Bao’en (Brasil)
Nota del editor: Respecto a la pregunta “¿tiene Dios un género específico?”, creo que muchos cristianos alegarán: “La Biblia relata claramente que, cuando el Señor Jesús estaba siendo bautizado, una voz de los cielos dijo: ‘Este es mi Hijo amado en quien me he complacido’ (Mateo 3:17). Asimismo, cuando el Señor Jesús oraba, llamaba Padre al Dios del cielo y, ciertamente, estas palabras, ‘Padre’ e ‘Hijo’ demuestran que Dios es masculino”. Por tanto, cuando oímos testimonios de que el Señor Jesús ha regresado y se ha encarnado en forma femenina, muchos hermanos y hermanas no le encuentran sentido a esto. Les resulta evidente que el Señor Jesús era un hombre, así que ¿cómo podría ser mujer la segunda venida del Señor? El hermano Bao’en, de Brasil, también se aferraba a esta opinión, hasta que oyó un sermón y fue capaz de lograr una nueva interpretación de este asunto…
La oscuridad impregna mi espíritu, pero encuentro nueva luz en las reuniones virtuales
En la primavera de 2014, vine a Brasil por negocios. No conocía absolutamente a nadie en Brasil y, justo cuando me sentía perdido y desamparado, la salvación del Señor Jesús vino a mí. En 2017 encontré una iglesia china y comencé a asistir a sus reuniones cada semana. Sin embargo, tras asistir a ellas durante un tiempo, descubrí que, aparte de predicar el camino de la ayuda y el amor mutuos, el pastor simplemente exhortaba a la gente a que hiciera donaciones. Mi espíritu no estaba recibiendo provisión alguna y mi fe se enfrió de manera significativa. Así pues, pese a ser una iglesia tan grande, aproximadamente sólo una docena de hermanos y hermanas asistían a cada reunión.
Un día, una de mis buenas amistades de Facebook, la hermana Chen, quedó conmigo para que escucháramos juntos un sermón y, al asistir a él, conocí al hermano Xiao, de Japón. El hermano Xiao conocía muy bien la Biblia y la entendía de manera admirable. Nos predicó sobre la causa de la desolación de la iglesia y nos habló de la manera en que el Señor vendrá a llamar a nuestra puerta. Nos comentó profecías tales como: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:7) y “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). También nos enseñó que el Señor declarará Sus palabras y con ellas llamará a la puerta de nuestro corazón cuando regrese en los últimos días. Asimismo, el hermano Xiao nos leyó la parábola de las diez vírgenes (Mateo 25:1-13) y nos dijo que, cuando oigamos la buena nueva de que el Señor ha regresado, debemos ir a buscarlo activamente, pues sólo aquellos capaces de reconocer la voz de Dios son vírgenes prudentes. Aparte de esto, el hermano Xiao también afirmó que, cuando el Señor Jesús regrese en los últimos días, llevará a cabo una obra con la que juzgará y purificará al hombre con palabras, cumpliendo así con precisión profecías tales como “Porque estiempo de que el juicio comiencepor la casa de Dios” (1 Pedro 4:17) y “El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final” (Juan 12:48). El sermón del hermano Xiao fue puro y clarificador, de él obtuve gran gozo y, por ello, le escuché predicar cinco días seguidos.
Me entero de que el Señor ha regresado, pero mis conceptos me estorban y mi espíritu está oscurecido
El sexto día de nuestra reunión virtual, el hermano Xiao nos dijo: “Hermanos y hermanas, el Señor Jesús, a quien durante tanto tiempo hemos anhelado, ha regresado como Dios Todopoderoso encarnado. Dios no repite Su obra. La primera encarnación fue un hombre y ahora Dios se ha encarnado en una mujer, pero se encarne en un hombre o en una mujer, Su esencia siempre es la del propio Dios y la obra que lleva a cabo siempre es la obra del propio Dios…”. En el momento en que oí que Dios se había encarnado ahora en una mujer, pensé: “¿Cómo es posible? La Biblia relata claramente que, cuando el Señor Jesús fue bautizado en el río Jordán, se abrieron los cielos y una voz de los cielos dijo: ‘Este es mi Hijo amado en quien me he complacido’ (Mateo 3:17). Además, cuando el Señor Jesús oraba, llamaba Padre al Dios del cielo. Sin duda, estas palabras, ‘Padre’ e ‘Hijo’ aluden a la masculinidad de Dios, así que ¿cómo puede afirmar el hermano Xiao que el Señor ha regresado encarnado en una mujer? Es más, esa profecía no está en la Biblia”. Según lo estaba pensando, mi corazón estaba lleno de contradicciones y no quise oír más. Al día siguiente por la tarde, la hermana Chen me pidió que asistiera a otra reunión virtual, pero le puse una excusa para no hacerlo y no asistí a más reuniones virtuales.
En vista de que ya no asistía a reuniones virtuales, mis hermanos y hermanas se preocuparon mucho y todos ellos me enviaron mensajes para preguntarme qué me pasaba y si había experimentado alguna dificultad, pero no respondí a ninguno. Durante más de un mes desde que corté todo contacto con mis hermanos y hermanas, mis oraciones no me conmovían y sentía oscuridad y dolor en mi espíritu. Desamparado, oraba al Señor: “¡Oh, Señor! ¿De verdad has regresado? ¿Es Dios Todopoderoso Tu segunda venida? ¡Oh, Señor! Si de verdad Dios Todopoderoso es Tu segunda venida, te pido guía y esclarecimiento y que movilices a los hermanos y hermanas para que vuelvan a transmitirme sus enseñanzas. Si Dios Todopoderoso no es Tu regreso, te pido que me guíes…”.
El amor de Dios me guía y decido investigar
Posteriormente, los hermanos y hermanas siguieron enviándome muchos mensajes, en los que me pedían que me amparara en Dios, lo buscara en todas las cosas y le orara de buena fe en cualquier dificultad. El amor proveniente de Dios me conmovió y pensé: “Estos hermanos y hermanas y yo solamente nos conocemos porque todos creemos en Dios. Aunque no les he hecho caso adrede, siguen siendo muy cariñosos; ¿quién podría ser así sin tener la obra del Espíritu Santo? Es más, si de verdad Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado, ¿no me abandonará Dios si continúo rechazándolo sin buscarlo?”. Recordé la época en que había estado en contacto con mis hermanos y hermanas. Todos los sermones que me habían dado coincidían con las palabras del Señor, eran clarificadores, me fueron muy útiles en la vida y yo percibía nítidamente la obra del Espíritu Santo cada vez que asistía a reuniones con ellos. El Señor Jesús nos enseña: “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:3) y “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). El Señor Jesús nos pide que busquemos con un corazón abierto, pues sólo quienes lo hacen pueden recibir esclarecimiento y guía de Dios y ser bendecidos por Él. Sin embargo, yo había evitado a mis hermanos y hermanas simplemente porque no entendía este asunto particular del género de Dios; ¿no estaba siendo demasiado inflexible? Al meditar estas cosas, experimenté remordimiento y autorreproche y me decidí a buscar e investigar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días.
Dios es el Soberano de todas las cosas; entonces, ¿debe fundamentar Su obra en las profecías?
Así, seguí escuchando sermones en línea y hablaba de lo que me confundía. “Hermano, vosotros dais testimonio de que el Señor Jesús ha regresado y se ha encarnado en una mujer. ¿Tiene esto algún fundamento bíblico?”. El hermano Xiao me dijo: “Hermano, ¿necesita fundamento bíblico la obra de Dios? ¿No puede obrar Dios sin un fundamento bíblico? Dios creó el cielo, la tierra y todas las cosas, destruyó el mundo con un diluvio y Sodoma con fuego y todo eso, pero ¿fundamentó todas estas obras en profecías? Todos sabemos a la perfección que no. Dios es el Creador y obra según Su plan para gestionar la salvación de la humanidad y según nuestras necesidades como humanidad corrupta. En absoluto se lo impide ninguna persona, circunstancia o cosa, y ni mucho menos lo limitan las profecías bíblicas. Dios lleva a cabo Su obra haya o no una profecía al respecto en la Biblia. En la Era de la Ley, por ejemplo, Dios inspiró a Moisés para que sacara a los israelitas de Egipto, lo utilizó para dictar Su ley, Sus mandamientos y demás, y no profetizó estas obras por adelantado. En la Era de la Gracia, el Señor Jesús expresó el camino de ‘Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado’ (Mateo 4:17), obraba milagros, sanaba a los enfermos, expulsaba demonios y tampoco estas obras estaban profetizadas en la Biblia. Por consiguiente, tampoco es necesaria una profecía previa para que Dios se encarne en una mujer en los últimos días. Dios es el Creador, Soberano de todas las cosas, y tiene pleno derecho a trascender la Biblia para realizar Su obra. Respecto a este asunto, leamos las palabras de Dios para entenderlo mejor. Dice Dios Todopoderoso: ‘¿Debe aplicarse la doctrina a la obra de Dios? ¿Y debe ser acorde con las predicciones de los profetas? Después de todo, ¿quién es más grande: Dios o la Biblia? ¿Por qué debe ser la obra de Dios acorde con la Biblia? ¿Podría ser que Dios mismo no tuviera derecho de sobrepasar la Biblia? ¿No puede salirse Dios de la Biblia y hacer otra obra? ¿Por qué no guardaban el día de reposo Jesús y Sus discípulos? Si debía guardar el día de reposo y practicar según los mandamientos del Antiguo Testamento, ¿por qué no lo hizo Jesús después de venir, sino que en su lugar lavó pies, cubrió cabezas, partió pan y bebió vino? ¿No está todo esto ausente de los mandamientos del Antiguo Testamento? Si Jesús honraba el Antiguo Testamento, ¿por qué desafió estas doctrinas? Deberías saber qué vino primero, ¡Dios o la Biblia! Si era el Señor del día de reposo, ¿no podría ser también el de la Biblia?’ (‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La palabra manifestada en carne”).
“En las palabras de Dios Todopoderoso entendemos que Dios no sigue ninguna norma ni limitación en Su obra, pues es Señor del día de reposo, Señor de la Biblia y Señor de todo lo creado, y nosotros, la humanidad corrupta, no somos aptos para exigirle que nos anticipe profecías de ninguna obra que pueda llevar a cabo. De hecho, incluso cuando la obra de Dios viene precedida por una profecía, si nos empeñamos en aferrarnos a nuestros conceptos, si no tenemos un corazón sediento de la verdad y que la busque y si no investigamos la obra y las palabras de Dios, jamás conoceremos a Dios. Tomemos el ejemplo de los fariseos de la época de Jesús. Sabían perfectamente que, según una profecía, ‘un hijo nos ha sido dado’ (Isaías 9:6); entonces, ¿por qué, pese a ello, crucificaron al Señor Jesús? Porque los fariseos eran demasiado arrogantes e hipócritas, su naturaleza odiaba la verdad y estaba cansada de ella y no tenían un corazón mínimamente temeroso de Dios. Los fariseos se guiaban por su comprensión del sentido literal de la profecía y se aferraban con fuerza a sus nociones y fantasías. Creían que el Señor Jesús no era el Mesías y, como no había nacido de familia noble en un palacio ni tenía un aspecto alto y fuerte, no podía ser Dios mismo, por lo que se opusieron a Él y lo condenaron frenéticamente. Acabaron crucificándolo, de modo que ofendieron el carácter de Dios y sufrieron Su castigo y maldición. Así pues, ¿no fueron las nociones y fantasías de los fariseos su perdición? Los discípulos que siguieron al Señor Jesús, sin embargo, no habían comparado las palabras proféticas del Antiguo Testamento con las palabras y la obra del Señor Jesús, sino que se habían centrado en oír las palabras del Señor, en cuyas palabras y obras reconocieron que, efectivamente, Él era el Mesías anunciado, por lo que lo siguieron. En consecuencia, si queremos conocer a Dios y aceptar Su nueva obra, no debemos pensar en si Su obra tiene o no fundamento bíblico; la clave, en cambio, radica en si nosotros tenemos o no la capacidad de buscar la verdad con un corazón abierto y de centrarnos en oír la voz de Dios, pues si somos capaces de buscar e investigar con un corazón así, Dios nos dará esclarecimiento y guía para que recibamos el regreso del Señor”.
Tras escuchar las palabras de Dios Todopoderoso y del hermano, se me agitó el corazón y pensé: “¡Claro! ¿Cómo podría limitar una profecía la obra de Dios? Dios creó los cielos, la tierra y todas las cosas, utilizó a Moisés para proclamar los mandamientos y la ley; el Señor Jesús obraba milagros, sanaba a los enfermos y expulsaba demonios, y nada de esto fue profetizado. Aunque en la Biblia hubiera profecías de estas cosas, eso no nos valdría para no buscar la verdad. Por ejemplo, el Antiguo Testamento profetizó que vendría el Mesías, pero los fariseos simplemente se tomaron la profecía al pie de la letra, se aferraron a sus nociones y fantasías y no aceptaron la obra y las palabras del Señor Jesús. Al final lo crucificaron, de modo que perdieron por completo la salvación de Dios. Por lo que parece, el que podamos recibir al Señor no depende de si Su venida tiene o no fundamento bíblico, sino de si nosotros tenemos o no un corazón que busque la verdad”.8
Por fin se revela el misterio de “el Padre y el Hijo”
Aunque había llegado a entender esta verdad, seguía sin tener del todo claro por qué Dios se había encarnado en una mujer en los últimos días, por lo que pregunté: “Hermano, Mateo 3:17 relata que, cuando el Señor Jesús fue bautizado, una voz de los cielos dijo: ‘Este es mi Hijo amado en quien me he complacido’. Además, cuando el Señor Jesús oraba, llamaba Padre al Dios del cielo. ‘Padre’ e ‘Hijo’ son del género masculino, lo que demuestra que Dios es masculino. Entonces, ¿cómo puede regresar el Señor Jesús en forma de mujer? Como no lo entiendo, me pregunto si tú podrías hablarme de ello”.
Después de escuchar mis palabras, el hermano dijo pacientemente: “Determinamos que Dios es masculino en función de estos pocos versículos de la Biblia, ¿pero no es esta una afirmación arbitraria? ¿Es una deducción correcta? ¿Alguna vez ha afirmado Dios tal cosa en la Biblia? ¿Y el Espíritu Santo? Esta es una cuestión que mucha gente, de hecho, no comprende a fondo, pero nosotros lo haremos una vez que hayamos leído las palabras de Dios Todopoderoso. Dice Dios: ‘Cuando Jesús llamaba a Dios en el cielo por el nombre de Padre al orar, sólo lo hacía desde la perspectiva de un hombre creado, sólo porque el Espíritu de Dios se había vestido como un hombre ordinario y normal y tenía el envoltorio exterior de un ser creado. Incluso si dentro de Él estaba el Espíritu de Dios, Su apariencia externa seguía siendo la de un hombre ordinario; en otras palabras, había pasado a ser el “Hijo del Hombre” del que todos los hombres, incluido el propio Jesús, hablaban. Dado que es llamado el Hijo del Hombre, Él es una persona (sea hombre o mujer, en cualquier caso una con el caparazón exterior de un ser humano) nacida en una familia normal de personas ordinarias. Por tanto, que Jesús llamara a Dios en el cielo por el nombre de Padre era lo mismo que cuando vosotros lo llamasteis Padre al principio; Él lo hizo desde la perspectiva de un hombre de la creación’ (‘¿Existe la Trinidad?’ en “La palabra manifestada en carne”). ‘Todavía están los que dicen: “¿No declaró Dios expresamente que Jesús era Su Hijo amado?”. Jesús es el Hijo amado de Dios, en quién Él se regocija grandemente; esto ciertamente fue dicho por Dios mismo. Eso fue Dios dando testimonio de sí mismo, pero simplemente desde una perspectiva diferente, la del Espíritu en el cielo dando testimonio de Su propia encarnación. Jesús es Su encarnación, no Su Hijo en el cielo. ¿Entiendes? ¿No indican las palabras de Jesús, “Yo estoy en el Padre, y el Padre está en Mí” que Ellos son un Espíritu? ¿Y acaso no se debe a la encarnación que Ellos fueran separados entre el cielo y la tierra? En realidad, siguen siendo uno; sin importar lo que digan, es simplemente Dios dando testimonio de sí mismo’ (‘¿Existe la Trinidad?’ en “La palabra manifestada en carne”).
“En las palabras de Dios vemos que el Señor Jesús llamaba Padre al Dios del cielo porque el Señor Jesús era Dios encarnado y por fuera parecía una persona normal, razón por la cual se dirigía a Dios desde la perspectiva de un hombre creado; eso también personificaba la humildad y obediencia de Dios en la carne. El Dios del cielo llamaba ‘Hijo amado’ al Señor Jesús, dando así testimonio de que el Señor Jesús era la encarnación de Dios desde la perspectiva del Espíritu. Puesto que era la primera vez que Dios aparecía y obraba encarnado en el mundo, nadie conocía a Cristo y todos consideraban al Señor Jesús un hombre corriente. Dios le perdonó al hombre su poca estatura y, con el fin de que la gente tuviera claro que el Señor Jesús provenía de Dios y fuera más capaz de aceptar la guía del Señor Jesús, Dios dio testimonio de que el Señor Jesús era Su Hijo amado. Eso no significaba, no obstante, que el Señor Jesús fuera Hijo de Dios ni aludía al género de Dios. Por eso no podemos limitar a Dios al género masculino porque el Señor Jesús llamara Padre al Dios del cielo en Sus oraciones ni porque el Dios del cielo llamara Hijo amado al Señor Jesús. La Biblia dice claramente que ‘Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó’ (Génesis 1:27). Dios hizo tanto al hombre como a la mujer a imagen suya, por lo que, si limitamos a Dios al género masculino, ¿cómo explicamos que creara a la mujer? Dios es, en verdad, Espíritu y nunca se ha hecho ninguna distinción de género con Él. La encarnación de Dios es el Espíritu de Dios revestido en la carne de una persona normal y corriente. El Señor Jesús era hombre y, en esta ocasión, Dios se ha encarnado en una mujer; las palabras ‘hombre’ y ‘mujer’ sólo aluden a la carne de la que se reviste Dios, no a su Espíritu. Con todo, nosotros no entendemos este misterio, sino que definimos a Dios como hombre apoyándonos en nuestras fantasías; al hacer esto, ¿no blasfemamos contra Dios?”. Asentí en silencio y pensé para mis adentros: “Entonces, resulta que las palabras ‘Padre’ e ‘Hijo’ no aluden al género de Dios, sino que son meras formas de trato de Dios hacia Su carne y Su Espíritu desde distintas perspectivas. Al parecer, si nos tomamos las palabras de Dios al pie de la letra, en realidad no las entenderemos, y debemos buscar la voluntad de Dios con toda seriedad”.
Al comprender la relevancia del regreso del Señor en forma femenina, me sentí muy culpable
Luego continuó el hermano Xiao, diciendo: “Dios es supremo, es grande, maravilloso e insondable. Cuando nos apoyamos en nuestras nociones y fantasías para delimitarlo, nos rebelamos contra Él ¡y lo desafiamos! Adoptando forma de mujer en Su encarnación en los últimos días, Dios lanza un tremendo contraataque a nuestros conceptos, con el que da solución a nuestra falaz comprensión del género de Dios encarnado. Lo entenderemos mejor tras leer otro pasaje de las palabras de Dios. Dice Dios Todopoderoso: ‘Cada etapa de la obra realizada por Dios tiene un sentido real. Cuando Jesús llegó, era varón, y en este momento es mujer. A partir de esto, puedes ver que Dios creó al varón y a la mujer para Su obra y que con Él no hay distinción de género. Cuando Su Espíritu llega, Él puede adoptar cualquier carne a voluntad y esta lo representa. Sea varón o mujer, ambos representan a Dios mientras sean Su carne encarnada. Si Jesús hubiera aparecido como una mujer cuando vino, en otras palabras, si el Espíritu Santo hubiera concebido una niña, no un niño, esa etapa de la obra se habría completado de todas formas. Igualmente, si un varón tuviera que completar esta etapa de la obra, la misma se completaría también. La obra llevada a cabo en ambas etapas es significativa; ninguna de las dos obras se repite ni ellas entran en conflicto entre sí. […] Con Dios no hay distinción de género. Su obra se realiza como Él desea y no está sujeta a ninguna restricción; es particularmente libre, pero cada etapa tiene un significado práctico. Dios se hizo carne dos veces, y sobra decir que Su encarnación en los últimos días es la última vez. Él ha venido a revelar todos Sus hechos. Si Él no se hubiera hecho carne en esta etapa para realizar personalmente una obra de la que el hombre fuera testigo, este tendría siempre la noción de que Dios es sólo varón, no mujer’ (‘Las dos encarnaciones completan el sentido de la encarnación’ en “La palabra manifestada en carne”).
“Las palabras de Dios son muy claras: Dios es Espíritu y no hay distinciones de género con Él. Dios ha adoptado distintos géneros en Sus dos encarnaciones según las necesidades de Su obra y con el fin de salvar mejor a la humanidad. Se encarne Dios en un hombre o en una mujer, no obstante, siempre se trata de la materialización física del Espíritu de Dios, Cristo, y la obra que realiza siempre es la obra de Dios. Cuando el Señor Jesús vino, apareció y obró en el mundo en forma de hombre, por ejemplo, puso fin a la Era de la Ley e inició la Era de la Gracia, expresó la verdad de la redención de la humanidad y reveló el carácter misericordioso y bondadoso de Dios. El Señor Jesús también obró muchos milagros, como el de dar de comer a 5000 personas con cinco panes y dos peces, el de calmar los vientos y el mar con una palabra y el de resucitar a los muertos, hasta que fue finalmente crucificado, redimiendo así a la humanidad de las garras de Satanás. Vemos que todo cuanto hizo el Señor Jesús fue una obra plenamente divina y que Él era el propio Dios. De igual modo, Cristo de los últimos días, Dios Todopoderoso, ha aparecido para llevar a cabo Su obra en forma de mujer. Por fuera, la encarnación de Dios parece normal y corriente, pero Dios Todopoderoso ha puesto fin a la Era de la Gracia, ha iniciado la Era del Reino, expresa Sus palabras y ha desvelado todos los misterios y verdades, como el misterio de la aparición de Dios encarnado para realizar Su obra, el misterio de las tres etapas de la obra de Dios, el misterio del nombre de Dios, la verdadera historia y la realidad de la Biblia, el final y el destino de la humanidad, etc. Dios Todopoderoso expresa, asimismo, Su carácter justo y majestuoso y con Sus palabras juzga nuestros pecados, deja al descubierto nuestra corrupción e injusticia, nos muestra la senda hacia la salvación y la purificación y, finalmente, nos lleva a nuestro hermoso destino. Sólo Dios encarnado puede realizar esta obra —nadie de la humanidad corrupta puede hacerlo— y, partiendo de la obra llevada a cabo por Dios Todopoderoso, podemos estar totalmente seguros de que, efectivamente, Dios Todopoderoso es el propio Dios.
“Por otro lado, Dios se ha encarnado como mujer en los últimos días para disipar nuestro entendimiento sesgado del género de Dios y para que lleguemos a reconocer que Su encarnación puede ser tanto masculina como femenina. Dios no es solamente el Dios de los hombres, sino también de las mujeres; Dios no sólo salva a los hombres, sino también a las mujeres. Así entendido, ya no limitaremos a Dios según nuestras nociones y fantasías. ¡Esto evidencia realmente que la encarnación de Dios como mujer en los últimos días tiene un enorme sentido!”.
Escuchando las palabras de Dios Todopoderoso y del hermano Xiao, llegué a comprender que Dios es Espíritu y que con Él no hay distinciones de género. Se reviste de carne para realizar Su obra exclusivamente por las necesidades de la misma. Se encarne Dios en un hombre o en una mujer, no obstante, en el fondo siempre es el Espíritu de Dios el que realiza la obra de Dios mismo. Pensé en que no había conocido a Cristo y en que había delimitado a Dios según mis fantasías. Cuando oí que el Señor Jesús había regresado y aparecido para realizar Su obra en forma de mujer, resurgieron algunos conceptos dentro de mi corazón y me negué a buscar o investigar las palabras y la obra de Dios; ¡pero qué ciego había estado! Entonces me presenté ante Dios para orar: “¡Oh, Dios mío! Te he delimitado y me he opuesto a Ti amparándome en mis nociones y fantasías, pero gracias a los hermanos y hermanas que me han leído Tus palabras y me han hablado pacientemente, Tú me has permitido entender la verdad y abandonar mis conceptos y me has guiado de regreso a Tu presencia. ¡Oh, Dios mío, te doy gracias!”.
Se disipan mis conceptos y sigo los pasos de las huellas del Cordero
Más tarde, el hermano Xiao me habló de verdades como la verdadera historia y los objetivos de las tres etapas de la obra de Dios, el misterio del nombre de Dios, el misterio de la aparición de Dios encarnado para realizar Su obra, etc. Tras escuchar sus enseñanzas, tuve la certeza aún mayor de que Dios Todopoderoso es la verdad, el camino, la vida y, efectivamente, ¡el Señor Jesús retornado! Al mismo tiempo, reflexionando sobre mi actitud hacia la obra de Dios de los últimos días, llegué a comprender verdaderamente que yo no había sido distinto a los fariseos. Me había aferrado ciegamente a mis nociones y fantasías, no había aceptado ni buscado las verdades que expresa Dios, me había rebelado contra Él y lo había desafiado. Sentí una culpa y un remordimiento tremendos.
Una vez que acepté la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, comencé a asistir activamente a reuniones y, relacionándome con mis hermanos y hermanas, percibí que eran muy cálidos y afectuosos en el trato a los demás y que hablaban de la verdad de forma muy clarificadora: la Iglesia de Dios Todopoderoso era como una gran familia acogedora. Me di cuenta en lo más hondo de que mi posibilidad de recibir la salvación de Dios en los últimos días se debía por completo al grandioso amor de Dios por mí. El Señor Jesús dijo “buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7) y yo llegué a entender el verdadero sentido de estas palabras: en el momento crucial del recibimiento a la venida del Señor, es importantísimo tener un corazón sediento de la verdad y que la busque.
Doy gracias a Dios por permitirme recibir Su salvación en los últimos días en este país extranjero; esta es mi bendición. De ahora en adelante, leeré más las palabras de Dios, hablaré más con mis hermanos y hermanas, me pertrecharé de más verdad y cumpliré correctamente con el deber para devolverle a Dios Su amor.
Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.
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