sábado, 31 de julio de 2021

Los desastres ocurren con frecuencia en todo el mundo, ¿cómo ser arrebatado antes del desastre?

Ahora estamos en el final de los últimos días, los desastres son cada vez más graves en todas partes del mundo, y la zona afectada también se ha vuelto cada vez más amplia. Enfrentando a estos desastres, estamos llenos de pánico y esperamos con ansiedad ser arrebatados antes del desastre y asistir al banquete con el Señor, entonces ¿sabes cómo viene el Señor para llevarnos al reino de los cielos? ¿Quieres ser arrebatado antes del desastre? ¡Esta película cristiana  te dirá la respuesta!




Película cristiana completa en español | Ser arrebatados en el peligro

Zhao Zhigang es anciano de la Iglesia Local en China. Como muchos cristianos, su mayor ilusión como creyente en el Señor es ser arrebatado en vida, encontrarse con el Señor y reinar con Él. En 1999, después de que el líder de la Iglesia lanzase el mensaje de que "El Señor regresará en el año 2000 y todos los creyentes en Él serán arrebatados en vida", él se sintió más emocionado y entusiasmado que nunca. Rebosante de fe y confianza, Zhao miraba al futuro con esperanza y expectación.... Sin embargo, cuando el año 2000 llegó y pasó, todas sus esperanzas habían sido para nada. Toda su denominación se sumió en una crisis de fe sin precedentes, y Zhao no pudo evitar preguntarse si había elegido el camino correcto o no. Después de haber difundido por toda su denominación el evangelio del descenso del reino de Dios Todopoderoso, Zhao Zhigang y un grupo de colaboradores mantuvieron una serie de profundas discusiones e intensos debates con los predicadores de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Dichas discusiones giraron en torno a las creencias que habían mantenido durante muchos años dentro de su denominación. ... Al final, Zhao Zhigang pudo ver claramente que habían sido llevados a confusión por los anticristos religiosos. Zhao reconoció rápidamente la verdad y llegó a aceptar la obra de Dios Todopoderoso. Por fin, fue arrebatado ante el trono de Dios, donde no pudo sino lamentarse: "¡Mi arrebatamiento estaba verdaderamente en peligro!".

Si quiere saber más, haga clic aquí: La segunda venida de Cristo

viernes, 30 de julio de 2021

Cuatro principios para ser un cristiano honesto

  

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Devocional cristiano: Cuatro principios para ser un cristiano honesto

Cómo ser una persona honesta es de mucha importancia para el creyente. Todos sabemos que el Señor dijo: “En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Las palabras de Dios claramente nos dicen que solo las personas honestas siguen a Dios. Solo con fe como la de un pequeño es que podemos ser aprobados por Dios y entrar en el reino de los Cielos. ¿Qué debemos hacer para ser una persona honesta?

Primero, siendo personas honestas en la oración.

Como Cristiano, la oración es una parte indispensable en nuestra adoración a Dios. En nuestra oración decimos: “¡Señor, te amo con todo mi corazón! Señor, Tu palabra es lámpara para mis pies, y una luz en mi camino”. Sin embargo, muchas veces no somos capaces de ponerlo en práctica. Trabajamos duro para en el futuro conseguir una corona, atesoramos bienes pensando en nuestro futuro y destino, pero tenemos muy poco del amor de Dios en nuestros corazones. Hay muchas alabanzas en nuestras oraciones, pero estamos llenos de quejas, incluso negamos juzgamos y blasfemamos a Dios cuando nos pone a prueba. A veces, no sabemos qué decir en nuestra oración, por lo tanto, expresamos palabras forzadas y sin fundamento, incluso recitamos algunas escrituras para alabar a Dios. Sin embargo, todas estas palabras no vienen de nuestro corazón y al terminar de orar, no sentimos gozo. Cuando un familiar enferma, ofrecemos buenas palabras a Dios para obtener Su ayuda: “Señor, Tú eres doctor omnipotente, prometo que si mi familiar se cura, dedicaré todo mi ser a Ti”. Sin embargo, después de la enfermedad, nunca nos dedicamos a Dios.

La Escritura dice: “Cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren” (Juan 4:23). A Dios le gusta que le adoremos en espíritu y en verdad. Por lo tanto, debemos abrir nuestros corazones a Dios en oración, buscarle y confiar plenamente en Él. No importa cuántas palabras hablemos, lo importante es hablar desde nuestro corazón y decir lo que pensamos sin falsedad o palabrería retórica, ni con alabanzas vacías, o con deseo de engañar a Dios. La esencia de Dios es fiel. El amor de Dios por nosotros es real; Él siempre nos trata con fidelidad y sinceridad y nos habla con palabras directas. Dios aborrece toda falsedad y engaño, y por lo tanto no escucha nuestras oraciones. Es tiempo de empezar a ser una persona honesta cuando oramos. Cuando nos acercarnos a Dios ya sea con o sin problemas y pecados, debemos tener una única personalidad verdadera ante de Dios, ésta es la puerta a la honestidad.

Segundo, para ser una persona honesta, debemos decir la verdad y renunciar a todas mentiras. Este es el ejercicio más básico en la vida diaria.

El libro de Proverbios dice: “Los labios mentirosos son abominación á Jehová: Mas los obradores de verdad su contentamiento” (Proverbios 12:22)*. El Señor Jesús nos dijo: “Antes bien, sea vuestro hablar: ‘Sí, sí’ o ‘No, no’; y lo que es más de esto, procede del mal” (Mateo 5:37). El Señor odia a aquellos que dicen mentiras. Sin embargo, decimos muchas mentiras en nuestra vida diaria inconscientemente e involuntariamente. Por ejemplo, cuando nos llevamos bien con los demás, decimos mentiras para proteger nuestra imagen y vanidad; a veces, decimos mentiras para satisfacer nuestros propios intereses carnales y alcanzar nuestros objetivos… Ya que no somos capaces de decir la verdad, y mucho menos de ser honestos en palabras.

Entonces, ¿cómo podemos resolver el problema de decir mentiras? Debemos prestar estricta atención a lo que decimos, y practicar el hablar de acuerdo con los hechos. Debemos ser estrictos y serios al respecto. Claro que no podemos violar nuestra conciencia pero es necesario prestar atención y reflexionar sobre si estamos protegiendo nuestros intereses personales, si tenemos intenciones equivocadas o propósitos mixtos. Si encontramos palabras vacías, palabras que diluyen la verdad o palabras inexactas, debemos tomarlo en serio, practicar decir la verdad y hablar de acuerdo a los hechos. Si nos encontramos mintiendo y engañando a otros, tenemos que enfrentar los hechos, admitir nuestros errores y hacer lo que Dios dice. De esta manera estaríamos dando un gran paso. Como dice la Biblia, “El que quiere amar la vida y ver dias buenos, refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño” (1 Pedro 3:10).

Tercero, ser fieles a Dios y servirle obedientemente es lo que una persona honesta debería hacer.

El Señor Jesús dijo: “Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazon, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento” (Mateo 22:37-38). Este es el estándar de Dios para el que le sirve: cumplir con nuestra responsabilidad y completar lo que Dios nos confía con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente. Todos asumimos que somos leales al Señor y que le amamos. Nos creemos buenos siervos a ojos del Señor, trabajando arduamente para Él sin importar qué tan amargados o cansados estemos. Sin embargo, no nos damos cuenta de que tenemos tales actuaciones al servir al Señor. Simplemente pasamos por el proceso y hacemos el trabajo porque es una posición, en lugar de hacerlo bien desde el fondo de nuestros corazones. Cuando las hermanas y los hermanos necesitan nuestro apoyo y ayuda en dificultades, simplemente los exhortamos con palabras, pero no les brindamos ayuda práctica. Tampoco tenemos sentido de responsabilidad en el servicio al Señor, incluso si estamos satisfechos de trabajar ante el pastor o los ancianos que asignaron nuestro servicio, en lugar de considerar lo que hacemos para preocuparnos por las intenciones de Dios… Estos servicios a Dios no son con todo nuestro corazón y mente.

Las escrituras dicen: “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos en la tierra, no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón, temiendo al Señor. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:22-23). Todos sabemos que servir es nuestro deber como criaturas, no para complacer. Debemos practicar las palabras del Señor cuando servimos, no solo pasar como un proceso o una formalidad, sino trabajar para el Señor fielmente. Este es un hombre honesto a ojos del Señor. Cada uno de nosotros tiene habilidades especiales. Algunos podemos predicar el Evangelio, dar frutos; otros limpian la iglesia durante muchos años, y algunos otros mantienen el orden en las reuniones… Hagamos lo que hagamos, debemos practicar lo que Dios dice. Aunque haya desviación en el servicio, debemos afrontar valientemente los hechos y aceptar la ayuda y orientación de los demás. Cuando cometemos errores, no podemos ocultarlos, disfrazarlos o distorsionar los hechos para echar la culpa a los demás, sino que debemos orar y arrepentirnos ante Dios. Debemos tomar lo que decimos con seriedad, haciendo que nuestras palabras se ajusten a la realidad, sin la más mínima falsedad, y aceptar el escrutinio del Espíritu de Dios… Al hacer esto, podemos aumentar la confianza en ser una persona honesta y servir bajo la voluntad de Dios.

En cuarto lugar, una persona honesta debe entregar su corazón a Dios fielmente, esto es lo más importante.

El Señor Jesús dijo: “Este pueblo con los labios me honra, pero su corazon esta muy lejos de mi” (Mateo 15:8). Las palabras de Dios nos advierten que no digamos cosas bonitas sin Dios en nuestros corazones. Debemos abrir nuestros corazones a Dios, adorarle y amarle con todo el corazón. Sin embargo, creemos en Dios solo de boca, sin entregar nuestros corazones a Dios y hacerle nuestro soberano Señor. A veces clamamos diciendo obedeceré a Dios, pero cuando nos encontramos con dificultades, no buscamos la dirección de Dios, sino que hacemos lo que nuestra propia intuición sugiere. Decimos que amamos a Dios y estamos dispuestos a ofrecerle toda la vida, pero en nuestro corazón deseamos obtener mayores bendiciones celestiales… Lo que es más, caminamos en la fe hacia Dios pero basándonos en nuestra intuición, sin entregar nuestros corazones a Dios.

Como todos saben, Job fue un hombre justo a ojos de Dios. Él entregó todo su corazón a Dios sin considerar o pedir nada para sí mismo. Cuando sus miles de posesiones desaparecieron y sus hijos fallecieron, no se quejó de Dios. Sino que dijo: “… Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo tornaré allá. Jehová dió, y Jehová quitó: sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21)*. Job dio su corazón a Dios, siendo absolutamente obediente a Dios, y por lo tanto fue aprobado por Dios. Si queremos ser un hombre honesto, debemos entregar nuestro corazón a Dios. Hay varias formas de llevar el corazón a Dios: Primero, dado que creemos en Dios, debemos permitir que Dios se haga cargo de todas las cosas y debemos someternos a las directrices de Dios, sin hacer las cosas según nuestra voluntad. En segundo lugar, aparte de entregar el servicio a Dios, debemos elegir nuestro matrimonio, los objetivos que buscamos y demás basados en la mente y los requisitos de Dios. Debemos practicar el cómo satisfacer la voluntad de Dios. Tercero, debemos buscar la voluntad de Dios en todas las cosas. Independientemente de que las cuestiones sean grandes o pequeñas, debemos tratar con ellas de acuerdo con las palabras de Dios. De esta manera somos personas honestas y reflejamos la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas.

Estos cuatro elementos mencionados anteriormente, son fundamentales para ser una persona honesta. Si nos esforzamos en ponerlos en práctica, entonces tendremos la oportunidad de ser una persona honesta y agradable ante Dios.

Recomendación: Estudio bíblico sobre la honestidad

Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Fuente: Estudiar la Biblia

jueves, 29 de julio de 2021

Resulta que la oración que concuerda con la voluntad de Dios es así…


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Prédica sobre la oraciónResulta que la oración que concuerda con la voluntad de Dios es así…

Oramos a Dios todos los días, e incluso oramos varias veces al día, pero ¿nuestras oraciones concuerdan realmente con la voluntad de Dios? ¿Cómo oramos para que sean elogiadas por Dios? Vamos a ver cómo dice Dios al respecto.

Dios dice: “Debes orar, paso a paso, de acuerdo a tu verdadero estado y a aquello que será hecho por el Espíritu Santo, y debes hablar con Dios de acuerdo con la voluntad de Dios y Sus exigencias para el hombre. Cuando comiences a practicar tus oraciones, primero entrégale tu corazón a Dios. No intentes entender la voluntad de Dios; sólo trata de decirle a Dios las palabras que están dentro de tu corazón. Cuando te presentes delante de Dios, habla así: “¡Oh Dios! Sólo hoy me doy cuenta de que solía desobedecerte. Soy realmente corrupto y despreciable. Antes, estaba perdiendo el tiempo; a partir de hoy, voy a vivir para Ti, voy a vivir una vida que tenga sentido y voy a satisfacer Tu voluntad. Quisiera que Tu Espíritu siempre obrara en mi interior y que siempre me iluminara y me esclareciera, para que pueda dar un testimonio fuerte y rotundo delante de Ti, permitiendo que Satanás vea Tu gloria, Tu testimonio y la prueba de Tu triunfo dentro de nosotros”. Cuando ores de esta manera, tu corazón será completamente liberado, y después de haber orado así, tu corazón estará más cerca de Dios, y al orar con frecuencia de esta manera, el Espíritu Santo inevitablemente obrará dentro de ti. Si siempre clamas a Dios de esta manera, y tomas tu determinación delante de Dios, llegará el día en que tu determinación pueda ser aceptada delante de Dios, cuando Él reciba tu corazón y todo tu ser, y finalmente Dios te hará perfecto.” 

De “La Palabra manifestada en carne”

Quiero compartir un himno con todos:




miércoles, 28 de julio de 2021

¿Cómo reconocen las vírgenes prudentes la voz de Dios y reciben al Señor?


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Prédica cristiana¿Cómo reconocen las vírgenes prudentes la voz de Dios y reciben al Señor?

Sabemos las manifestaciones de las vírgenes prudentes y las vírgenes insensatas. Tenemos que buscar ser una virgen prudente que se enfoca en escuchar la voz de Dios y evitar ser una vírgen insensata que no busca Sus palabras y obra.

¿Hoy continuamos comunicándonos cómo reconocer la voz de Dios para poder recibir al Señor?

La hermana Bella: “Sobre cómo reconocer la voz de Dios, todos los creyentes del Señor tenemos esta experiencia: ‘Después de escuchar las palabras del Señor Jesús, sentimos que son la verdad y tienen autoridad y poder. Este sentimiento viene de la intuición de nuestro espíritu, y cualquiera que tenga corazón y espíritu puede sentirlo’. De esto, se puede ver que la mayor diferencia entre la voz de Dios y la del hombre es que la de Dios es la verdad y tiene poder y autoridad, y podemos sentirlo tan pronto como la escuchemos. Leamos un pasaje de la Palabra de Dios para experimentar la autoridad y poder de Sus palabras.

Dios dice: “Estoy llevando a cabo Mi obra por todo el universo y en el oriente se producen choques interminables como de truenos que sacuden a todas las naciones y denominaciones. Es Mi voz la que ha guiado a todos los hombres al presente. Haré que todos los hombres sean conquistados por Mi voz, que caigan en esta corriente y se sometan ante Mí, porque desde hace mucho tiempo he recuperado Mi gloria de toda la tierra y la he emitido nuevamente en el oriente. ¿Quién no anhela ver Mi gloria? ¿Quién no espera ansiosamente Mi regreso? ¿Quién no tiene sed de Mi reaparición? ¿Quién no suspira por Mi hermosura? ¿Quién no vendría a la luz? ¿Quién no contemplaría la riqueza de Canaán? ¿Quién no anhela el regreso del Redentor? ¿Quién no adora al Gran Todopoderoso? Mi voz se extenderá por toda la tierra; quiero, frente a Mi pueblo elegido, decirles más palabras. Como los poderosos truenos que sacuden las montañas y los ríos, digo Mis palabras a todo el universo y a la humanidad. Por tanto, las palabras en Mi boca se han convertido en el tesoro del hombre y todos los hombres aprecian Mis palabras. El relámpago destella desde el oriente hasta el occidente. Mis palabras son tales que el hombre se resiste a renunciar a ellas y, al mismo tiempo, las encuentra insondables, pero se regocija aún más en ellas. Al igual que un recién nacido, todos los hombres se alegran y regocijan, celebrando Mi llegada. Por medio de Mi voz, traeré a todos los hombres delante de Mí. A partir de entonces, entraré formalmente a la raza de los hombres para que ellos vengan a adorarme. Con la gloria que irradio y las palabras en Mi boca, haré que todos los hombres se presenten ante Mí y vean que el relámpago destella desde el oriente, y que Yo también he descendido al ‘Monte de los Olivos’ del oriente. Verán que llevo ya mucho tiempo en la tierra, ya no como el Hijo de los judíos, sino como el Relámpago del oriente. Porque he resucitado hace mucho tiempo, me he alejado del seno de la humanidad y reaparecido luego con gloria entre los hombres. Soy Aquel que fue adorado en eras innumerables antes de ahora y también soy el infante abandonado por los israelitas en eras innumerables antes de ahora. ¡Además, soy el todo glorioso Dios Todopoderoso de la era actual! Que todos se presenten ante Mi trono y vean Mi semblante glorioso, oigan Mi voz y contemplen Mis obras. Esta es la totalidad de Mi voluntad; es el fin y el clímax de Mi plan, así como el propósito de Mi gestión. ¡Que cada nación me adore, que cada lengua me reconozca, que todos los hombres depositen su fe en Mí y que todas las personas se sometan a Mí!”.

La hermana Bella: “Estas palabras son demasiado autoritarias, y atraviesan mi corazón, ¡son realmente la voz de Dios!”.

 Para conocer más: Parábola de las vírgenes necias y prudentes 

martes, 27 de julio de 2021

Resulta que este tipo de personas son vírgenes prudentes

 Muchos piensan que mientras puedan trabajar duro, leer las Escrituras, orar y guardar firmemente el nombre del Señor, serán vírgenes prudentes a quienes Dios aprueba y podrán ser arrebatados al reino de los cielos cuando Él venga. De hecho, Para ser vírgenes prudentes y recibir al Señor, escuchar la voz de Dios es el método más crítico de práctica.

El Señor Jesús dijo: “Pero a medianoche se oyó un clamor: «¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo.»” (Mateo 25:6).

Apocalipsis 2:7, “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.

Dios dice: “Ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, las palabras de Dios, las declaraciones de Dios, porque donde están las nuevas palabras de Dios, ahí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición de Dios, y donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida”.

Las palabras de Dios nos transmiten un mensaje muy importante: Al oír la noticia de que alguien da testimonio de que el Señor ha regresado y ha expresado palabras para llevar a cabo la obra de salvar a la humanidad, los que pueden buscar e investigar con humildad para determinar si estas palabras son la voz de Dios y la verdad, y los que son capaces de dejar al lado sus nociones e imaginaciones para aceptar y obedecer la nueva declaración y obra de Dios cuando reconozcan Su voz, son las vírgenes prudentes a quienes Dios bendice.

Leer más: Estudio bíblico de las 10 virgenes


Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.


lunes, 26 de julio de 2021

Testimonio cristiano | He encontrado la senda al reino de los cielos

Testimonios de la vida de la iglesia te trae experiencias reales de cristianos juzgados por medio de las palabras de Dios Todopoderoso y sus testimonios al comprender la verdad, conocer a Dios y transformar su carácter corrupto. Aprende qué es el verdadero arrepentimiento y descubre la senda de purificación y entrada en el reino de los cielos.


Testimonio cristiano | He encontrado la senda al reino de los cielos (Español Latino)

La protagonista siguió la fe cristiana de sus padres desde pequeña y, tras casarse, ella y su esposo trabajaron juntos en la iglesia. En los últimos años ha descubierto que siempre se está confesando ante el Señor en oración, pero no es capaz de dejar de pecar ni de atenerse a las palabras del Señor. Tampoco tiene tolerancia ni paciencia con su marido. Reflexiona acerca de esto a raíz de las palabras de Dios “Sed santos, porque yo soy santo” (Levítico 11:44). Dios es santo y los profanos no pueden contemplar al Señor, por lo que se pregunta: ¿Es posible que alguien como ella, que vive en pecado, entre en el reino de los cielos? Esto le resulta doloroso y ora constantemente al Señor. ¿Cómo se libera finalmente de este desconcierto y cómo encuentra la senda de purificación y entrada al reino de los cielos? Escuchemos juntos su historia.

Para conocer más: Remisión de pecados

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.


domingo, 25 de julio de 2021

¿Por qué las vírgenes prudentes pueden recibir al Señor?

Recibimos un mensaje de la hermana Kira: “Hoy en día, los desastres son cada vez más graves, quiero ser una virgen prudente para poder recibir al Señor lo antes posible, pero no sé cómo lograrlo. ¿Cuál es la sabiduría de la virgen prudente?”.

Para entender esta pregunta, echemos un vistazo a la historia de la mujer samaritana registrada en la Biblia: Después de escuchar al Señor Jesús decir: “Porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad” (Juan 4:18). Dijo a todos: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será este el Cristo?” (Juan 4:29).

De las Escrituras, se puede ver que la mujer samaritana reconoció por las palabras del Señor que Él era Cristo, porque sabía que solo Dios podía observar todo, hablar los secretos ocultos del hombre y exponer todo lo que había hecho, y nadie excepto Dios poseía tal autoridad y poder. Por lo tanto, la sabiduría de la mujer samaritana es poder discernir la voz de Dios, aceptar la verdad y seguir al Señor tras oír Su voz. Este tipo de personas son las vírgenes prudentes. Y además, otros como Pedro y Natanael, etc., también reconocieron y siguieron al Señor a partir de Sus palabras.

A través de estos hechos, entendemos que las vírgenes prudentes saben escuchar la voz de Dios, por eso pueden acoger al Señor. Tal como dijo el Señor Jesús: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen” (Juan 10:27). “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). En los últimos días, el Señor llamará a la puerta a través de expresar palabras cuando venga. Al oír a alguien predicando que el Señor ha regresado y ha expresado todas las verdades para salvar a la humanidad, aquellos que pueden buscar e investigar humildemente, reconocer la voz de Dios a partir de estas palabras y creer que quien puede expresar estas verdades es el Cristo encarnado, aceptándolo y siguiéndolo, son las vírgenes prudentes que han recibido al Señor y han asistido al banquete con Él.

Recibiendo el regreso del Señor, pensamos en la parábola de las diez vírgenes. Las vírgenes prudentes se centraron en escuchar la voz de Dios y salieron a recibir al Señor, siguiendo Sus huellas. Aquellas vírgenes insensatas que se aferraron a sus propios conceptos e imaginaciones y no dieron importancia a oír la voz de Dios se perdieron el regreso del Señor. Entonces, para recibir el regreso del Señor, debemos ser una virgen prudente. Puede hacer clic en medios de contacto abajo para discutir y comunicarse con nosotros.

📞: Charlar con nosotros por WhatasApp


Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com .

sábado, 24 de julio de 2021

Los desastres han llegado, ¡el único camino de ser protegido está aquí!

Hace un tiempo, muchos lugares aliviaron el confinamiento, y todos pensamos que el desastre estaba a punto de terminar, pero no esperábamos que la epidemia volviera a brotar. Enfrentando los rebrotes de la epidemia, muchas personas sienten pánico y preocupación, no saben cuánto tiempo continuará o cuántas personas morirán en este desastre. Pero nosotros, los que creen en Dios, sabemos que todo viene con el permiso de Dios. Entonces, ya que Dios permite que ocurra este desastre, ¿cuál es Su voluntad? ¿Cómo podemos encontrar el manera de ser protegidos por Dios en los desastres? Haz clic para leer el artículo “Han llegado los desastres: ¿Cuál es la voluntad de Dios?” para comprender la voluntad de Dios detrás de los desastres y la forma de ser protegido por Dios en ellos.

El “nuevo coronavirus”, unas palabras que infunden temor en el corazón de la gente, surgió por primera vez en Wuhan (China), desde donde se ha extendido por todo el planeta. A lo largo y ancho del mundo están muriendo personas de forma masiva y muchas otras se hallan en un constante estado de pánico, con la sensación de que los grandes desastres han caído sobre nosotros. Nadie sabe cuánto durará esta pandemia ni cuántas vidas se cobrará. Los que creen en Dios, no obstante, en el fondo saben que todo ocurre con el permiso de Dios, sin el cual no puede suceder absolutamente nada. Así pues, ¿cuál es la voluntad de Dios al permitir esta epidemia sobre nosotros?

Vuelve la mirada a la historia y busca la voluntad de Dios

El Antiguo Testamento relata que la gente de Sodoma era malvada, promiscua y corrupta, y que la ciudad rebosaba tal sed de sangre y muerte que la gente incluso quería matar a los ángeles. Ni siquiera se les ocurrió arrepentirse en ningún momento, por lo que Dios hizo llover fuego sobre ellos desde el cielo y los destruyó a todos. Los que conocen la Biblia, sin embargo, saben que, antes de que Dios hiciera caer la tragedia sobre la ciudad, Abraham intercedió ante Él por Sodoma. He aquí un fragmento de este relato bíblico: “Y Jehová dijo: ‘Si encuentro en Sodoma cincuenta justos en la ciudad, salvaré todo el lugar por el bien de ellos’. […] Y dijo: […] ‘Tal vez puedan haber diez ahí’. Y Él dijo: ‘No la destruiré’” (Génesis 18:26-32).* Estos versículos no solo revelan el carácter justo de Dios, sino que, más aún, nos dan una idea de Su gran misericordia y clemencia. Dios habría perdonado a Sodoma si hubiera hallado a cincuenta justos en ella y también la habría perdonado si hubiera hallado a solo diez justos. Pese a lo sumamente corrupta y malvada que era la gente, Dios, no obstante, esperaba su arrepentimiento. Es doloroso que no fuera posible hallar ni a diez justos en una ciudad tan grande, así que Dios, finalmente, no tuvo más remedio que destruirla.

La gente que habita actualmente en este mundo, repleto de tentaciones, es incluso peor que la de Sodoma tantos años atrás. Satanás ha corrompido a la gente de hoy hasta tal punto que adora el mal y ama la injusticia; la tierra está plagada de violencia y adulterio, y por todos lados se ven karaokes, salones de masaje de pies, hoteles y discotecas en calles principales y pequeños callejones. Esos lugares rebosan maldad y promiscuidad. Todo el mundo, depravado sobremanera, vive para comer, beber, divertirse y entregarse a los placeres físicos. No hay amor entre las personas, sino que todas ellas mienten, pelean y compiten entre sí por el estatus, la fama y la fortuna; se engañan y traman unas contra otras e incluso llegan a las manos por el dinero y la ganancia. Toda la humanidad vive bajo el campo de acción de Satanás y nadie tiene amor por las cosas positivas, ni anhela la luz ni se ofrece a aceptar la gracia de la salvación de Dios. Hasta los creyentes viven en una espiral de pecado y confesión, totalmente incapaces de mantenerse fieles a las enseñanzas del Señor. Llegan hasta el punto de seguir las tendencias mundanas e ir en pos de los placeres de la carne. Ni aunque sepan que están viviendo en pecado pueden despojarse de las ataduras de este; sus corazones se han alejado demasiado de Dios. ¿Acaso la humanidad entera, corrompida hasta semejante extremo, no alcanzó hace mucho tiempo el punto en que debería haber sido destruida?

Dios espera que la gente sea capaz de arrepentirse

Se produce un desastre detrás de otro y la voluntad de Dios es que nos presentemos ante Él para arrepentirnos. Desea que todo el mundo se arrepienta y nadie perezca. Hace dos mil años, el Señor Jesús dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). En este momento, tal vez algunos observen: «Los incrédulos no creen en Dios y es imposible que se arrepientan. Sin embargo, nosotros, tras recibir la fe en el Señor, a menudo lloramos amargamente ante Él mientras oramos. Admitimos nuestros pecados anteriores y no volveremos a hacer nada malo. Somos capaces de ser tolerantes y pacientes con los demás. Puede que demos limosnas y donativos y ayudemos a otros; incluso podemos pasar todo nuestro tiempo afanándonos por trabajar para el Señor y no lo traicionaremos aunque nos detengan y encarcelen. ¿Esto no es verdadero arrepentimiento? Si practicamos constantemente de este modo, el Señor nos protegerá y evitará que nos lleven por delante los desastres». Sin embargo, ¿es esa la realidad? En una ocasión, el Señor Jesús dijo: “En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34-35). Una vez que hemos recibido la fe en el Señor, somos capaces de ser humildes y pacientes, de ayudar a otros, de sacrificarnos, entregarnos, predicar el evangelio y dar testimonio del Señor, y tenemos algunas buenas conductas externas. No obstante, lo que no podemos negar es que las actitudes corruptas que hay en nosotros, como la arrogancia, el engreimiento, la perversidad, la mentira, el egoísmo y la bajeza, no se han purificado y aún somos capaces de pecar continuamente. Por ejemplo, bien sabemos que el Señor nos exige honestidad, pero, controlados por nuestra naturaleza egoísta y despreciable, en cuanto algo atenta contra nuestros intereses personales, no podemos evitar mentir y engañar; controlados por nuestra naturaleza arrogante y engreída, siempre logramos que los demás hagan lo que les mandamos sin importar de qué se trate y, cuando no lo hacen, nos enfadamos y les soltamos una reprimenda; y cuando sobrevienen desastres y pruebas, nos quejamos y culpamos al Señor. Estos son solamente algunos ejemplos. Nuestros pecados son como la cizaña, que vuelve a crecer justo después de ser cortada. Aunque lloremos amargamente todos los días mientras oramos y confesamos nuestros pecados, seguimos sin transformarnos. ¿Acaso es esto verdadero arrepentimiento? ¿Quién podría garantizar que Dios habría de proteger a una persona así en medio de los desastres? El verdadero arrepentimiento se da cuando se han purificado y transformado por completo las corruptas actitudes satánicas de una persona, cuando esta ya no quiere hacer el mal, pecar ni oponerse a Dios, cuando es capaz de someterse sinceramente a Él y adorarlo. Estas son las únicas personas aptas para heredar las promesas y bendiciones de Dios y entrar en el reino de los cielos. Tal como señala la Biblia: “Seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11:45). “Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad” (Apocalipsis 22:14).

Cómo alcanzar el verdadero arrepentimiento y recibir la protección de Dios

Entonces, ¿cómo podemos alcanzar el verdadero arrepentimiento? El Señor Jesús dijo una vez: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17). “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). El Señor profetizó que regresaría en los últimos días, que expresaría más verdades y más elevadas que en la Era de la Gracia y llevaría a cabo una etapa de trabajo para juzgar y purificar al hombre, de modo que podamos liberarnos definitivamente de las ataduras del pecado, purificarnos y transformarnos. Dado que la obra del Señor Jesús en la Era de la Gracia fue la obra de redención, la gente pudo recibir el perdón de los pecados por creer en Él. Sin embargo, no se purificó su naturaleza pecaminosa. Únicamente si aceptamos la obra del juicio de Dios en los últimos días, si se purifica y transforma nuestro carácter corrupto y si nunca más hacemos el mal, pecamos ni nos oponemos a Dios podrá afirmarse que nos hemos arrepentido de verdad. Será entonces cuando estaremos bajo la protección de Dios y sobreviviremos a los desastres.

El Señor Jesús ya ha regresado. Es Dios Todopoderoso encarnado. Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días, está realizando la obra de juicio, que comienza por la casa de Dios sobre la base de la obra de redención del Señor Jesús. Dios Todopoderoso dice: “En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas […]. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él” (‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”).

A fin de liberarnos de los grilletes de nuestro carácter satánico, Dios Todopoderoso expresa todas las verdades que pueden purificarnos y salvarnos plenamente. Desvela los misterios de la obra de gestión de Dios, de 6000 años de duración; revela el origen de la maldad del mundo, así como la esencia y verdad de la corrupción de la humanidad a manos de Satanás. Al experimentar el juicio de las palabras de Dios, vemos lo a fondo que nos ha corrompido Satanás. Arrogancia, engreimiento, egoísmo, bajeza, perversidad, mentira, avaricia, iniquidad… Nada de lo que vivimos tiene apariencia humana, lo que enciende el odio y la animadversión de Dios hacia nosotros. Al mismo tiempo, llegamos a conocer el carácter justo de Dios, que no tolera ofensa. Reconocemos que siempre vivimos de acuerdo con nuestras corruptas actitudes satánicas y que, si no practicamos la verdad, sin duda Dios nos aborrecerá y rechazará. Es entonces cuando nos postramos ante Dios y nos arrepentimos. Detestamos nuestros pecados y deseamos vivir según las palabras de Dios. Al abandonar una y otra vez la carne y practicar la verdad, poco a poco se purifica y transforma nuestro carácter corrupto. Ya no nos rebelamos contra Dios ni nos oponemos a Él, y comenzamos a someternos a Él y a venerarlo sinceramente. Estas son las únicas personas verdaderamente arrepentidas, que serán protegidas por Dios y sobrevivirán a los desastres.

Dios Todopoderoso apareció e inició Su obra hace treinta años. La obra del evangelio se ha extendido a lo largo y ancho de todas las naciones de la tierra y los millones de palabras expresadas por Dios Todopoderoso llevan mucho tiempo publicadas en internet. Estas palabras se han traducido a más de 20 idiomas; dan testimonio y están disponibles en abierto para toda la humanidad. En esta época tan oscura y malvada, las verdades expresadas por Cristo de los últimos días surgen como la luz verdadera, como un relámpago que brilla de Oriente a Occidente. Dan testimonio a toda la humanidad de que Dios ha aparecido y el Señor Jesús ha regresado. Él expresa la verdad para purificar y salvar al hombre y la única manera de que el hombre logre la salvación plena pasa por aceptar a Dios Todopoderoso. Sin embargo, Satanás ha corrompido a fondo a la humanidad. Nadie ama la verdad. Lo único que quiere la gente es codiciar los placeres del pecado. No está deseosa de investigar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días ni de aceptar Su juicio y castigo en los últimos días. En cambio, tiene unas nociones hondamente arraigadas de la obra de Dios y hay quienes incluso se oponen a la obra de Dios de los últimos días y la condenan públicamente. Todo el mundo vive en pecado sin pensar en arrepentirse. Muy pocos anhelan la verdad o la luz. Los desastres que vemos hoy en día son el recordatorio final de Dios, Su última advertencia a la humanidad. Más aún, son la salvación de Dios. Solo si nos presentamos ante Dios para arrepentirnos podremos recibir Su protección contra los desastres.

Atención a las advertencias de Dios

Dios Todopoderoso dice: “Todos los desastres sucederán uno tras otro; todas las naciones y todos los lugares experimentarán desastres, plaga, hambre, inundación, sequía y terremotos están por todas partes. Estos desastres no ocurren sólo en uno o dos lugares, ni terminarán dentro de uno o dos días, sino que se extenderán sobre un área cada vez mayor y los desastres serán cada vez más severos. Durante este tiempo surgirán sucesivamente toda clase de plagas de insectos, y el fenómeno del canibalismo ocurrirá en todos los lugares. Este es Mi juicio sobre todas las naciones y pueblos” (‘Capítulo 65’ de Declaraciones de Cristo en el principio en “La Palabra manifestada en carne”). “Si esta desea tener un buen destino, si un país desea un buen destino, entonces el hombre debe postrarse a Dios para adorarlo, arrepentirse y confesar delante de Él, si no, la suerte y el destino del hombre acabarán inevitablemente en catástrofe” (‘Dios preside el destino de toda la humanidad’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Mi obra final es no sólo castigar al hombre, sino ordenar el destino del hombre. Adicionalmente, es recibir reconocimiento de todos por todo lo que he hecho. Quiero que cada hombre vea que todo lo que he hecho es lo correcto y que es una expresión de Mi carácter; no es la obra del hombre, ni mucho menos toda la naturaleza, la que creó a la humanidad. Por el contrario, soy Yo el que nutre cada ser vivo entre todas las cosas. Sin Mi existencia, la humanidad sólo puede morir y sufrir la invasión de plagas. Nadie podrá ver nunca más la belleza del sol y la luna o el mundo verde; la humanidad sólo se enfrentará a la noche frígida y al valle inexorable de la sombra de la muerte. Yo soy la única salvación de la humanidad. Soy la única esperanza de la humanidad y, aún más, Yo soy Aquel sobre quien descansa la existencia de toda la humanidad. Sin Mí, la humanidad se detendrá de inmediato y por completo. Sin Mí, la humanidad sufrirá una catástrofe y será pisoteada por todo tipo de fantasmas, aunque nadie me presta atención. He realizado una obra que no puede ser realizada por nadie más, sólo con la esperanza de que el hombre me retribuya con buenas acciones” (‘Deberías preparar suficientes buenas obras para tu destino’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Los desastres son cada vez peores en todo el mundo y se extienden por zonas crecientemente amplias. Los desventurados no pueden escapar y pareciera como si pronto fuéramos a tener sobre nosotros el fin del mundo. Todos sabemos, no obstante, que Dios gobierna nuestro destino y todos los desastres están en Sus manos. Solo si nos presentamos ante Dios para arrepentirnos y aceptar Su juicio y castigo en los últimos días tendremos la oportunidad de que nos proteja de los desastres y sobrevivamos. La marcha del mundo se está revelando ante nuestros ojos. Una vez que Dios haya salvado a todos los que pueda salvar, destruirá este mundo depravado e inmundo con los grandes desastres. Cuando llegue ese momento, los desastres se llevarán por delante a aquellos que no se hayan presentado ante Dios, entre el llanto y crujir de dientes.

Si crees que este artículo es muy útil para ti, compártelo con tus familiares y amigos para que también puedan encontrar el camino de ser conservadores en los desastres.

Hoy en día, los desastres como terremotos, plagas y hambrunas están ocurriendo con frecuencia, esto es la señales antes del fin que nos dice que el día del Señor ha llegado, el Señor ha regresado. ¿Cómo debemos recibir al Señor? Puede hacer clic en los siguientes datos de contacto para discutir y comunicarse con nosotros en línea, nuestros especialistas le responderán online.

Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.


viernes, 23 de julio de 2021

En los desastres, ¿lo que Dios nos requiere solo es orar a Él por la fe?

 Frente a los desastres, muchas personas consideran que con que mantengamos la fe y oremos con más frecuencia al Señor, tendremos Su aprobación y protección. ¿Es conforme a la voluntad de Dios este punto de vista? De hecho, excepto de orar con fe al Señor, debemos comprender que la ocurrencia de las desastres cumple justamente las profecías del regreso del Señor, tal como: “Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y en diferentes lugares habrá hambre y terremotos. Pero todo esto es solo el comienzo de dolores” (Mateo 24:7-8). Dios nos advierte mediante los desastres que las profecías de Su regreso se han cumplido básicamente y que estamos en el momento crítico de recibirlo. Por ende, lo que más urgente para nosotros es buscar Sus huellas y acoger Su regreso, solo así podremos satisfacer Su voluntad y obtener Su protección. Entonces, ¿cómo podemos darle la bienvenida? Se profetiza en el Apocalipsis: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). Dios dice: “Dondequiera que Dios aparece, allí se expresa la verdad y estará la voz de Dios. Solo los que pueden aceptar la verdad podrán escuchar la voz de Dios y solo tales personas son aptas para presenciar la aparición de Dios. […] ¡Así que busquemos la voluntad de Dios y descubramos Su aparición en Sus declaraciones, y mantengamos el ritmo de Sus huellas! Dios es la verdad, el camino y la vida. Sus palabras y Su aparición existen simultáneamente y Su carácter y Sus huellas siempre están abiertas en todo momento a la humanidad. Queridos hermanos y hermanas, espero que podáis ver la aparición de Dios en estas palabras, que comencéis a seguir Sus huellas a medida que avanzáis a largas zancadas hacia una nueva era ¡y entráis en los nuevos y hermosos cielo y tierra que Dios ha preparado para los que esperan Su aparición!”.

A partir de estas palabras sabemos que Dios llamará a la puerta del corazón del hombre por medio de expresar declaraciones. Solo los que escuchen con atención Su voz podrán darle la bienvenida. Así pues, si queremos acoger al Señor, la única forma es tomar la iniciativa para investigar al oír la noticia de Su regreso, con el fin de confirmar si Sus nuevas palabras son la voz de Dios o no. Una vez que reconozcamos la voz de Dios, hemos de aceptarlo y obedecerlo de inmediato, entonces seremos los que reciben al Señor retornado.

Recomendación: 4 pasos para orar


Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

jueves, 22 de julio de 2021

Música Cristiana | Dios es el único Soberano del destino del hombre



Música Cristiana | Dios es el único Soberano del destino del hombre
I
No importa cuán lejos has caminado en tu vida
ni cuán anciano seas,
no importa cuán largo sea el resto de tu viaje,
debes aceptar la autoridad de Dios,
tómate en serio saber que Él es tu único Señor.
No importa cuán grandes sean tus capacidades,
el destino de otros no se puede influenciar,
mucho menos orquestarlo, cambiarlo o controlarlo.
Sólo el único Dios todo lo dicta,
pues sólo Él tiene la autoridad para regir el destino del hombre,
y por eso sólo el Creador es el Señor del hombre.
II
Todos deben saber con claridad
que Dios controla el destino humano.
Es la clave para conocer la vida humana y la verdad,
conocer a Dios cada día.
No puedes tomar atajos para alcanzar este objetivo.
No importa cuán grandes sean tus capacidades,
el destino de otros no se puede influenciar,
mucho menos orquestarlo, cambiarlo o controlarlo.
Sólo el único Dios todo lo dicta,
pues sólo Él tiene la autoridad para regir el destino del hombre,
y por eso sólo el Creador es el Señor del hombre.
III
De la soberanía de Dios, no puedes escapar.
Del hombre, Dios el único Señor del destino del hombre.
Por eso el hombre no puede dictar su destino;
es imposible para él sobrepasarlo.
No importa cuán grandes sean tus capacidades,
el destino de otros no se puede influenciar,
mucho menos orquestarlo, cambiarlo o controlarlo.
Sólo el único Dios todo lo dicta,
pues sólo Él tiene la autoridad para regir el destino del hombre,
y por eso sólo el Creador es el Señor del hombre.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

Si quiere saber más, haga clic aquí: Recursos cristianos

miércoles, 21 de julio de 2021

Testimonio cristiano | El juicio es la llave del reino de los cielos (Español Latino)

Testimonios de la vida de la iglesia te trae experiencias reales de cristianos juzgados por medio de las palabras de Dios Todopoderoso y sus testimonios al comprender la verdad, conocer a Dios y transformar su carácter corrupto. Aprende qué es el verdadero arrepentimiento y descubre la senda de purificación y entrada en el reino de los cielos.



Testimonio cristiano | El juicio es la llave del reino de los cielos (Español Latino)

El protagonista nace en una familia cristiana y posteriormente se hace predicador de una iglesia clandestina. Cree que la justificación por la fe puede facilitar la entrada en el reino de los cielos. Sin embargo, luego lee las palabras de Dios en la Biblia: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). “Seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11:45). No lo entiende. Los que no son santos no pueden contemplar al Señor y, pese a ser creyente en Él desde hace muchos años, sigue pecando y confesando y es incapaz de alcanzar la santidad. Se pregunta: ¿Podré entrar en el cielo? Estudia detenidamente la Biblia y visita a pastores y ancianos nacionales y extranjeros para preguntárselo, pero no halla respuestas. Justo cuando está flaqueando en su búsqueda, oye el evangelio del reino de Dios Todopoderoso. Al leer las palabras de Dios Todopoderoso, por fin logra comprender que solo si se somete al juicio de Dios en los últimos días y se purifican sus actitudes corruptas podrá entrar en el cielo, y entonces acaba encontrando el camino al reino de los cielos.


Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

martes, 20 de julio de 2021

Canción cristiana | El amor de Dios por la humanidad es sincero y real



Canción cristiana | El amor de Dios por la humanidad es sincero y real

El amor de Dios por la humanidad sobre todo se ve

en Su obra hecha en la carne, hecha en la carne,

hablando y viviendo cara a cara,

salvándolos personalmente,

sin distancia ni fingimiento, siendo sincero y real.

I

Dios salva a la gente hasta el punto

de que fue capaz de hacerse carne

y tolerar años de dolor con los hombres en el mundo,

todo por Su amor y compasión por la humanidad.

El amor de Dios por la humanidad sobre todo se ve

en Su obra hecha en la carne, hecha en la carne,

hablando y viviendo cara a cara,

salvándolos personalmente,

sin distancia ni fingimiento, siendo sincero y real.

II

Su amor por el hombre no tiene condiciones ni exigencias.

¿Qué recibe Él a cambio? La gente es fría con Él.

¿Quién es capaz de tratar a Dios como tal?

III

El hombre no le da consuelo a Dios.

Dios no ha recibido amor real de la humanidad.

Desinteresadamente, Él sigue dando.

El amor de Dios por la humanidad sobre todo se ve

en Su obra hecha en la carne, hecha en la carne,

hablando y viviendo cara a cara,

salvándolos personalmente,

sin distancia ni fingimiento, siendo sincero y real.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

Quiere saber más, haga clic aquí: Recursos cristianos

lunes, 19 de julio de 2021

¿Estás anhelando a que el Señor Jesús regrese para salvarnos del sufrimiento?


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Prédica cristiana: ¿Estás anhelando a que el Señor Jesús regrese para salvarnos del sufrimiento?

 El Señor Jesús prometió: “[…] porque voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros” (Juan 14:2-3 ).

Ahora los desastres son cada vez más grandes, frente a la presión de la vida y la enfermedad, muchas personas esperan con más ansiedad a que el Señor venga pronto para salvarlas del sufrimiento. Ya que las profecías del regreso del Señor se han cumplido básicamente, ¿por qué todavía no han visto el descenso del Señor sobre nubes? De hecho, el Señor ha regresado en otra forma. Vean el vídeo “Cómo viene el Señor exactamente” para saberlo, tendrán la oportunidad de acoger al Señor.




Para conocer más: Cómo debemos esperar la venida de Cristo

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Solo conociendo la esencia de Cristo podras recibir al Señor

El Señor Jesús dijo una vez: “He aquí, yo vengo pronto […]” (Apocalipsis 22:7). Ahora el Señor ha regresado de acuerdo a Su promesa y ha llevado a cabo la obra de purificar y salvar al hombre. Pero al oír a alguien dar testimonio de que el Señor ya ha vuelto, algunos creyentes recuerden las palabras de los pastores y ancianos “La Biblia profetiza que los falsos Cristos aparecerán en los últimos días”, por eso piensan que todo lo que predica el regreso del Señor es falso y no se atreven a buscar ni a investigar. Pero, ¿hemos pensado en esto? El Señor vendrá otra vez en los últimos días, si estamos ciegamente en guardia contra los falsos Cristos y no investigamos ni buscamos cuando escuchamos la noticia de Su regreso, ¿no seremos muy propensos a rechazar a Él y perdernos Su retorno? Así que lo más urgente no es protegerse ciegamente de los falsos Cristos, sino aprender a distinguir al Cristo verdadero de los falsos Cristos. Entonces ¿cómo distinguir? El Señor Jesús dijo: “Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos. Ved que os lo he dicho de antemano” (Mateo 24:24-25). A partir de aquí, se puede ver que la característica de un falso Cristo es hacer señales y prodigios para engañar al hombre. Si alguien afirma ser el Señor Jesús regresado y muestra señales y prodigios, sin duda es un falso Cristo, porque los falsos Cristos no tienen la verdad, ni pueden expresarla, sino que sólo pueden mostrar algunas señales y prodigios para engañar al hombre.

¿Y cuáles son las características de Cristo?

Dios dice: “El Dios que se hizo carne se llama Cristo, y así el Cristo que les puede dar a las personas la verdad se llama Dios. No hay nada excesivo en esto porque Él posee la esencia de Dios, y posee el carácter de Dios, y posee la sabiduría en Su obra, que el hombre no puede alcanzar. Los que así mismos se llaman Cristo, pero que no pueden hacer la obra de Dios, son fraudes. Cristo no es sólo la manifestación de Dios en la tierra, sino también es la carne particular asumida por Dios a medida que cumple y completa Su obra entre los hombres. Esta carne no puede ser suplantada por cualquier hombre, sino que es una carne que puede soportar la obra de Dios en la tierra adecuadamente y expresar el carácter de Dios y representar bien a Dios y proveer al hombre con la vida. Tarde o temprano, aquellos que suplantan a Cristo caerán porque, aunque afirman ser Cristo, no poseen nada de la esencia de Cristo. Y así digo que la autenticidad de Cristo, el hombre no la puede definir, sino que Dios mismo la contesta y la decide”.

De las palabras de Dios, se puede ver que Cristo es la carne encarnada por el Espíritu de Dios, es decir, Dios en el cielo se reviste de carne convirtiéndose en el Hijo del hombre para venir a la tierra a salvar al hombre, esta carne tiene una esencia divina y puede expresar la verdad y proveer a la humanidad en cualquier momento y lugar. Por lo tanto, quien puede expresar la verdad, indicarnos el camino y darnos la vida es Cristo, y quien no puede expresar la verdad es definitivamente un falso Cristo, una falsificación, esto es el principio fundamental para discernir al Cristo verdadero de los falsos Cristos. 

Para conocer más: Estudio bíblico sobre la segunda venida de Cristo

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domingo, 18 de julio de 2021

Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días, abre el pergamino y ejerce Sus juicios


1. ¡Dios Todopoderoso es el Dios verdadero y completo, omnipotente, que todo lo logra! Él no solo sostiene las siete estrellas, sino que está dotado con los siete Espíritus, tiene siete ojos, abre los siete sellos y también el rollo; además, administra las siete plagas y las siete copas, y revela los siete truenos. ¡También hace mucho tiempo hizo sonar las siete trompetas! Todas las cosas que Él creó e hizo completas deberían alabarlo, darle gloria y exaltar Su trono. ¡Oh, Dios Todopoderoso! ¡Tú eres todo, Tú lo has logrado todo y, contigo, todo es completo, brillante, emancipado, libre, fuerte y poderoso! No hay nada escondido ni oculto; contigo todos los misterios se revelan. Además, ¡Tú has juzgado a las multitudes de Tus enemigos, revelas Tu majestad, manifiestas Tu fuego consumidor, exhibes Tu ira y despliegas Tu gloria sin precedentes, eterna, totalmente infinita! Todos los pueblos deberían despertar para aclamar y cantar sin reservas, ensalzando a este Dios todopoderoso, absolutamente auténtico, vivo, abundante, glorioso y verdadero que es desde la eternidad y hasta la eternidad.

Extracto de ‘Capítulo 34’ de Declaraciones de Cristo en el principio en “La Palabra manifestada en carne”

2. Castigaré al malvado y recompensaré al bueno; ejecutaré mi justicia y pondré en marcha Mi juicio. Usaré Mis palabras para lograrlo todo y haré que todas las personas y todas las cosas experimenten Mi mano que castiga, y haré que todas las personas vean Mi gloria plena, Mi sabiduría plena y Mi abundancia plena. Ninguna persona se atreverá a levantarse y a emitir un juicio, ya que todo se cumple en Mí, y aquí, que todos los hombres vean Mi dignidad plena y degusten Mi victoria plena, pues todas las cosas se manifiestan en Mí.

Extracto de ‘Capítulo 120’ de Declaraciones de Cristo en el principio en “La Palabra manifestada en carne”

3. Todos los que amo vivirán, sin duda, eternamente, y a los que están contra Mí, con toda seguridad, los castigaré por toda la eternidad. Porque Yo soy un Dios celoso y no perdonaré fácilmente a los hombres por todo lo que han hecho. ¡Vigilaré toda la tierra y, apareciendo en el Oriente del mundo con justicia, majestad, ira y castigo, me revelaré a las innumerables huestes de la humanidad!

Extracto de ‘Capítulo 26’ de Las palabras de Dios al universo entero en “La Palabra manifestada en carne”

4. La obra de los últimos días es separar a todos según su especie, y concluir el plan de gestión de Dios, porque el tiempo está cerca y el día de Dios ha llegado. Dios trae a todos los que entran en Su reino, todos los que le son leales hasta el final, a la era de Dios mismo. Sin embargo, antes de la llegada de la era de Dios mismo, la obra de Dios no es la de observar las acciones del hombre ni la de indagar sobre la vida de este, sino la de juzgar la desobediencia del hombre, porque Dios purificará a todos los que vengan ante Su trono. Todos los que han seguido los pasos de Dios hasta el día de hoy son los que acuden ante el trono de Dios, y siendo esto así, cada persona que acepta la obra de Dios en su fase final es el objeto de Su purificación. En otras palabras, todo el que acepta la obra de Dios en su fase final es el objeto del juicio de Dios.

En el juicio que comienza en la casa de Dios del que se habló en tiempos pasados, el “juicio” de estas palabras se refiere al juicio que Dios pronuncia hoy sobre aquellos que vienen ante Su trono en los últimos días. Tal vez hay quienes creen en imaginaciones sobrenaturales, como que cuando hayan llegado los últimos días, Dios erigirá una gran mesa en los cielos sobre la cual se extenderá un mantel blanco y, luego, sentado en un gran trono con todos los hombres de rodillas en el suelo, Él revelará los pecados de cada hombre y así determinará si van a ascender al cielo o a ser enviados al lago de fuego y azufre. No importa lo que imagine el hombre, no puede alterar la esencia de la obra de Dios. Las imaginaciones del hombre no son sino los constructos de sus pensamientos; provienen del cerebro del hombre, resumidas y juntadas a partir de lo que el hombre ha visto y oído. Digo, por lo tanto, que por más brillantes que sean las imágenes concebidas, no son más que representaciones y no pueden sustituir el plan de la obra de Dios. El hombre, a fin de cuentas, ha sido corrompido por Satanás, así que, ¿cómo podría comprender los pensamientos de Dios? El hombre concibe la obra de juicio por parte de Dios como algo fantástico. Cree que, puesto que es Dios mismo quien hace la obra de juicio, entonces esta obra debe ser de la más colosal escala e incomprensible para los mortales, y debe resonar a través de los cielos y sacudir la tierra; si no, ¿cómo podría ser la obra del juicio de Dios? Cree que como esta es la obra del juicio, entonces Dios debe ser particularmente imponente y majestuoso a medida que obra, y los que están siendo juzgados deben gritar con lágrimas y suplicar misericordia de rodillas. Tales escenas serían ciertamente espectaculares, y profundamente emotivas… Todos imaginan que la obra del juicio de Dios debe ser milagrosa. ¿Sabes, sin embargo, que en el momento que Dios ha comenzado hace tiempo Su obra de juicio entre los hombres, permaneces acurrucado en un sueño letárgico? ¿Que en el momento que creas que la obra del juicio de Dios ha comenzado formalmente, Dios ya habrá hecho de nuevo el cielo y la tierra? En ese momento, tal vez solo habrás acabado de entender el significado de la vida, pero la implacable obra de castigo de Dios te llevará, todavía profundamente dormido, al infierno. Solo entonces te darás cuenta repentinamente de que la obra del juicio de Dios ya habrá concluido.

Extracto de ‘Cristo hace la obra del juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

5. La obra de Dios en la encarnación actual consiste en expresar Su carácter, principalmente, por medio del castigo y el juicio. Con base en esto, trae más verdad al hombre y le señala más formas de práctica, y, de este modo, logra Su objetivo de conquistar al hombre y salvarlo de su propio carácter corrupto. Esto es lo que yace detrás de la obra de Dios en la Era del Reino.

Extracto de ‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”

6. En los últimos días, Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la sustancia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas […]. Todas estas palabras están dirigidas a la sustancia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios se refieren a que el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra del juicio, Dios no aclara simplemente la naturaleza del hombre con unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda no pueden ser sustituidos con palabras corrientes, sino con la verdad de la que el hombre carece por completo. Solo los métodos de este tipo pueden llamarse juicio; solo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra del juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra del juicio realizada por Dios.

Extracto de ‘Cristo hace la obra del juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

7. Algunos creen que Dios puede en algún momento desconocido venir a la tierra y aparecerse al hombre, tras lo cual juzgar personalmente a toda la humanidad, probándola uno por uno sin omitir a nadie. Los que piensan de esta manera no conocen esta etapa de la obra de encarnación. Dios no juzga al hombre uno por uno y no prueba al hombre uno por uno; hacerlo así no sería la obra de juicio. ¿No es la corrupción de toda la humanidad la misma? ¿No es la esencia de la humanidad la misma? Lo que se juzga es la esencia corrupta de la humanidad, la esencia del hombre que Satanás corrompió y todos los pecados del hombre. Dios no juzga los errores frívolos e insignificantes del hombre. La obra de juicio es representativa y no se lleva a cabo especialmente para una cierta persona, más bien, es la obra en la que un grupo de personas es juzgado con el fin de representar el juicio de toda la humanidad. Al llevar a cabo personalmente Su obra en un grupo de personas, Dios en la carne usa Su obra para representar la obra de toda la humanidad, después de lo cual se extiende gradualmente. La obra de juicio también es así. Dios no juzga a una cierta clase de persona o a un cierto grupo de personas, sino que juzga la injusticia de toda la humanidad, la oposición del hombre a Dios, por ejemplo, o la irreverencia del hombre contra Él o la interferencia del hombre a la obra de Dios, etc. Lo que se juzga es la esencia de la humanidad en su oposición a Dios y esta obra es la obra de conquista de los últimos días. La obra y la palabra del Dios encarnado de las que el hombre es testigo, son la obra de juicio ante el gran trono blanco durante los últimos días, que el hombre concibió durante el tiempo pasado. La obra que actualmente está haciendo el Dios encarnado es exactamente el juicio ante el gran trono blanco. El Dios encarnado de hoy es el Dios que juzga a toda la humanidad durante los últimos días. Esta carne y Su obra, palabras y carácter completo son la totalidad de Él. Aunque la esfera de Su obra es limitada, y no involucra de manera directa todo el universo, la esencia de la obra de juicio es el juicio directo de toda la humanidad; no es sólo para el pueblo escogido de China ni para un reducido número de personas. Durante la obra de Dios en la carne, aunque la esfera de esta obra no involucra todo el universo, representa la obra de todo el universo y después de que Él concluya la obra dentro de la esfera de la obra de Su carne, de inmediato expandirá esta obra a todo el universo, de la misma manera que el evangelio de Jesús se esparció a todo el universo después de Su resurrección y ascensión. Independientemente de si es la obra del Espíritu o la obra de la carne, es la obra que se lleva a cabo dentro de una esfera limitada pero que representa la obra de todo el universo. Durante los últimos días, Dios hace Su obra al aparecer en Su identidad encarnada y Dios en la carne es el Dios que juzga al hombre ante el gran trono blanco. Independientemente de si Él es el Espíritu o la carne, el que hace la obra de juicio es el Dios que juzga a la humanidad durante los últimos días. Esto se define basándose en Su obra y no se define de acuerdo a Su apariencia externa u otros diversos factores. Aunque el hombre alberga nociones de estas palabras, nadie puede negar el hecho del juicio de Dios encarnado y la conquista de toda la humanidad. Independientemente de lo que piense el hombre, los hechos son, después de todo, hechos. Nadie puede decir que, “Dios hace la obra pero la carne no es Dios”. Esto es erróneo, porque esta obra nadie la puede hacer excepto Dios en la carne.

Extracto de ‘La humanidad corrupta necesita más que nadie la salvación del Dios encarnado’ en “La Palabra manifestada en carne”

8. Nadie es más adecuado y está más calificado que Dios en la carne para hacer la obra de juzgar la corrupción de la carne del hombre. Si el juicio lo llevara a cabo directamente el Espíritu de Dios, entonces no lo abarcaría todo. Además, sería difícil que el hombre aceptara esta obra, porque el Espíritu no puede venir cara a cara con el hombre y, por esta razón, los efectos no serían inmediatos, mucho menos el hombre sería capaz de contemplar con mayor claridad el carácter de Dios que no se puede ofender. Satanás solo puede ser completamente derrotado si Dios en la carne juzga la corrupción de la humanidad. Al ser igual que el hombre poseyendo una humanidad normal, Dios en la carne puede juzgar directamente la injusticia del hombre; esta es la marca de Su santidad innata y Su atributo extraordinario. Solo Dios está calificado y en la posición de juzgar al hombre porque Él es poseedor de la verdad y la justicia y por eso es capaz de juzgar al hombre. Los que no tienen la verdad y la justicia no son aptos para juzgar a los demás.

Extracto de ‘La humanidad corrupta necesita más que nadie la salvación del Dios encarnado’ en “La Palabra manifestada en carne”

9. Precisamente debido a este juicio, habéis podido ver que Dios es el Dios justo, que Dios es el Dios santo. Precisamente por Su santidad y justicia, os juzga y desata Su ira sobre vosotros. El hecho de poder revelar Su justo carácter cuando ve la rebeldía del hombre, y de poder revelar Su santidad cuando ve la inmundicia del hombre, basta para demostrar que es Dios mismo, que es santo y prístino, y sin embargo vive en la tierra de la inmundicia.

Extracto de ‘Cómo se logran los efectos del segundo paso de la obra de conquista’ en “La Palabra manifestada en carne”

10. Por medio de esta obra de juicio y castigo, el hombre llegará a conocer plenamente la esencia inmunda y corrupta de su interior, y podrá cambiar completamente y ser purificado. Sólo de esta forma puede ser el hombre digno de regresar delante del trono de Dios. Toda la obra realizada este día es con el fin de que el hombre pueda ser purificado y cambiado; por medio del juicio y el castigo por la palabra, así como del refinamiento, el hombre puede desechar su corrupción y ser purificado. En lugar de considerar que esta etapa de la obra es la de la salvación, sería más apropiado decir que es la obra de purificación. En verdad, esta etapa es la de la conquista, así como la segunda etapa en la obra de la salvación. El hombre llega a ser ganado por Dios por medio del juicio y el castigo por la palabra, y es por medio del uso de la palabra para refinar, juzgar y revelar que todas las impurezas, las nociones, los motivos y las aspiraciones individuales dentro del corazón del hombre se revelan completamente.

Extracto de ‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

11. Dios realiza la obra de juicio y castigo para que el hombre pueda conocerle, y por el bien de Su testimonio. Sin Su juicio sobre el carácter corrupto del ser humano, el hombre no podría conocer Su carácter justo que no permite ofensa, y no podría apartarse de su viejo conocimiento de Dios para adoptar el nuevo. Por el bien de Su testimonio y de Su gestión, Él hace pública Su totalidad, capacitando así al hombre para lograr el conocimiento de Dios, que su carácter sea transformado y que dé resonante testimonio de Él por medio de Su aparición pública. El cambio en el carácter del hombre se logra a través de distintos tipos de la obra de Dios; sin estos cambios en el carácter del hombre, este sería incapaz de dar testimonio de Dios y no podría ser conforme a Su corazón. El cambio en el carácter del hombre significa que se ha liberado de la atadura de Satanás y de la influencia de la oscuridad, y que se ha convertido de verdad en un modelo y una muestra de la obra de Dios, que ha llegado a ser un testigo suyo y alguien que es conforme a Su corazón. Hoy, el Dios encarnado ha venido a hacer Su obra en la tierra, y exige que el hombre logre conocerle, obedecerle, y dé testimonio de Él; que conozca Su obra práctica y normal, que obedezca todas Sus palabras y Su obra que no concuerdan con los conceptos del hombre, y dé testimonio de toda Su obra de salvación del hombre, y todos los hechos que Él hace para conquistar al hombre. Los que dan testimonio de Dios tienen que poseer un conocimiento de Él; solo este tipo de testimonio es preciso, práctico y el único que puede avergonzar a Satanás. Dios usa a aquellos que han llegado a conocerle pasando por Su juicio y Su castigo, por Su trato y Su poda, para que den testimonio de Él; Él usa a los que han sido corrompidos por Satanás para que den testimonio de Él; así también usa a aquellos cuyo carácter ha cambiado y que se han ganado, así, Sus bendiciones, para que den testimonio de Él. No necesita que el hombre lo alabe de palabra, ni necesita la alabanza y el testimonio de quienes son de la clase de Satanás, que no han sido salvados por Él. Solo aquellos que conocen a Dios son aptos para dar testimonio de Él y aquellos cuyo carácter ha sido transformado también lo son. Dios no permitirá que el hombre acarree vergüenza sobre Su nombre deliberadamente.

Extracto de ‘Solo aquellos que conocen a Dios pueden dar testimonio de Él’ en “La Palabra manifestada en carne”

12. La función de Mi juicio consiste en permitirle al hombre obedecerme mejor, y la función de Mi castigo es permitirle al hombre ser transformado de forma más eficaz. Aunque lo que hago es en aras de Mi gestión, jamás he hecho nada que no haya sido beneficioso para el hombre, pues quiero lograr que todas las naciones más allá de Israel sean obedientes como los israelitas y quiero convertirlos en verdaderos seres humanos para así poder establecerme en las tierras fuera de Israel. Esta es Mi gestión; es la obra que estoy realizando entre las naciones gentiles.

Extracto de ‘La obra de difundir el evangelio es también la obra de salvar al hombre’ en “La Palabra manifestada en carne”

13. Los que son capaces de obedecer la verdad y someterse a la obra de Dios serán reclamados bajo el nombre del segundo Dios encarnado: el Todopoderoso. Serán capaces de aceptar la guía personal de Dios, obtendrán verdades mayores y más elevadas, además de vida real. Contemplarán la visión que las personas del pasado nunca han visto: “Y me volví para ver de quién era la voz que hablaba conmigo. Y al volverme, vi siete candelabros de oro; y en medio de los candelabros, vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con una túnica que le llegaba hasta los pies y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como la blanca lana, como la nieve; sus ojos eran como llama de fuego; sus pies semejantes al bronce bruñido cuando se le ha hecho refulgir en el horno, y su voz como el ruido de muchas aguas. En su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada de dos filos; su rostro era como el sol cuando brilla con toda su fuerza” (Apocalipsis 1:12-16). Esta visión es la expresión de la totalidad del carácter de Dios, y la expresión de la totalidad de Su carácter es también la expresión de la obra de Dios en Su presente encarnación. En los torrentes de castigos y juicios, el Hijo del hombre expresa Su carácter inherente por medio de declaraciones, permitiendo que todos aquellos que acepten Su castigo y juicio vean el verdadero rostro del Hijo del hombre, que es un fiel retrato del rostro del Hijo del hombre visto por Juan. (Por supuesto, todo esto será invisible para aquellos que no acepten la obra de Dios en la Era del Reino). El verdadero rostro de Dios no puede articularse plenamente usando el lenguaje humano, y, por tanto, Dios usa los medios por los que expresa Su carácter inherente para mostrar Su verdadero rostro al hombre. Es decir, todos los que han apreciado el carácter inherente del Hijo del hombre han visto Su verdadero rostro, porque Dios es demasiado grande y no puede ser articulado plenamente usando el lenguaje humano.

Extracto de ‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”

14. Dios guarda silencio y nunca se nos ha aparecido, sin embargo, Su obra nunca se ha detenido. Él inspecciona toda la tierra y manda sobre todas las cosas y contempla todas las palabras y acciones del hombre. Su gestión es conducida con pasos mesurados, y de acuerdo con Su plan, silenciosamente y sin un efecto dramático, pero Sus pasos avanzan cada vez más cerca de la humanidad, y Su tribunal se despliega en el universo a la velocidad de la luz, tras lo cual su trono desciende inmediatamente en mitad de nosotros. ¡Qué escena tan majestuosa es esta; qué cuadro tan imponente y solemne! Como una paloma, como un león rugiente, el Espíritu viene entre nosotros. Es sabiduría, es justicia y majestad, y Él llega entre nosotros subrepticiamente, ejerciendo autoridad y lleno de amor y misericordia. Nadie es consciente de Su llegada ni la acoge y, es más, nadie sabe todo lo que Él está a punto de hacer. La vida del hombre sigue sin cambios; su corazón no es diferente y los días transcurren como siempre. Dios vive entre nosotros, un hombre como cualquier otro, como uno de los seguidores más insignificantes y un creyente corriente. Él tiene Sus propias búsquedas, Sus propias metas y, es más, tiene una divinidad que ningún hombre ordinario posee. Nadie se ha dado cuenta de la existencia de Su divinidad, ni nadie ha percibido la diferencia entre Su esencia y la del hombre. Vivimos junto con Él, sin restricciones y sin temor, porque a nuestros ojos no es más que un creyente insignificante. Él observa todos nuestros movimientos, y todos nuestros pensamientos e ideas están expuestos ante Él.

[…]

Sus palabras llevan la energía de la vida, nos muestran el camino que debemos recorrer y nos permiten entender cuál es la verdad. Nos empiezan a atraer Sus palabras, comenzamos a enfocarnos en el tono y la manera en la que habla, y subconscientemente comenzamos a interesarnos en los sentimientos internos de esta persona que no tiene nada de especial. Vierte la sangre de su corazón al obrar para nosotras, pierde el sueño y el apetito por nosotros, llora por nosotros, suspira por nosotros, se queja en la enfermedad por nosotros, sufre humillación por el bien de nuestro destino y salvación, y nuestra insensibilidad y rebeldía le arrancan lágrimas y sangre del corazón. Esta forma de ser y de tener no pertenece a ninguna persona corriente y ninguno de los seres humanos corruptos las puede poseer o conseguir. Muestra una tolerancia y paciencia que no tiene ninguna persona ordinaria, y Su amor no lo posee ningún ser creado. Nadie excepto Él puede saber todos nuestros pensamientos, o tener un conocimiento tan claro y completo de nuestra naturaleza y esencia, o juzgar la rebeldía y corrupción de la humanidad, o hablarnos y obrar entre nosotros así en nombre del Dios del cielo. Nadie aparte de Él está dotado de la autoridad, la sabiduría y la dignidad de Dios; el carácter de Dios, y lo que Él tiene y es, emana en su totalidad de Él. Nadie salvo Él nos puede mostrar el camino y traernos la luz. Nadie salvo Él puede revelar los misterios que Dios no ha revelado desde la creación hasta el día de hoy. Nadie salvo Él nos puede salvar de la esclavitud de Satanás y de nuestro carácter corrupto. Él representa a Dios, expresa el corazón interior de Dios, las exhortaciones de Dios y Sus palabras de juicio hacia toda la humanidad. Él ha comenzado una nueva época, una nueva era, y ha iniciado un nuevo cielo y una nueva tierra, una nueva obra, y nos ha traído esperanza, poniendo fin a la vida que llevábamos en la indefinición, y permitiendo a nuestro ser por entero, con total claridad, contemplar el camino de salvación. Él ha conquistado todo nuestro ser y ha ganado nuestro corazón.

Extracto de ‘Contemplando la aparición de Dios en Su juicio y Su castigo’ en “La Palabra manifestada en carne”

15. Los últimos días son cuando todas las cosas se clasificarán de acuerdo con su tipo por medio de la conquista. La conquista es la obra de los últimos días; en otras palabras, juzgar los pecados de cada persona es la obra de los últimos días. De lo contrario, ¿cómo podrían clasificarse las personas? La obra de clasificación que se hace entre vosotros es el comienzo de dicha obra en todo el universo. Después de esto, aquellos de todas las tierras y pueblos también estarán sujetos a la obra de conquista. Esto significa que cada persona de la creación será clasificada según su tipo y comparecerá ante el trono de juicio para ser juzgada. Ninguna persona y ninguna cosa puede escapar al sufrimiento de este castigo y juicio; ninguna persona y ninguna cosa puede eludir ser clasificada según su tipo; toda persona será clasificada, pues el final de todas las cosas está cerca, y todo lo que está en los cielos y sobre la tierra ha llegado a su conclusión. ¿Cómo podría el hombre escapar a los días finales de la existencia humana?

Extracto de ‘La verdadera historia de la obra de conquista (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”

16. En Su obra final de dar por concluida la era, el carácter de Dios es de castigo y juicio, revela todo lo que es injusto, juzga públicamente a todos los pueblos y perfecciona a aquellos que le aman con un corazón sincero. Solo un carácter así puede concluir la era. Los últimos días ya han llegado. Todas las cosas se clasificarán según su especie, y se dividirán en diferentes categorías en base a su naturaleza. Este es el momento en el que Dios revela el final y el destino del hombre. Si este no pasa por el castigo y el juicio, no habrá forma de revelar su desobediencia y su injusticia. Solo por este medio se puede manifestar el final de todas las cosas. El hombre solo muestra lo que realmente es cuando es castigado y juzgado. El mal se pondrá con el mal, el bien con el bien, y toda la humanidad será clasificada según su especie. A través del castigo y del juicio se revelará el final de todas las cosas, de forma que los malos serán castigados y los buenos recompensados, y todas las personas se someterán al dominio de Dios. Toda la obra debe lograrse por medio del castigo y juicio justos. Como la corrupción del hombre ha alcanzado su punto culminante y su desobediencia ha sido demasiado grave, solo el carácter justo de Dios, que es principalmente de castigo y juicio, y se revela durante los últimos días, puede transformar y completar totalmente al hombre. Solo este carácter puede dejar el mal al descubierto y castigar así con severidad a todos los injustos.

Extracto de ‘La visión de la obra de Dios (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”

17. ¿Entiendes ahora lo que es el juicio y lo que es la verdad? Si es así, te exhorto a someterte obedientemente a ser juzgado, de lo contrario nunca tendrás la oportunidad de ser elogiado por Dios o de ser llevado por Él a Su reino. Aquellos que solo acepten el juicio, pero que nunca puedan ser purificados, es decir, los que huyan en medio de la obra del juicio, serán detestados y rechazados para siempre por Dios. Sus pecados son más numerosos y más graves que los de los fariseos, ya que han traicionado a Dios y son rebeldes contra Él. Tales personas que no son dignas de realizar servicio recibirán un castigo más severo, un castigo que es, además, eterno. Dios no eximirá a ningún traidor que alguna vez evidenció lealtad con palabras, pero que luego lo traicionó. Personas como estas recibirán retribución por medio del castigo del espíritu, del alma y del cuerpo. ¿Acaso no es esta precisamente una revelación del carácter justo de Dios? ¿Acaso no es este el propósito de Dios al juzgar y exponer al hombre? Dios consigna a todos los que realizan todo tipo de acciones perversas durante el tiempo del juicio a un lugar infestado de espíritus malignos, y deja que estos espíritus malignos destruyan sus cuerpos carnales como deseen, y los cuerpos de estas personas despiden hedor de cadáver. Tal es su apropiada retribución. Dios escribe en sus libros de registro todos y cada uno de los pecados de aquellos falsos creyentes desleales, falsos apóstoles y falsos colaboradores; entonces, cuando llegue el momento apropiado, Él los arrojará en medio de los espíritus inmundos, dejando que estos espíritus inmundos contaminen sus cuerpos enteros a voluntad para que nunca puedan ser reencarnados y nunca más vean la luz. Aquellos hipócritas que realizan servicio durante un tiempo, pero son incapaces de permanecer leales hasta el final, son contados por Dios entre los malvados a fin de que caminen en el consejo de los malvados y se conviertan en parte de su desordenada chusma; al final, Dios los aniquilará. Dios echa a un lado y no presta atención a aquellos que nunca han sido leales a Cristo ni han contribuido nada de su fuerza, y en el cambio de era Él los aniquilará a todos. Ya no existirán en la tierra ni mucho menos obtendrán paso al reino de Dios. Aquellos que nunca han sido sinceros con Dios, pero que han sido obligados por las circunstancias a lidiar indiferentes con Él, serán contados entre los que realizan servicio para Su pueblo. Solamente un pequeño número de tales personas podrán sobrevivir, mientras que la mayoría perecerá junto con los que ni siquiera son aptos para realizar servicio. En última instancia, Dios llevará a Su reino a todos aquellos que son de la misma mente que Él, al pueblo y los hijos de Dios, y también a los predestinados por Él para ser sacerdotes. Serán la síntesis de la obra de Dios. En cuanto a los que no puedan ser clasificados en ninguna de las categorías establecidas por Dios, serán contados entre los incrédulos, y con toda seguridad os imaginaréis cómo terminarán. Ya os he dicho todo lo que debo decir; el camino que elijáis queda solo a vuestra elección. Lo que debéis entender es esto: la obra de Dios nunca espera a nadie que no pueda seguir Su ritmo y el carácter justo de Dios no le muestra misericordia a ningún hombre.

Extracto de ‘Cristo hace la obra del juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

18. Las profecías en la Biblia son palabras de Dios transmitidas en aquel tiempo por los profetas y que escribieron hombres a los que Dios usó, que obtuvieron inspiración; sólo Dios mismo puede explicar esas palabras, sólo el Espíritu Santo puede dar a conocer el sentido de ellas, y sólo Dios mismo puede romper los siete sellos y abrir el rollo. Diles: “Tú no eres Dios y yo tampoco; así pues, ¿quién se atreve a explicar a la ligera las palabras de Dios? ¿Te atreves a explicar esas palabras? Aunque los profetas Jeremías, Juan y Elías vinieran, no se atreverían a intentarlo, porque ellos no son el Cordero. Sólo el Cordero puede romper los siete sellos y abrir el rollo y nadie más puede explicar Sus palabras.

Extracto de ‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

19. En la Biblia está escrito que sólo el Cordero puede abrir los siete sellos. A lo largo de las eras, entre todas esas grandes figuras, muchos han sido los expositores de las escrituras; ¿puedes decir, pues, que todos ellos son el Cordero? ¿Puedes afirmar que todas sus explicaciones vienen de Dios? Son meros expositores; no tienen la identidad del Cordero. ¿Cómo podrían ser ellos dignos de abrir los siete sellos?

Extracto de ‘Acerca de los apelativos y la identidad’ en “La Palabra manifestada en carne”

20. ¡Las siete estrellas de Dios Todopoderoso son resplandecientes! Él ha perfeccionado a la iglesia. Él establece a los mensajeros de Su iglesia y toda ella está dentro de Su provisión. Él abre la totalidad de los siete sellos, y Él mismo hace que se cumplan Su plan de gestión y Su voluntad. ¡El rollo es el lenguaje espiritual arcano de Su gestión, y ha sido desplegado y revelado por Él!

Extracto de ‘Capítulo 34’ de Declaraciones de Cristo en el principio en “La Palabra manifestada en carne”

21. En la Era del Reino, Dios usa las palabras para iniciar la nueva era, para cambiar los medios por los cuales Él obra y para llevar a cabo la obra de la era entera. Este es el principio por el cual Dios obra en la Era de la Palabra. Él se hizo carne para hablar desde diferentes perspectivas, de modo que el hombre pudiera ver realmente a Dios —quien es la Palabra manifestada en la carne—, y para que pudiera contemplar Su sabiduría y Su maravilla. Este tipo de obra se realiza para lograr mejor los objetivos de conquistar al hombre, perfeccionarlo y descartarlo, que es el verdadero significado del uso de las palabras para obrar en la Era de la Palabra. A través de estas palabras, las personas llegan a conocer la obra de Dios, Su carácter, la sustancia del hombre y aquello en lo que el hombre debe entrar. A través de las palabras, la obra que Dios desea llevar a cabo en la Era de la Palabra fructifica en su totalidad. A través estas palabras, las personas son expuestas, descartadas y probadas. Las personas han visto las palabras de Dios, han oído estas palabras y han reconocido su existencia. Como resultado, han llegado a creer en la existencia de Dios, en Su omnipotencia y sabiduría, así como en el amor de Dios por el hombre y Su deseo de salvarlo. El término “palabras” puede ser sencillo y corriente, pero las palabras procedentes de la boca del Dios encarnado sacuden el universo, transforman el corazón de las personas, transforman sus nociones y su antiguo carácter, y la apariencia que el mundo entero solía tener. A lo largo de las eras, solo el Dios de la actualidad ha obrado de esta manera, y solo Él habla así y viene a salvar al hombre de ese modo. A partir de este momento, el hombre vive bajo la guía de las palabras de Dios, y es pastoreado y provisto por Sus palabras. La gente vive en el mundo de las palabras de Dios, entre las maldiciones y bendiciones de Sus palabras, y hay incluso más personas que han llegado a vivir bajo el juicio y el castigo de las mismas. Todas estas palabras y esta obra son en aras de la salvación del hombre, en aras del cumplimiento de la voluntad de Dios y en aras de cambiar el aspecto original del mundo de la antigua creación. Dios creó el mundo utilizando palabras, guía a las personas en todo el universo utilizando palabras, y las conquista y las salva utilizando palabras. Al final, Él utilizará palabras para llevar a la totalidad del mundo antiguo a su fin, completando, así, todo Su plan de gestión. A lo largo de la Era del Reino, Dios usa las palabras para llevar a cabo Su obra y para lograr los resultados de Su obra. Él no obra maravillas ni hace milagros, sino que, simplemente, lleva a cabo Su obra a través de las palabras.

Extracto de ‘La Era del Reino es la Era de la Palabra’ en “La Palabra manifestada en carne”

22. Los últimos días no son más que los últimos días y no más que la Era del Reino, y no representan a la Era de la Gracia o la Era de la Ley. Es sólo que, durante los últimos días, la totalidad de la obra en el plan de gestión de seis mil años se os revela. Es la revelación del misterio. Este tipo de misterio es algo que ningún hombre puede desvelar. Por mucho entendimiento que el hombre tenga de la Biblia, sigue sin ser nada más que palabras, porque el hombre no entiende la esencia de la Biblia. Cuando el hombre lee la Biblia, puede comprender algunas verdades, explicar algunas palabras o someter algunos pasajes y capítulos famosos a su escrutinio mezquino, pero nunca podrá extraer el significado contenido en esas palabras, porque todo lo que el hombre ve son palabras muertas, no las escenas de la obra de Jehová y de Jesús, y el hombre es incapaz de descifrar el misterio de esa obra. Por tanto, el misterio del plan de gestión de seis mil años es el más grande de los misterios, el más profundamente oculto y totalmente insondable para el hombre. Nadie puede entender directamente la voluntad de Dios, a no ser que Él mismo la explique y la revele al hombre, porque, de lo contrario, estas cosas seguirán siendo por siempre un acertijo, un misterio sellado para el hombre. […] Esta obra de seis mil años es más misteriosa que todas las profecías de los profetas. Es el mayor misterio desde la creación, y ningún profeta a lo largo de las eras ha sido nunca capaz de comprenderlo, porque este misterio sólo se desentraña en la era final y no se ha revelado nunca. Si podéis entender este misterio y sois capaces de recibirlo en su totalidad, todas las personas religiosas serán derrotadas por este misterio. Sólo esta es la mayor de las visiones; es lo que el hombre más profundamente anhela entender, pero también lo que le resulta más confuso. Cuando estabais en la Era de la Gracia, no sabíais en qué consistía la obra hecha por Jesús ni la realizada por Jehová. Las personas no entendían por qué Jehová estableció leyes, por qué pidió a la multitud que las observaran ni por qué debía edificarse el templo, y, menos aún, por qué fueron conducidos los israelitas desde Egipto hasta el desierto y, seguidamente, a Canaán. No fue sino hasta hoy que se revelaron estos asuntos.

Extracto de ‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

23. En esta etapa final de la obra, los resultados se logran a través de la palabra. A través de la palabra, el hombre llega a entender muchos misterios y la obra que Dios ha llevado a cabo a lo largo de generaciones pasadas; a través de la palabra, el Espíritu Santo esclarece al hombre; a través de la palabra, el hombre llega a entender los misterios nunca antes desvelados por las generaciones pasadas, así como la obra de los profetas y apóstoles de tiempos pasados, y los principios por los que obraron; a través de la palabra, el hombre también llega a comprender el carácter de Dios mismo, así como la rebeldía y la resistencia del hombre, y llega a conocer su propia esencia. A través de estos pasos de la obra y de todas las palabras habladas, el hombre llega a conocer la obra del Espíritu, la obra que lleva a cabo la carne encarnada de Dios, y, además, la totalidad de Su carácter. Tu conocimiento de la obra de gestión de Dios a lo largo de seis mil años también lo obtuviste a través de la palabra. ¿No obtuviste también a través de la palabra el conocimiento de tus antiguas nociones y tu éxito al hacerlas a un lado? En la etapa anterior, Jesús obró señales y maravillas, pero no hay ni señales ni maravillas en esta etapa. ¿No obtuviste también a través de la palabra tu entendimiento de por qué Dios no revela señales y maravillas? Por tanto, las palabras habladas en esta etapa sobrepasan la obra realizada por los apóstoles y los profetas de generaciones pasadas. Ni siquiera las profecías hechas por los profetas podrían haber conseguido este resultado.

Extracto de ‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

24. La obra en los últimos días pone al descubierto la obra de Jehová y la de Jesús, así como todos los misterios no entendidos por el hombre, con el fin de revelar el destino y el final de la humanidad, y concluye toda la obra de salvación en medio de la humanidad. Esta etapa de la obra en los últimos días pone fin a todo. Todos los misterios no comprendidos por el hombre necesitan descifrarse para permitirle al hombre llegar a lo más profundo de los mismos y tener un entendimiento claro en su corazón. Solo entonces puede la raza humana ser clasificada según su especie.

Extracto de ‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

25. El camino de la vida no es algo que cualquiera pueda poseer y tampoco es algo que cualquiera pueda conseguir con facilidad. Esto se debe a que la vida solo puede proceder de Dios, es decir, solo Dios mismo posee la esencia de la vida y solo Dios mismo tiene el camino de vida. Y, así, solo Dios es la fuente de la vida y el manantial del agua viva de la vida que siempre fluye. Desde que creó el mundo, Dios ha hecho mucha obra que implica la vitalidad de la vida, ha hecho mucha obra que le da vida al hombre y ha pagado un gran precio para que el hombre pueda alcanzar la vida. Esto se debe a que Dios mismo es la vida eterna y Dios mismo es el camino por el cual el hombre resucita. Dios nunca está ausente del corazón del hombre y vive entre los hombres todo el tiempo. Ha sido la fuerza que impulsa la vida del hombre, la raíz de la existencia humana, y un rico depósito para su existencia después del nacimiento. Él hace que el hombre vuelva a nacer y le permite vivir con constancia en cada función de su vida. Gracias a Su poder y Su fuerza de vida inextinguible, el hombre ha vivido generación tras generación, a través de las cuales el poder de la vida de Dios ha sido el pilar de su existencia, y por el cual Dios ha pagado un precio que ningún hombre común ha pagado jamás. La fuerza de vida de Dios puede prevalecer sobre cualquier poder; además, excede cualquier poder. Su vida es eterna, Su poder extraordinario, y Su fuerza de vida no puede ser aplastada por ningún ser creado ni fuerza enemiga. La fuerza de vida de Dios existe e irradia su reluciente resplandor, independientemente del tiempo o el lugar. El cielo y la tierra pueden sufrir grandes cambios, pero la vida de Dios es la misma para siempre. Todas las cosas pueden pasar, pero la vida de Dios todavía permanecerá porque Él es la fuente de la existencia de todas las cosas y la raíz de su existencia. La vida del hombre proviene de Dios, la existencia del cielo se debe a Dios, y la existencia de la tierra procede del poder de la vida de Dios. Ningún objeto que tenga vitalidad puede trascender la soberanía de Dios, y ninguna cosa que tenga vigor puede eludir el ámbito de Su autoridad. De esta manera, independientemente de quiénes sean, todos se deben someter al dominio de Dios, todos deben vivir bajo el mandato de Dios y nadie puede escapar de Sus manos.

Extracto de ‘Solo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”

26. El Cristo de los últimos días trae la vida y el camino de la verdad, duradero y eterno. Esta verdad es el camino por el que el hombre obtendrá la vida, y el único camino por el cual el hombre conocerá a Dios y por el que Dios lo aprobará. Si no buscas el camino de la vida que el Cristo de los últimos días provee, entonces nunca obtendrás la aprobación de Jesús y nunca estarás cualificado para entrar por la puerta del reino de los cielos, porque tú eres tanto un títere como un prisionero de la historia. Aquellos que son controlados por los reglamentos, las letras y están encadenados por la historia, nunca podrán obtener la vida ni el camino perpetuo de la vida. Esto es porque todo lo que tienen es agua turbia que ha estado estancada por miles de años, en vez del agua de la vida que fluye desde el trono. Aquellos que no reciben el agua de la vida siempre seguirán siendo cadáveres, juguetes de Satanás e hijos del infierno. ¿Cómo pueden, entonces, contemplar a Dios? Si sólo tratas de aferrarte al pasado, si sólo tratas de mantener las cosas como están quedándote quieto, y no tratas de cambiar el estado actual y descartar la historia, entonces, ¿no estarás siempre en contra de Dios? Los pasos de la obra de Dios son vastos y poderosos, como olas agitadas y fuertes truenos, pero te sientas y pasivamente esperas la destrucción, apegándote a tu locura y sin hacer nada. De esta manera, ¿cómo puedes ser considerado alguien que sigue los pasos del Cordero? ¿Cómo puedes justificar al Dios al que te aferras como un Dios que siempre es nuevo y nunca viejo?

Extracto de ‘Solo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”

27. Los que quieren obtener la vida sin confiar en la verdad de la que Cristo habló son las personas más absurdas de la tierra, y los que no aceptan el camino de la vida que Cristo trajo están perdidos en la fantasía. Y así digo que aquellos que no aceptan al Cristo de los últimos días Dios los detestará para siempre. Cristo es la puerta para que el hombre entre al reino durante los últimos días, y no hay nadie que pueda evitarle. Nadie puede ser perfeccionado por Dios excepto por medio de Cristo. Tú crees en Dios y por tanto debes aceptar Sus palabras y obedecer Su camino. No puedes simplemente pensar en obtener bendiciones sin ser capaz de recibir la verdad o de aceptar la provisión de la vida. Cristo viene en los últimos días para que a todos los que verdaderamente creen en Él les pueda proveer la vida. Su obra es en aras de concluir la era antigua y entrar en la nueva, y Su obra es el camino que deben tomar todos los que entrarán en la nueva era. Si no eres capaz de reconocerlo y en cambio lo condenas, blasfemas y hasta lo persigues, entonces estás destinado a arder por toda la eternidad y nunca entrarás en el reino de Dios. Porque este Cristo es Él mismo la expresión del Espíritu Santo, la expresión de Dios, Aquel a quien Dios le ha confiado hacer Su obra en la tierra. Y por eso digo que si no puedes aceptar todo lo que el Cristo de los últimos días hace, entonces blasfemas contra el Espíritu Santo. La retribución que deben sufrir los que blasfeman contra el Espíritu Santo es obvia para todos. También te digo que si te resistes al Cristo de los últimos días y si reniegas de Él, entonces no habrá nadie que pueda soportar las consecuencias en tu lugar. Además, a partir de este día no tendrás otra oportunidad para obtener la aprobación de Dios; incluso si tratas de redimirte tú mismo, nunca más volverás a contemplar el rostro de Dios. Porque al que tú te resistes no es un hombre, lo que niegas no es algún ser diminuto, sino a Cristo. ¿Sabes cuáles serán las consecuencias de esto? No habrás cometido un pequeño error, sino que habrás cometido un crimen atroz. Y así les aconsejo a todos que no tengan una reacción violenta contra la verdad, o hagan críticas descuidadas, porque solo la verdad te puede dar la vida y nada excepto la verdad te puede permitir volver a nacer y contemplar el rostro de Dios.

Extracto de ‘Solo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”

28. Estoy llevando a cabo Mi obra por todo el universo y en el oriente se producen estruendos interminables como de truenos que sacuden a todas las naciones y denominaciones. Es Mi voz la que ha guiado a todos los hombres al presente. Haré que todos los hombres sean conquistados por Mi voz, que caigan en esta corriente y se sometan ante Mí, porque desde hace mucho tiempo he recuperado Mi gloria de toda la tierra y la he emitido nuevamente en el oriente. ¿Quién no anhela ver Mi gloria? ¿Quién no espera ansiosamente Mi regreso? ¿Quién no tiene sed de Mi reaparición? ¿Quién no suspira por Mi hermosura? ¿Quién no vendría a la luz? ¿Quién no contemplaría la riqueza de Canaán? ¿Quién no anhela el regreso del Redentor? ¿Quién no adora al Gran Todopoderoso? Mi voz se extenderá por toda la tierra; quiero, frente a Mi pueblo elegido, decirles más palabras. Como los poderosos truenos que sacuden las montañas y los ríos, digo Mis palabras a todo el universo y a la humanidad. Por tanto, las palabras en Mi boca se han convertido en el tesoro del hombre y todos los hombres aprecian Mis palabras. El relámpago destella desde el oriente hasta el occidente. Mis palabras son tales que el hombre se resiste a renunciar a ellas y, al mismo tiempo, las encuentra insondables, pero se regocija aún más en ellas. Al igual que un recién nacido, todos los hombres se alegran y regocijan, celebrando Mi llegada. Por medio de Mi voz, traeré a todos los hombres delante de Mí. A partir de entonces, entraré formalmente a la raza de los hombres para que ellos vengan a adorarme. Con la gloria que irradio y las palabras en Mi boca, haré que todos los hombres se presenten ante Mí y vean que el relámpago destella desde el oriente, y que Yo también he descendido al “Monte de los Olivos” del oriente. Verán que llevo ya mucho tiempo en la tierra, ya no como el Hijo de los judíos, sino como el Relámpago del oriente. Porque he resucitado hace mucho tiempo, me he alejado del seno de la humanidad y reaparecido luego con gloria entre los hombres. Soy Aquel que fue adorado en eras innumerables antes de ahora y también soy el infante abandonado por los israelitas en eras innumerables antes de ahora. ¡Además, soy el todo glorioso Dios Todopoderoso de la era actual! Que todos se presenten ante Mi trono y vean Mi semblante glorioso, oigan Mi voz y contemplen Mis obras. Esta es la totalidad de Mi voluntad; es el fin y el clímax de Mi plan, así como el propósito de Mi gestión. ¡Que cada nación me adore, que cada lengua me reconozca, que todos los hombres depositen su fe en Mí y que todas las personas se sometan a Mí!

Extracto de ‘Los siete truenos retumban: profetizan que el evangelio del reino se extenderá por todo el universo’ en “La Palabra manifestada en carne”

Para conocer más: El Juicio Final

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