Ahora estamos en el final de los últimos días, los desastres son cada vez más graves en todas partes del mundo, y la zona afectada también se ha vuelto cada vez más amplia. Enfrentando a estos desastres, estamos llenos de pánico y esperamos con ansiedad ser arrebatados antes del desastre y asistir al banquete con el Señor, entonces ¿sabes cómo viene el Señor para llevarnos al reino de los cielos? ¿Quieres ser arrebatado antes del desastre? ¡Esta película cristiana te dirá la respuesta!
sábado, 31 de julio de 2021
Los desastres ocurren con frecuencia en todo el mundo, ¿cómo ser arrebatado antes del desastre?
viernes, 30 de julio de 2021
Cuatro principios para ser un cristiano honesto
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Devocional cristiano: Cuatro principios para ser un cristiano honesto
Cómo ser una persona honesta es de mucha importancia para el creyente. Todos sabemos que el Señor dijo: “En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Las palabras de Dios claramente nos dicen que solo las personas honestas siguen a Dios. Solo con fe como la de un pequeño es que podemos ser aprobados por Dios y entrar en el reino de los Cielos. ¿Qué debemos hacer para ser una persona honesta?
Primero, siendo personas honestas en la oración.
Como Cristiano, la oración es una parte indispensable en nuestra adoración a Dios. En nuestra oración decimos: “¡Señor, te amo con todo mi corazón! Señor, Tu palabra es lámpara para mis pies, y una luz en mi camino”. Sin embargo, muchas veces no somos capaces de ponerlo en práctica. Trabajamos duro para en el futuro conseguir una corona, atesoramos bienes pensando en nuestro futuro y destino, pero tenemos muy poco del amor de Dios en nuestros corazones. Hay muchas alabanzas en nuestras oraciones, pero estamos llenos de quejas, incluso negamos juzgamos y blasfemamos a Dios cuando nos pone a prueba. A veces, no sabemos qué decir en nuestra oración, por lo tanto, expresamos palabras forzadas y sin fundamento, incluso recitamos algunas escrituras para alabar a Dios. Sin embargo, todas estas palabras no vienen de nuestro corazón y al terminar de orar, no sentimos gozo. Cuando un familiar enferma, ofrecemos buenas palabras a Dios para obtener Su ayuda: “Señor, Tú eres doctor omnipotente, prometo que si mi familiar se cura, dedicaré todo mi ser a Ti”. Sin embargo, después de la enfermedad, nunca nos dedicamos a Dios.
La Escritura dice: “Cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren” (Juan 4:23). A Dios le gusta que le adoremos en espíritu y en verdad. Por lo tanto, debemos abrir nuestros corazones a Dios en oración, buscarle y confiar plenamente en Él. No importa cuántas palabras hablemos, lo importante es hablar desde nuestro corazón y decir lo que pensamos sin falsedad o palabrería retórica, ni con alabanzas vacías, o con deseo de engañar a Dios. La esencia de Dios es fiel. El amor de Dios por nosotros es real; Él siempre nos trata con fidelidad y sinceridad y nos habla con palabras directas. Dios aborrece toda falsedad y engaño, y por lo tanto no escucha nuestras oraciones. Es tiempo de empezar a ser una persona honesta cuando oramos. Cuando nos acercarnos a Dios ya sea con o sin problemas y pecados, debemos tener una única personalidad verdadera ante de Dios, ésta es la puerta a la honestidad.
Segundo, para ser una persona honesta, debemos decir la verdad y renunciar a todas mentiras. Este es el ejercicio más básico en la vida diaria.
El libro de Proverbios dice: “Los labios mentirosos son abominación á Jehová: Mas los obradores de verdad su contentamiento” (Proverbios 12:22)*. El Señor Jesús nos dijo: “Antes bien, sea vuestro hablar: ‘Sí, sí’ o ‘No, no’; y lo que es más de esto, procede del mal” (Mateo 5:37). El Señor odia a aquellos que dicen mentiras. Sin embargo, decimos muchas mentiras en nuestra vida diaria inconscientemente e involuntariamente. Por ejemplo, cuando nos llevamos bien con los demás, decimos mentiras para proteger nuestra imagen y vanidad; a veces, decimos mentiras para satisfacer nuestros propios intereses carnales y alcanzar nuestros objetivos… Ya que no somos capaces de decir la verdad, y mucho menos de ser honestos en palabras.
Entonces, ¿cómo podemos resolver el problema de decir mentiras? Debemos prestar estricta atención a lo que decimos, y practicar el hablar de acuerdo con los hechos. Debemos ser estrictos y serios al respecto. Claro que no podemos violar nuestra conciencia pero es necesario prestar atención y reflexionar sobre si estamos protegiendo nuestros intereses personales, si tenemos intenciones equivocadas o propósitos mixtos. Si encontramos palabras vacías, palabras que diluyen la verdad o palabras inexactas, debemos tomarlo en serio, practicar decir la verdad y hablar de acuerdo a los hechos. Si nos encontramos mintiendo y engañando a otros, tenemos que enfrentar los hechos, admitir nuestros errores y hacer lo que Dios dice. De esta manera estaríamos dando un gran paso. Como dice la Biblia, “El que quiere amar la vida y ver dias buenos, refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño” (1 Pedro 3:10).
Tercero, ser fieles a Dios y servirle obedientemente es lo que una persona honesta debería hacer.
El Señor Jesús dijo: “Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazon, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento” (Mateo 22:37-38). Este es el estándar de Dios para el que le sirve: cumplir con nuestra responsabilidad y completar lo que Dios nos confía con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente. Todos asumimos que somos leales al Señor y que le amamos. Nos creemos buenos siervos a ojos del Señor, trabajando arduamente para Él sin importar qué tan amargados o cansados estemos. Sin embargo, no nos damos cuenta de que tenemos tales actuaciones al servir al Señor. Simplemente pasamos por el proceso y hacemos el trabajo porque es una posición, en lugar de hacerlo bien desde el fondo de nuestros corazones. Cuando las hermanas y los hermanos necesitan nuestro apoyo y ayuda en dificultades, simplemente los exhortamos con palabras, pero no les brindamos ayuda práctica. Tampoco tenemos sentido de responsabilidad en el servicio al Señor, incluso si estamos satisfechos de trabajar ante el pastor o los ancianos que asignaron nuestro servicio, en lugar de considerar lo que hacemos para preocuparnos por las intenciones de Dios… Estos servicios a Dios no son con todo nuestro corazón y mente.
Las escrituras dicen: “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos en la tierra, no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón, temiendo al Señor. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:22-23). Todos sabemos que servir es nuestro deber como criaturas, no para complacer. Debemos practicar las palabras del Señor cuando servimos, no solo pasar como un proceso o una formalidad, sino trabajar para el Señor fielmente. Este es un hombre honesto a ojos del Señor. Cada uno de nosotros tiene habilidades especiales. Algunos podemos predicar el Evangelio, dar frutos; otros limpian la iglesia durante muchos años, y algunos otros mantienen el orden en las reuniones… Hagamos lo que hagamos, debemos practicar lo que Dios dice. Aunque haya desviación en el servicio, debemos afrontar valientemente los hechos y aceptar la ayuda y orientación de los demás. Cuando cometemos errores, no podemos ocultarlos, disfrazarlos o distorsionar los hechos para echar la culpa a los demás, sino que debemos orar y arrepentirnos ante Dios. Debemos tomar lo que decimos con seriedad, haciendo que nuestras palabras se ajusten a la realidad, sin la más mínima falsedad, y aceptar el escrutinio del Espíritu de Dios… Al hacer esto, podemos aumentar la confianza en ser una persona honesta y servir bajo la voluntad de Dios.
En cuarto lugar, una persona honesta debe entregar su corazón a Dios fielmente, esto es lo más importante.
El Señor Jesús dijo: “Este pueblo con los labios me honra, pero su corazon esta muy lejos de mi” (Mateo 15:8). Las palabras de Dios nos advierten que no digamos cosas bonitas sin Dios en nuestros corazones. Debemos abrir nuestros corazones a Dios, adorarle y amarle con todo el corazón. Sin embargo, creemos en Dios solo de boca, sin entregar nuestros corazones a Dios y hacerle nuestro soberano Señor. A veces clamamos diciendo obedeceré a Dios, pero cuando nos encontramos con dificultades, no buscamos la dirección de Dios, sino que hacemos lo que nuestra propia intuición sugiere. Decimos que amamos a Dios y estamos dispuestos a ofrecerle toda la vida, pero en nuestro corazón deseamos obtener mayores bendiciones celestiales… Lo que es más, caminamos en la fe hacia Dios pero basándonos en nuestra intuición, sin entregar nuestros corazones a Dios.
Como todos saben, Job fue un hombre justo a ojos de Dios. Él entregó todo su corazón a Dios sin considerar o pedir nada para sí mismo. Cuando sus miles de posesiones desaparecieron y sus hijos fallecieron, no se quejó de Dios. Sino que dijo: “… Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo tornaré allá. Jehová dió, y Jehová quitó: sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21)*. Job dio su corazón a Dios, siendo absolutamente obediente a Dios, y por lo tanto fue aprobado por Dios. Si queremos ser un hombre honesto, debemos entregar nuestro corazón a Dios. Hay varias formas de llevar el corazón a Dios: Primero, dado que creemos en Dios, debemos permitir que Dios se haga cargo de todas las cosas y debemos someternos a las directrices de Dios, sin hacer las cosas según nuestra voluntad. En segundo lugar, aparte de entregar el servicio a Dios, debemos elegir nuestro matrimonio, los objetivos que buscamos y demás basados en la mente y los requisitos de Dios. Debemos practicar el cómo satisfacer la voluntad de Dios. Tercero, debemos buscar la voluntad de Dios en todas las cosas. Independientemente de que las cuestiones sean grandes o pequeñas, debemos tratar con ellas de acuerdo con las palabras de Dios. De esta manera somos personas honestas y reflejamos la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Estos cuatro elementos mencionados anteriormente, son fundamentales para ser una persona honesta. Si nos esforzamos en ponerlos en práctica, entonces tendremos la oportunidad de ser una persona honesta y agradable ante Dios.
Recomendación: Estudio bíblico sobre la honestidad
Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.
Fuente: Estudiar la Biblia
jueves, 29 de julio de 2021
Resulta que la oración que concuerda con la voluntad de Dios es así…
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Prédica sobre la oración: Resulta que la oración que concuerda con la voluntad de Dios es así…
Oramos a Dios todos los días, e incluso oramos varias veces al día, pero ¿nuestras oraciones concuerdan realmente con la voluntad de Dios? ¿Cómo oramos para que sean elogiadas por Dios? Vamos a ver cómo dice Dios al respecto.
Dios dice: “Debes orar, paso a paso, de acuerdo a tu verdadero estado y a aquello que será hecho por el Espíritu Santo, y debes hablar con Dios de acuerdo con la voluntad de Dios y Sus exigencias para el hombre. Cuando comiences a practicar tus oraciones, primero entrégale tu corazón a Dios. No intentes entender la voluntad de Dios; sólo trata de decirle a Dios las palabras que están dentro de tu corazón. Cuando te presentes delante de Dios, habla así: “¡Oh Dios! Sólo hoy me doy cuenta de que solía desobedecerte. Soy realmente corrupto y despreciable. Antes, estaba perdiendo el tiempo; a partir de hoy, voy a vivir para Ti, voy a vivir una vida que tenga sentido y voy a satisfacer Tu voluntad. Quisiera que Tu Espíritu siempre obrara en mi interior y que siempre me iluminara y me esclareciera, para que pueda dar un testimonio fuerte y rotundo delante de Ti, permitiendo que Satanás vea Tu gloria, Tu testimonio y la prueba de Tu triunfo dentro de nosotros”. Cuando ores de esta manera, tu corazón será completamente liberado, y después de haber orado así, tu corazón estará más cerca de Dios, y al orar con frecuencia de esta manera, el Espíritu Santo inevitablemente obrará dentro de ti. Si siempre clamas a Dios de esta manera, y tomas tu determinación delante de Dios, llegará el día en que tu determinación pueda ser aceptada delante de Dios, cuando Él reciba tu corazón y todo tu ser, y finalmente Dios te hará perfecto.”
De “La Palabra manifestada en carne”
miércoles, 28 de julio de 2021
¿Cómo reconocen las vírgenes prudentes la voz de Dios y reciben al Señor?
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Prédica cristiana: ¿Cómo reconocen las vírgenes prudentes la voz de Dios y reciben al Señor?
Sabemos las manifestaciones de las vírgenes prudentes y las vírgenes insensatas. Tenemos que buscar ser una virgen prudente que se enfoca en escuchar la voz de Dios y evitar ser una vírgen insensata que no busca Sus palabras y obra.
¿Hoy continuamos comunicándonos cómo reconocer la voz de Dios para poder recibir al Señor?
La hermana Bella: “Sobre cómo reconocer la voz de Dios, todos los creyentes del Señor tenemos esta experiencia: ‘Después de escuchar las palabras del Señor Jesús, sentimos que son la verdad y tienen autoridad y poder. Este sentimiento viene de la intuición de nuestro espíritu, y cualquiera que tenga corazón y espíritu puede sentirlo’. De esto, se puede ver que la mayor diferencia entre la voz de Dios y la del hombre es que la de Dios es la verdad y tiene poder y autoridad, y podemos sentirlo tan pronto como la escuchemos. Leamos un pasaje de la Palabra de Dios para experimentar la autoridad y poder de Sus palabras.
Dios dice: “Estoy llevando a cabo Mi obra por todo el universo y en el oriente se producen choques interminables como de truenos que sacuden a todas las naciones y denominaciones. Es Mi voz la que ha guiado a todos los hombres al presente. Haré que todos los hombres sean conquistados por Mi voz, que caigan en esta corriente y se sometan ante Mí, porque desde hace mucho tiempo he recuperado Mi gloria de toda la tierra y la he emitido nuevamente en el oriente. ¿Quién no anhela ver Mi gloria? ¿Quién no espera ansiosamente Mi regreso? ¿Quién no tiene sed de Mi reaparición? ¿Quién no suspira por Mi hermosura? ¿Quién no vendría a la luz? ¿Quién no contemplaría la riqueza de Canaán? ¿Quién no anhela el regreso del Redentor? ¿Quién no adora al Gran Todopoderoso? Mi voz se extenderá por toda la tierra; quiero, frente a Mi pueblo elegido, decirles más palabras. Como los poderosos truenos que sacuden las montañas y los ríos, digo Mis palabras a todo el universo y a la humanidad. Por tanto, las palabras en Mi boca se han convertido en el tesoro del hombre y todos los hombres aprecian Mis palabras. El relámpago destella desde el oriente hasta el occidente. Mis palabras son tales que el hombre se resiste a renunciar a ellas y, al mismo tiempo, las encuentra insondables, pero se regocija aún más en ellas. Al igual que un recién nacido, todos los hombres se alegran y regocijan, celebrando Mi llegada. Por medio de Mi voz, traeré a todos los hombres delante de Mí. A partir de entonces, entraré formalmente a la raza de los hombres para que ellos vengan a adorarme. Con la gloria que irradio y las palabras en Mi boca, haré que todos los hombres se presenten ante Mí y vean que el relámpago destella desde el oriente, y que Yo también he descendido al ‘Monte de los Olivos’ del oriente. Verán que llevo ya mucho tiempo en la tierra, ya no como el Hijo de los judíos, sino como el Relámpago del oriente. Porque he resucitado hace mucho tiempo, me he alejado del seno de la humanidad y reaparecido luego con gloria entre los hombres. Soy Aquel que fue adorado en eras innumerables antes de ahora y también soy el infante abandonado por los israelitas en eras innumerables antes de ahora. ¡Además, soy el todo glorioso Dios Todopoderoso de la era actual! Que todos se presenten ante Mi trono y vean Mi semblante glorioso, oigan Mi voz y contemplen Mis obras. Esta es la totalidad de Mi voluntad; es el fin y el clímax de Mi plan, así como el propósito de Mi gestión. ¡Que cada nación me adore, que cada lengua me reconozca, que todos los hombres depositen su fe en Mí y que todas las personas se sometan a Mí!”.
La hermana Bella: “Estas palabras son demasiado autoritarias, y atraviesan mi corazón, ¡son realmente la voz de Dios!”.
Para conocer más: Parábola de las vírgenes necias y prudentes
martes, 27 de julio de 2021
Resulta que este tipo de personas son vírgenes prudentes
Muchos piensan que mientras puedan trabajar duro, leer las Escrituras, orar y guardar firmemente el nombre del Señor, serán vírgenes prudentes a quienes Dios aprueba y podrán ser arrebatados al reino de los cielos cuando Él venga. De hecho, Para ser vírgenes prudentes y recibir al Señor, escuchar la voz de Dios es el método más crítico de práctica.
El Señor Jesús dijo: “Pero a medianoche se oyó un clamor: «¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo.»” (Mateo 25:6).
Apocalipsis 2:7, “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.
Dios dice: “Ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, las palabras de Dios, las declaraciones de Dios, porque donde están las nuevas palabras de Dios, ahí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición de Dios, y donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida”.
Las palabras de Dios nos transmiten un mensaje muy importante: Al oír la noticia de que alguien da testimonio de que el Señor ha regresado y ha expresado palabras para llevar a cabo la obra de salvar a la humanidad, los que pueden buscar e investigar con humildad para determinar si estas palabras son la voz de Dios y la verdad, y los que son capaces de dejar al lado sus nociones e imaginaciones para aceptar y obedecer la nueva declaración y obra de Dios cuando reconozcan Su voz, son las vírgenes prudentes a quienes Dios bendice.
Leer más: Estudio bíblico de las 10 virgenes
Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.
lunes, 26 de julio de 2021
Testimonio cristiano | He encontrado la senda al reino de los cielos
domingo, 25 de julio de 2021
¿Por qué las vírgenes prudentes pueden recibir al Señor?
Recibimos un mensaje de la hermana Kira: “Hoy en día, los desastres son cada vez más graves, quiero ser una virgen prudente para poder recibir al Señor lo antes posible, pero no sé cómo lograrlo. ¿Cuál es la sabiduría de la virgen prudente?”.
Para entender esta pregunta, echemos un vistazo a la historia de la mujer samaritana registrada en la Biblia: Después de escuchar al Señor Jesús decir: “Porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad” (Juan 4:18). Dijo a todos: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será este el Cristo?” (Juan 4:29).
De las Escrituras, se puede ver que la mujer samaritana reconoció por las palabras del Señor que Él era Cristo, porque sabía que solo Dios podía observar todo, hablar los secretos ocultos del hombre y exponer todo lo que había hecho, y nadie excepto Dios poseía tal autoridad y poder. Por lo tanto, la sabiduría de la mujer samaritana es poder discernir la voz de Dios, aceptar la verdad y seguir al Señor tras oír Su voz. Este tipo de personas son las vírgenes prudentes. Y además, otros como Pedro y Natanael, etc., también reconocieron y siguieron al Señor a partir de Sus palabras.
A través de estos hechos, entendemos que las vírgenes prudentes saben escuchar la voz de Dios, por eso pueden acoger al Señor. Tal como dijo el Señor Jesús: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen” (Juan 10:27). “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). En los últimos días, el Señor llamará a la puerta a través de expresar palabras cuando venga. Al oír a alguien predicando que el Señor ha regresado y ha expresado todas las verdades para salvar a la humanidad, aquellos que pueden buscar e investigar humildemente, reconocer la voz de Dios a partir de estas palabras y creer que quien puede expresar estas verdades es el Cristo encarnado, aceptándolo y siguiéndolo, son las vírgenes prudentes que han recibido al Señor y han asistido al banquete con Él.
Recibiendo el regreso del Señor, pensamos en la parábola de las diez vírgenes. Las vírgenes prudentes se centraron en escuchar la voz de Dios y salieron a recibir al Señor, siguiendo Sus huellas. Aquellas vírgenes insensatas que se aferraron a sus propios conceptos e imaginaciones y no dieron importancia a oír la voz de Dios se perdieron el regreso del Señor. Entonces, para recibir el regreso del Señor, debemos ser una virgen prudente. Puede hacer clic en medios de contacto abajo para discutir y comunicarse con nosotros.
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sábado, 24 de julio de 2021
Los desastres han llegado, ¡el único camino de ser protegido está aquí!
Hace un tiempo, muchos lugares aliviaron el confinamiento, y todos pensamos que el desastre estaba a punto de terminar, pero no esperábamos que la epidemia volviera a brotar. Enfrentando los rebrotes de la epidemia, muchas personas sienten pánico y preocupación, no saben cuánto tiempo continuará o cuántas personas morirán en este desastre. Pero nosotros, los que creen en Dios, sabemos que todo viene con el permiso de Dios. Entonces, ya que Dios permite que ocurra este desastre, ¿cuál es Su voluntad? ¿Cómo podemos encontrar el manera de ser protegidos por Dios en los desastres? Haz clic para leer el artículo “Han llegado los desastres: ¿Cuál es la voluntad de Dios?” para comprender la voluntad de Dios detrás de los desastres y la forma de ser protegido por Dios en ellos.
El “nuevo coronavirus”, unas palabras que infunden temor en el corazón de la gente, surgió por primera vez en Wuhan (China), desde donde se ha extendido por todo el planeta. A lo largo y ancho del mundo están muriendo personas de forma masiva y muchas otras se hallan en un constante estado de pánico, con la sensación de que los grandes desastres han caído sobre nosotros. Nadie sabe cuánto durará esta pandemia ni cuántas vidas se cobrará. Los que creen en Dios, no obstante, en el fondo saben que todo ocurre con el permiso de Dios, sin el cual no puede suceder absolutamente nada. Así pues, ¿cuál es la voluntad de Dios al permitir esta epidemia sobre nosotros?
Vuelve la mirada a la historia y busca la voluntad de Dios
El Antiguo Testamento relata que la gente de Sodoma era malvada, promiscua y corrupta, y que la ciudad rebosaba tal sed de sangre y muerte que la gente incluso quería matar a los ángeles. Ni siquiera se les ocurrió arrepentirse en ningún momento, por lo que Dios hizo llover fuego sobre ellos desde el cielo y los destruyó a todos. Los que conocen la Biblia, sin embargo, saben que, antes de que Dios hiciera caer la tragedia sobre la ciudad, Abraham intercedió ante Él por Sodoma. He aquí un fragmento de este relato bíblico: “Y Jehová dijo: ‘Si encuentro en Sodoma cincuenta justos en la ciudad, salvaré todo el lugar por el bien de ellos’. […] Y dijo: […] ‘Tal vez puedan haber diez ahí’. Y Él dijo: ‘No la destruiré’” (Génesis 18:26-32).* Estos versículos no solo revelan el carácter justo de Dios, sino que, más aún, nos dan una idea de Su gran misericordia y clemencia. Dios habría perdonado a Sodoma si hubiera hallado a cincuenta justos en ella y también la habría perdonado si hubiera hallado a solo diez justos. Pese a lo sumamente corrupta y malvada que era la gente, Dios, no obstante, esperaba su arrepentimiento. Es doloroso que no fuera posible hallar ni a diez justos en una ciudad tan grande, así que Dios, finalmente, no tuvo más remedio que destruirla.
La gente que habita actualmente en este mundo, repleto de tentaciones, es incluso peor que la de Sodoma tantos años atrás. Satanás ha corrompido a la gente de hoy hasta tal punto que adora el mal y ama la injusticia; la tierra está plagada de violencia y adulterio, y por todos lados se ven karaokes, salones de masaje de pies, hoteles y discotecas en calles principales y pequeños callejones. Esos lugares rebosan maldad y promiscuidad. Todo el mundo, depravado sobremanera, vive para comer, beber, divertirse y entregarse a los placeres físicos. No hay amor entre las personas, sino que todas ellas mienten, pelean y compiten entre sí por el estatus, la fama y la fortuna; se engañan y traman unas contra otras e incluso llegan a las manos por el dinero y la ganancia. Toda la humanidad vive bajo el campo de acción de Satanás y nadie tiene amor por las cosas positivas, ni anhela la luz ni se ofrece a aceptar la gracia de la salvación de Dios. Hasta los creyentes viven en una espiral de pecado y confesión, totalmente incapaces de mantenerse fieles a las enseñanzas del Señor. Llegan hasta el punto de seguir las tendencias mundanas e ir en pos de los placeres de la carne. Ni aunque sepan que están viviendo en pecado pueden despojarse de las ataduras de este; sus corazones se han alejado demasiado de Dios. ¿Acaso la humanidad entera, corrompida hasta semejante extremo, no alcanzó hace mucho tiempo el punto en que debería haber sido destruida?
Dios espera que la gente sea capaz de arrepentirse
Se produce un desastre detrás de otro y la voluntad de Dios es que nos presentemos ante Él para arrepentirnos. Desea que todo el mundo se arrepienta y nadie perezca. Hace dos mil años, el Señor Jesús dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). En este momento, tal vez algunos observen: «Los incrédulos no creen en Dios y es imposible que se arrepientan. Sin embargo, nosotros, tras recibir la fe en el Señor, a menudo lloramos amargamente ante Él mientras oramos. Admitimos nuestros pecados anteriores y no volveremos a hacer nada malo. Somos capaces de ser tolerantes y pacientes con los demás. Puede que demos limosnas y donativos y ayudemos a otros; incluso podemos pasar todo nuestro tiempo afanándonos por trabajar para el Señor y no lo traicionaremos aunque nos detengan y encarcelen. ¿Esto no es verdadero arrepentimiento? Si practicamos constantemente de este modo, el Señor nos protegerá y evitará que nos lleven por delante los desastres». Sin embargo, ¿es esa la realidad? En una ocasión, el Señor Jesús dijo: “En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34-35). Una vez que hemos recibido la fe en el Señor, somos capaces de ser humildes y pacientes, de ayudar a otros, de sacrificarnos, entregarnos, predicar el evangelio y dar testimonio del Señor, y tenemos algunas buenas conductas externas. No obstante, lo que no podemos negar es que las actitudes corruptas que hay en nosotros, como la arrogancia, el engreimiento, la perversidad, la mentira, el egoísmo y la bajeza, no se han purificado y aún somos capaces de pecar continuamente. Por ejemplo, bien sabemos que el Señor nos exige honestidad, pero, controlados por nuestra naturaleza egoísta y despreciable, en cuanto algo atenta contra nuestros intereses personales, no podemos evitar mentir y engañar; controlados por nuestra naturaleza arrogante y engreída, siempre logramos que los demás hagan lo que les mandamos sin importar de qué se trate y, cuando no lo hacen, nos enfadamos y les soltamos una reprimenda; y cuando sobrevienen desastres y pruebas, nos quejamos y culpamos al Señor. Estos son solamente algunos ejemplos. Nuestros pecados son como la cizaña, que vuelve a crecer justo después de ser cortada. Aunque lloremos amargamente todos los días mientras oramos y confesamos nuestros pecados, seguimos sin transformarnos. ¿Acaso es esto verdadero arrepentimiento? ¿Quién podría garantizar que Dios habría de proteger a una persona así en medio de los desastres? El verdadero arrepentimiento se da cuando se han purificado y transformado por completo las corruptas actitudes satánicas de una persona, cuando esta ya no quiere hacer el mal, pecar ni oponerse a Dios, cuando es capaz de someterse sinceramente a Él y adorarlo. Estas son las únicas personas aptas para heredar las promesas y bendiciones de Dios y entrar en el reino de los cielos. Tal como señala la Biblia: “Seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11:45). “Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad” (Apocalipsis 22:14).
Cómo alcanzar el verdadero arrepentimiento y recibir la protección de Dios
Entonces, ¿cómo podemos alcanzar el verdadero arrepentimiento? El Señor Jesús dijo una vez: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17). “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). El Señor profetizó que regresaría en los últimos días, que expresaría más verdades y más elevadas que en la Era de la Gracia y llevaría a cabo una etapa de trabajo para juzgar y purificar al hombre, de modo que podamos liberarnos definitivamente de las ataduras del pecado, purificarnos y transformarnos. Dado que la obra del Señor Jesús en la Era de la Gracia fue la obra de redención, la gente pudo recibir el perdón de los pecados por creer en Él. Sin embargo, no se purificó su naturaleza pecaminosa. Únicamente si aceptamos la obra del juicio de Dios en los últimos días, si se purifica y transforma nuestro carácter corrupto y si nunca más hacemos el mal, pecamos ni nos oponemos a Dios podrá afirmarse que nos hemos arrepentido de verdad. Será entonces cuando estaremos bajo la protección de Dios y sobreviviremos a los desastres.
El Señor Jesús ya ha regresado. Es Dios Todopoderoso encarnado. Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días, está realizando la obra de juicio, que comienza por la casa de Dios sobre la base de la obra de redención del Señor Jesús. Dios Todopoderoso dice: “En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas […]. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él” (‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”).
A fin de liberarnos de los grilletes de nuestro carácter satánico, Dios Todopoderoso expresa todas las verdades que pueden purificarnos y salvarnos plenamente. Desvela los misterios de la obra de gestión de Dios, de 6000 años de duración; revela el origen de la maldad del mundo, así como la esencia y verdad de la corrupción de la humanidad a manos de Satanás. Al experimentar el juicio de las palabras de Dios, vemos lo a fondo que nos ha corrompido Satanás. Arrogancia, engreimiento, egoísmo, bajeza, perversidad, mentira, avaricia, iniquidad… Nada de lo que vivimos tiene apariencia humana, lo que enciende el odio y la animadversión de Dios hacia nosotros. Al mismo tiempo, llegamos a conocer el carácter justo de Dios, que no tolera ofensa. Reconocemos que siempre vivimos de acuerdo con nuestras corruptas actitudes satánicas y que, si no practicamos la verdad, sin duda Dios nos aborrecerá y rechazará. Es entonces cuando nos postramos ante Dios y nos arrepentimos. Detestamos nuestros pecados y deseamos vivir según las palabras de Dios. Al abandonar una y otra vez la carne y practicar la verdad, poco a poco se purifica y transforma nuestro carácter corrupto. Ya no nos rebelamos contra Dios ni nos oponemos a Él, y comenzamos a someternos a Él y a venerarlo sinceramente. Estas son las únicas personas verdaderamente arrepentidas, que serán protegidas por Dios y sobrevivirán a los desastres.
Dios Todopoderoso apareció e inició Su obra hace treinta años. La obra del evangelio se ha extendido a lo largo y ancho de todas las naciones de la tierra y los millones de palabras expresadas por Dios Todopoderoso llevan mucho tiempo publicadas en internet. Estas palabras se han traducido a más de 20 idiomas; dan testimonio y están disponibles en abierto para toda la humanidad. En esta época tan oscura y malvada, las verdades expresadas por Cristo de los últimos días surgen como la luz verdadera, como un relámpago que brilla de Oriente a Occidente. Dan testimonio a toda la humanidad de que Dios ha aparecido y el Señor Jesús ha regresado. Él expresa la verdad para purificar y salvar al hombre y la única manera de que el hombre logre la salvación plena pasa por aceptar a Dios Todopoderoso. Sin embargo, Satanás ha corrompido a fondo a la humanidad. Nadie ama la verdad. Lo único que quiere la gente es codiciar los placeres del pecado. No está deseosa de investigar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días ni de aceptar Su juicio y castigo en los últimos días. En cambio, tiene unas nociones hondamente arraigadas de la obra de Dios y hay quienes incluso se oponen a la obra de Dios de los últimos días y la condenan públicamente. Todo el mundo vive en pecado sin pensar en arrepentirse. Muy pocos anhelan la verdad o la luz. Los desastres que vemos hoy en día son el recordatorio final de Dios, Su última advertencia a la humanidad. Más aún, son la salvación de Dios. Solo si nos presentamos ante Dios para arrepentirnos podremos recibir Su protección contra los desastres.
Atención a las advertencias de Dios
Dios Todopoderoso dice: “Todos los desastres sucederán uno tras otro; todas las naciones y todos los lugares experimentarán desastres, plaga, hambre, inundación, sequía y terremotos están por todas partes. Estos desastres no ocurren sólo en uno o dos lugares, ni terminarán dentro de uno o dos días, sino que se extenderán sobre un área cada vez mayor y los desastres serán cada vez más severos. Durante este tiempo surgirán sucesivamente toda clase de plagas de insectos, y el fenómeno del canibalismo ocurrirá en todos los lugares. Este es Mi juicio sobre todas las naciones y pueblos” (‘Capítulo 65’ de Declaraciones de Cristo en el principio en “La Palabra manifestada en carne”). “Si esta desea tener un buen destino, si un país desea un buen destino, entonces el hombre debe postrarse a Dios para adorarlo, arrepentirse y confesar delante de Él, si no, la suerte y el destino del hombre acabarán inevitablemente en catástrofe” (‘Dios preside el destino de toda la humanidad’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Mi obra final es no sólo castigar al hombre, sino ordenar el destino del hombre. Adicionalmente, es recibir reconocimiento de todos por todo lo que he hecho. Quiero que cada hombre vea que todo lo que he hecho es lo correcto y que es una expresión de Mi carácter; no es la obra del hombre, ni mucho menos toda la naturaleza, la que creó a la humanidad. Por el contrario, soy Yo el que nutre cada ser vivo entre todas las cosas. Sin Mi existencia, la humanidad sólo puede morir y sufrir la invasión de plagas. Nadie podrá ver nunca más la belleza del sol y la luna o el mundo verde; la humanidad sólo se enfrentará a la noche frígida y al valle inexorable de la sombra de la muerte. Yo soy la única salvación de la humanidad. Soy la única esperanza de la humanidad y, aún más, Yo soy Aquel sobre quien descansa la existencia de toda la humanidad. Sin Mí, la humanidad se detendrá de inmediato y por completo. Sin Mí, la humanidad sufrirá una catástrofe y será pisoteada por todo tipo de fantasmas, aunque nadie me presta atención. He realizado una obra que no puede ser realizada por nadie más, sólo con la esperanza de que el hombre me retribuya con buenas acciones” (‘Deberías preparar suficientes buenas obras para tu destino’ en “La Palabra manifestada en carne”).
Los desastres son cada vez peores en todo el mundo y se extienden por zonas crecientemente amplias. Los desventurados no pueden escapar y pareciera como si pronto fuéramos a tener sobre nosotros el fin del mundo. Todos sabemos, no obstante, que Dios gobierna nuestro destino y todos los desastres están en Sus manos. Solo si nos presentamos ante Dios para arrepentirnos y aceptar Su juicio y castigo en los últimos días tendremos la oportunidad de que nos proteja de los desastres y sobrevivamos. La marcha del mundo se está revelando ante nuestros ojos. Una vez que Dios haya salvado a todos los que pueda salvar, destruirá este mundo depravado e inmundo con los grandes desastres. Cuando llegue ese momento, los desastres se llevarán por delante a aquellos que no se hayan presentado ante Dios, entre el llanto y crujir de dientes.
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Hoy en día, los desastres como terremotos, plagas y hambrunas están ocurriendo con frecuencia, esto es la señales antes del fin que nos dice que el día del Señor ha llegado, el Señor ha regresado. ¿Cómo debemos recibir al Señor? Puede hacer clic en los siguientes datos de contacto para discutir y comunicarse con nosotros en línea, nuestros especialistas le responderán online.
Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.
viernes, 23 de julio de 2021
En los desastres, ¿lo que Dios nos requiere solo es orar a Él por la fe?
Frente a los desastres, muchas personas consideran que con que mantengamos la fe y oremos con más frecuencia al Señor, tendremos Su aprobación y protección. ¿Es conforme a la voluntad de Dios este punto de vista? De hecho, excepto de orar con fe al Señor, debemos comprender que la ocurrencia de las desastres cumple justamente las profecías del regreso del Señor, tal como: “Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y en diferentes lugares habrá hambre y terremotos. Pero todo esto es solo el comienzo de dolores” (Mateo 24:7-8). Dios nos advierte mediante los desastres que las profecías de Su regreso se han cumplido básicamente y que estamos en el momento crítico de recibirlo. Por ende, lo que más urgente para nosotros es buscar Sus huellas y acoger Su regreso, solo así podremos satisfacer Su voluntad y obtener Su protección. Entonces, ¿cómo podemos darle la bienvenida? Se profetiza en el Apocalipsis: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). Dios dice: “Dondequiera que Dios aparece, allí se expresa la verdad y estará la voz de Dios. Solo los que pueden aceptar la verdad podrán escuchar la voz de Dios y solo tales personas son aptas para presenciar la aparición de Dios. […] ¡Así que busquemos la voluntad de Dios y descubramos Su aparición en Sus declaraciones, y mantengamos el ritmo de Sus huellas! Dios es la verdad, el camino y la vida. Sus palabras y Su aparición existen simultáneamente y Su carácter y Sus huellas siempre están abiertas en todo momento a la humanidad. Queridos hermanos y hermanas, espero que podáis ver la aparición de Dios en estas palabras, que comencéis a seguir Sus huellas a medida que avanzáis a largas zancadas hacia una nueva era ¡y entráis en los nuevos y hermosos cielo y tierra que Dios ha preparado para los que esperan Su aparición!”.
A partir de estas palabras sabemos que Dios llamará a la puerta del corazón del hombre por medio de expresar declaraciones. Solo los que escuchen con atención Su voz podrán darle la bienvenida. Así pues, si queremos acoger al Señor, la única forma es tomar la iniciativa para investigar al oír la noticia de Su regreso, con el fin de confirmar si Sus nuevas palabras son la voz de Dios o no. Una vez que reconozcamos la voz de Dios, hemos de aceptarlo y obedecerlo de inmediato, entonces seremos los que reciben al Señor retornado.
Recomendación: 4 pasos para orar
Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.
jueves, 22 de julio de 2021
Música Cristiana | Dios es el único Soberano del destino del hombre
miércoles, 21 de julio de 2021
Testimonio cristiano | El juicio es la llave del reino de los cielos (Español Latino)
martes, 20 de julio de 2021
Canción cristiana | El amor de Dios por la humanidad es sincero y real
lunes, 19 de julio de 2021
¿Estás anhelando a que el Señor Jesús regrese para salvarnos del sufrimiento?
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Prédica cristiana: ¿Estás anhelando a que el Señor Jesús regrese para salvarnos del sufrimiento?
El Señor Jesús prometió: “[…] porque voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros” (Juan 14:2-3 ).
Ahora los desastres son cada vez más grandes, frente a la presión de la vida y la enfermedad, muchas personas esperan con más ansiedad a que el Señor venga pronto para salvarlas del sufrimiento. Ya que las profecías del regreso del Señor se han cumplido básicamente, ¿por qué todavía no han visto el descenso del Señor sobre nubes? De hecho, el Señor ha regresado en otra forma. Vean el vídeo “Cómo viene el Señor exactamente” para saberlo, tendrán la oportunidad de acoger al Señor.
Solo conociendo la esencia de Cristo podras recibir al Señor
El Señor Jesús dijo una vez: “He aquí, yo vengo pronto […]” (Apocalipsis 22:7). Ahora el Señor ha regresado de acuerdo a Su promesa y ha llevado a cabo la obra de purificar y salvar al hombre. Pero al oír a alguien dar testimonio de que el Señor ya ha vuelto, algunos creyentes recuerden las palabras de los pastores y ancianos “La Biblia profetiza que los falsos Cristos aparecerán en los últimos días”, por eso piensan que todo lo que predica el regreso del Señor es falso y no se atreven a buscar ni a investigar. Pero, ¿hemos pensado en esto? El Señor vendrá otra vez en los últimos días, si estamos ciegamente en guardia contra los falsos Cristos y no investigamos ni buscamos cuando escuchamos la noticia de Su regreso, ¿no seremos muy propensos a rechazar a Él y perdernos Su retorno? Así que lo más urgente no es protegerse ciegamente de los falsos Cristos, sino aprender a distinguir al Cristo verdadero de los falsos Cristos. Entonces ¿cómo distinguir? El Señor Jesús dijo: “Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos. Ved que os lo he dicho de antemano” (Mateo 24:24-25). A partir de aquí, se puede ver que la característica de un falso Cristo es hacer señales y prodigios para engañar al hombre. Si alguien afirma ser el Señor Jesús regresado y muestra señales y prodigios, sin duda es un falso Cristo, porque los falsos Cristos no tienen la verdad, ni pueden expresarla, sino que sólo pueden mostrar algunas señales y prodigios para engañar al hombre.
¿Y cuáles son las características de Cristo?
Dios dice: “El Dios que se hizo carne se llama Cristo, y así el Cristo que les puede dar a las personas la verdad se llama Dios. No hay nada excesivo en esto porque Él posee la esencia de Dios, y posee el carácter de Dios, y posee la sabiduría en Su obra, que el hombre no puede alcanzar. Los que así mismos se llaman Cristo, pero que no pueden hacer la obra de Dios, son fraudes. Cristo no es sólo la manifestación de Dios en la tierra, sino también es la carne particular asumida por Dios a medida que cumple y completa Su obra entre los hombres. Esta carne no puede ser suplantada por cualquier hombre, sino que es una carne que puede soportar la obra de Dios en la tierra adecuadamente y expresar el carácter de Dios y representar bien a Dios y proveer al hombre con la vida. Tarde o temprano, aquellos que suplantan a Cristo caerán porque, aunque afirman ser Cristo, no poseen nada de la esencia de Cristo. Y así digo que la autenticidad de Cristo, el hombre no la puede definir, sino que Dios mismo la contesta y la decide”.
De las palabras de Dios, se puede ver que Cristo es la carne encarnada por el Espíritu de Dios, es decir, Dios en el cielo se reviste de carne convirtiéndose en el Hijo del hombre para venir a la tierra a salvar al hombre, esta carne tiene una esencia divina y puede expresar la verdad y proveer a la humanidad en cualquier momento y lugar. Por lo tanto, quien puede expresar la verdad, indicarnos el camino y darnos la vida es Cristo, y quien no puede expresar la verdad es definitivamente un falso Cristo, una falsificación, esto es el principio fundamental para discernir al Cristo verdadero de los falsos Cristos.
Para conocer más: Estudio bíblico sobre la segunda venida de Cristo
Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.