundamente perturbada en su corazón. Rápidamente se dio cuenta de que este era un reproche del Señor para ella, y su arrepentimiento surgió espontáneamente.
Cuando volvió a su casa, después del trabajo, Lin Nan se arrodilló frente a su cama y oró al Señor: “¡Oh, Señor! Cometí pecados otra vez. Por el bien de mi propia reputación y estado, me peleé con mi colega y abiertamente la acusé, y hasta la traté como mi enemiga. No tengo tolerancia ni paciencia, y mucho menos amo a los demás como me amo a mí misma. Señor, te ruego que me perdones”.
Después de rezar, Lin Nan se sentó cansinamente frente a su computadora. Ella pensó que el Señor Jesús les había enseñado que deberían amar a los demás como se amaban a sí mismos y ser tolerantes y pacientes con ellos, y que su perdón hacia los demás debería ser setenta veces siete. Sin embargo, cuando sus intereses personales eran afectados, Lin Nan no ponía en práctica estas enseñanzas del Señor. Por eso se sentía muy angustiada. Lin Nan sabía que lo que vivía no podía ser aceptado por el Señor, pero involuntariamente cometía pecados una y otra vez. No sabía si podría recibir el perdón del Señor si todavía vivía en pecado. Por lo tanto, encendió su computadora y visitó un foro evangélico que conocía, enviando un mensaje respecto a su aprensión.
En poco tiempo recibió varias respuestas a su mensaje:
Felicidad es suficiente:
La Biblia dice: “Por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1). Repetidamente, mientras cometemos los mismos pecados, el Señor no nos condena y nos ha perdonado. Moderador, no necesita preocuparse por este problema. Mientras confesemos y nos arrepentamos ante el Señor, es suficiente para nosotros.
Volando libremente:
“Felicidad es suficiente” tiene razón, y te doy un “me gusta”. El Señor Jesús ha perdonado todos nuestros pecados. Moderador, ¿cómo puede preocuparse por esto?
Al ver estas palabras, Lin Nan pareció sentir un consuelo temporal en su corazón, y pensó: “Si realmente el Señor puede perdonarme, eso sería genial”.
Inesperadamente, otros respondieron la publicación de inmediato y expresaron una opinión diferente:
Anhelando Luz:
He tenido la misma experiencia que el moderador. Parece que debemos conversar en detalle sobre este tema. No estoy del todo de acuerdo con los dos comentarios anteriores. Tal como se dice en la Biblia: “Pero si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros hemos sido hallados pecadores, ¿es Cristo, entonces, ministro de pecado? ¡De ningún modo!” (Gálatas 2:17). “Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados” (Hebreos 10:26). Según estas líneas de las Escrituras, podemos entender que si no las seguimos después de que conocemos claramente las enseñanzas del Señor, sino que pecamos repetidamente, ya no habrá más ofrendas por el pecado. Vivimos una vida cíclica de pecar constantemente y luego declararnos culpables todos los días. Esto no es verdadera confesión y arrepentimiento.
Parasol chino:
Estoy a favor de la opinión de “Anhelando Luz”. Nosotros solamente confesamos nuestros pecados pero no nos arrepentimos, y siempre volvemos a cometerlos. Estamos cansados de nosotros mismos. Entonces, ¿cómo puede el Señor aprobarnos? ¿Cómo puede Él perdonarnos? Es como los padres tratan a sus hijos. Si un hijo comete errores una o dos veces, los padres pueden mostrar comprensión y tolerancia, y enseñarle pacientemente. Sin embargo, si el hijo siempre reconoce sus errores pero nunca los corrige, y siempre repite los mismos errores, ¿pueden los padres amar a un hijo así?
Honestamente Humano:
Tienes razón. Repetidamente cometemos los mismos pecados, y se considera que se ha hecho a sabiendas. Incluso si nos presentamos ante el Señor y admitimos nuestros pecados, lo estamos engañando. ¿Cómo podría Él estar contento? No es de extrañar que yo no sienta la presencia del Señor, ¡eso es lo que sucedió!
Al ver estos tres mensajes, aunque Lin Nan reconoció que concordaban con los hechos, su corazón inevitablemente se sintió un poco pesado. Ella pensó: ¿Será que el Señor no me perdona realmente? ¿Cómo debemos entender esta cuestión según la voluntad del Señor en la Tierra?
Lin Nan envió otra publicación:
“Todas sus respuestas tienen alguna razón; sin embargo, todavía no tengo del todo claro este tema. Por favor hablen libremente, y compartan sus opiniones sobre cómo debemos entender esta cuestión para estar en línea con la voluntad del Señor. Gracias”.
Las respuestas a este mensaje se precipitaron y la conversación se elevó de tono.
Felicidad es suficiente:
No es difícil entender este tema. Cometemos pecados repetidamente, y se puede decir que transgredimos a sabiendas, pero Romanos nos dice: “por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:23-24). Las personas mundanas son todas pecadoras. Sin embargo, debido a la redención de Jesucristo, mientras creamos en el Señor Jesús, podemos ser llamados justos por fe. Esta es la gracia que el Señor nos da. Si Él no ha perdonado nuestros pecados, ¿podemos ser llamados justos? Por lo tanto, no importa cuán repetidamente cometamos pecados o cuán ocasionalmente cometemos un pecado, el Señor nos ha perdonado. ¡Aquí no cabe la duda!
Volando libremente:
Correcto, la Biblia también dice: “a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente, para demostraren este tiempo su justicia, a fin de que El sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús” (Romanos 3:25-26). La Biblia lo dice muy claramente. La preciosa sangre del Señor Jesús limpió nuestros pecados y Él nos ha tolerado. Por lo tanto, ya no pertenecemos más al pecado.
La persona de la montaña:
Tus palabras hablan a mi corazón, y te doy un “me gusta”. Siento que la razón por la cual tememos que el Señor no nos perdone debido a nuestros frecuentes pecados es porque nuestra fe en Él es demasiado pequeña. El Señor Jesús dijo: “El que cree en El no es condenado[...]” (Juan 3:18). El Señor es un Señor misericordioso y amoroso. El Señor no nos condenará mientras creamos en Él. Todos nuestros pecados serán absueltos. Deberíamos creer en Sus palabras y tener fe en Él.
Anhelando Luz:
El Señor Jesús ha perdonado nuestros pecados al ser crucificado. Esto es una verdad. Pero esto no significa que Él nos perdonará todo el tiempo. El Señor Jesús dijo: “En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34-35). Cometemos pecados constantemente, sin verdadero arrepentimiento. Todavía somos siervos del pecado y no podemos vivir en la casa de Dios para siempre. Lo cual quiere decir que no podemos entrar al reino celestial.
Parasol chino:
Es verdad. Me recuerda una palabra en la Biblia: “Porque la paga del pecado es muerte[...]” (Romanos 6:23). La consecuencia del pecado ha sido expresada muy claramente. Sin embargo, pecamos con frecuencia y aún pensamos que el Señor nos perdonará todo el tiempo. ¿No es esto dejarse llevar por la fantasía?
Honestamente Humano:
Correcto. ¿Cómo ve el Señor a quienes pecan repetidamente? Recuerdo lo que el Señor Jesús dijo una vez a una mujer que cometió adulterio: “[...] Yo tampoco te condeno. Vete; desde ahora no peques más” (Juan 8:11). De las palabras que el Señor enseñó a la mujer, podemos ver que, aunque es misericordioso y amoroso, y puede perdonar todos nuestros pecados, esto no significa que los pecadores sean aprobados por el Señor. De lo contrario, el Señor Jesús no enseñaría a la mujer a “desde ahora no peques más”. Algunos afirman que el Señor ciertamente absolverá nuestros pecados todo el tiempo, según las palabras de los hombres que están en la Biblia, pero no buscan cuáles son los requisitos de Señor. ¿Está en línea con la voluntad del Señor? Como resultado, en este momento lo más real para nosotros es buscar cómo resolver el problema del pecado.
La discusión se hizo aún más intensa y la diferencia entre las dos opiniones se volvió más y más marcada. Lin Nan sintió que el punto de vista de “Felicidad es suficiente” se ajustaba a la idea del hombre, pero otro punto de vista, comparativamente, coincidía con las palabras del Señor y se ajustaba a Su voluntad. Por un momento, Lin Nan se sintió perdida y preocupada: Si el problema del pecado no puede resolverse, ¿cómo podremos ser elevados al reino de los cielos cuando el Señor regrese? En este momento, apareció una nueva publicación:
Entendiendo la lluvia:
¡Hola a todos! Sólo estoy de paso. Al ver su acalorada discusión, también presento mi propio punto de vista. Es cierto que el Señor es misericordioso y compasivo y que nuestros pecados son perdonados a través de nuestra fe en él. Pero Dios es justo y santo, y odia los pecados y la suciedad. Si pecamos con frecuencia, me temo que el Señor no traerá a pecadores como nosotros a su reino. “ porque escrito está: ‘Sed santos, porque Yo soy santo’” (1 Pedro 1:16). “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). Sólo quienes siguen la palabra de Dios y actúan de acuerdo con Su palabra pueden entrar al reino de los cielos. No podemos seguir la palabra de Dios y guardar las enseñanzas del Señor, y aun así pecar después de haber comprendido lo que es el pecado. Cuando el Señor regrese, ¿cómo podríamos ser dignos de entrar en el reino de Dios? Según nuestra imaginación y concepción, independientemente de cuánto pequemos, el Señor siempre perdonará todos nuestros pecados. Entonces, ¿cómo se reflejaría la justicia y la santidad del Señor? ¿Será posible que Él introduzca pecadores en el reino de los cielos? En retrospectiva, Adán y Eva pecaron y traicionaron a Dios porque escucharon las palabras de Satanás en lugar de las de Dios, por lo que fueron expulsados del Jardín del Edén. Hoy, aún vivimos en circunstancias en las que cometemos pecados, los admitimos y aun así no estamos purificados. ¿Cómo podríamos ser arrebatados al reino de los cielos? ¿No es esto demasiado irrealista?
Honestamente Humano:
“Entendiendo la Lluvia” tiene razón. Esto me recuerda las historias de Sodoma y de Nínive. La gente de ambas ciudades cometió pecados. Los de Nínive, que verdaderamente se arrepintieron, recibieron el perdón de Dios. Por el contrario, los de Sodoma no se arrepintieron, sino que pecaron después de haber entendido lo que era el pecado; eran malvados y depravados y gritaban queriendo matar a los emisarios de Dios. Se opusieron públicamente a Dios y ofendieron Su decreto, por lo que Dios usó fuego y azufre para quemarlos. Con esto vemos que el carácter justo de Dios que no tolera ofensa. Las decisiones de Dios no son sólo misericordia y compasión, sino también majestad e ira. En este asunto, realmente no podemos ser estúpidos; de lo contrario, los resultados serían demasiado terribles para considerarlos.
La persona de la montaña:
Mm. Lo que dices también tiene sentido.
Felicidad es suficiente:
Todos tienen su propia opinión. No cambio la mía. Lo siento, tengo algo más que hacer. Debo irme primero.
Las palabras de “Entendiendo la Lluvia” hicieron que Lin Nan se perdiera en sus pensamientos: De hecho, el Señor es santo. Cometemos pecados repetidamente, entonces, ¿cómo puede el Señor perdonarnos interminablemente? ¿Cómo pueden las personas sucias como nosotros entrar al reino de los cielos? Pensando que si ella continuaba pecando así sería abandonada por el Señor, Lin Nan quedó un poco ansiosa. Rápidamente tecleó y escribió en su ordenador:
“Sus mensajes son muy esclarecedores. A través de ellos, entiendo que si pecamos constantemente, no podemos obtener el perdón del Señor y no estaremos calificados para entrar en el reino de Dios cuando el Señor venga nuevamente. Sin embargo, ahora, ¿cómo podemos dejar de seguir pecando? Espero que esos hermanos y hermanas perspicaces compartan con nosotros un poco más”.
Parasol chino:
Esta es una buena pregunta. Si no podemos resolver el problema del pecado, el Señor nos abandonará. Oh, cualquiera de los hermanos y hermanas que tenga claro conocimiento de esta cuestión, por favor comuníquese con nosotros.
Entendiendo la lluvia:
Sobre este tema, estudié algunas escrituras recientemente. Recuerdo que el Señor Jesús dijo: “Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final” (Juan 12:47-48). La Biblia también dice: “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17). Al ver estas escrituras, reflexioné: la obra del Señor Jesús fue la redención para la humanidad. El Señor Jesús nos ha redimido de un estado de pecado, pero nuestra naturaleza pecaminosa todavía está profundamente arraigada en nosotros. De acuerdo con estas escrituras, ¿vendrá el Señor Jesús nuevamente en los últimos días para hacer el trabajo de juicio y limpieza de personas? Este asunto es digno de nuestra consideración.
Anhelando Luz:
Las palabras de “Entendiendo la Lluvia” me hacen pensar en lo que dijo el Señor: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16: 12-13). Aquí dice que el Espíritu de verdad vendrá y nos guiará a toda la verdad. ¿No significa esto que cuando llegue, el Señor usará Su palabra para hacer el trabajo del juicio para liberar al hombre de los pecados?
Parasol chino:
Y, en el Libro del Apocalipsis, el Señor Jesús predijo que Él aparecería en los últimos días. Él dijo: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (véase Apocalipsis 2-3). De las palabras del Señor, podemos ver que cuando el Señor regrese, ciertamente hablará y pronunciará Sus palabras. Las personas que escuchen la voz de Dios y acepten Su obra son los que serán llevados ante Su trono para festejar con el Señor.
Al escuchar estos intercambios entre hermanos y hermanas, Lin Nan de repente vio la luz. Fue como si un rayo de sol hubiera iluminado su corazón. En ese momento, se dio cuenta de que sólo si escuchaba lo que el Espíritu Santo le dice a las iglesias, podría tener la esperanza de escapar de la esclavitud y el control del pecado y alcanzar la pureza y la salvación de Dios. Ella tenía un deseo urgente de buscar las palabras del Señor en los últimos días y seguir las huellas del Cordero. por lo tanto, tenía prisa por enviar otra publicación...
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(Traducido del original en inglés al español por Carlos Nogués)
Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.
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