lunes, 25 de enero de 2021

¿Por qué implica la encarnación el retorno del Señor Jeús, descender en secreto, así como descender públicamente de las nubes?



Versículos bíblicos como referencia:

“He aquí, vengo como ladrón” (Apocalipsis 16:15).

“Pero a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo’” (Mateo 25:6).

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

“Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre” (Mateo 24:36).

“Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y entonces todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria” (Mateo 24:30).

“He aquí, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por Él” (Apocalipsis 1:7).

Las palabras relevantes de Dios:

La obra de los últimos días es separar a todos según su tipo, concluir el plan de gestión de Dios, porque el tiempo está cerca y el día de Dios ha llegado. Dios trae a todos los que han entrado en Su reino, es decir, a todos los que le han sido leales hasta el final, a la era de Dios mismo. Sin embargo, hasta la llegada de la era de Dios mismo la obra que Dios debe hacer no es la de observar las acciones del hombre ni indagar sobre la vida del hombre, sino juzgar su rebelión, porque Dios purificará a todos los que vengan ante Su trono. Todos los que han seguido los pasos de Dios hasta el día de hoy son los que han venido ante el trono de Dios, y siendo esto así, cada persona que acepta la obra de Dios en su fase final es el objeto de la purificación de Dios. En otras palabras, todo el que acepta la obra de Dios en su fase final es el objeto del juicio de Dios.

[…]

La obra de juicio es la propia obra de Dios, por lo que, naturalmente, debe ser hecha por Dios mismo; no puede ser hecha por el hombre en Su lugar. Puesto que el juicio es la conquista de la raza humana por medio de la verdad, es incuestionable que Dios todavía aparezca como la imagen encarnada para hacer esta obra entre los hombres. Es decir, en los últimos días Cristo usará la verdad para enseñar a los hombres alrededor de la tierra y hacer que todas las verdades sean conocidas por ellos. Esta es la obra de juicio de Dios.

Extracto de ‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

En los últimos días, Dios usa, principalmente, la palabra para perfeccionar al hombre. No usa señales y prodigios para oprimir o convencer al hombre. Esto no puede manifestar con claridad el poder de Dios. Si Él sólo mostrara señales y prodigios, sería imposible dejar clara Su realidad y, por tanto, sería imposible perfeccionar al hombre. Dios no hace al hombre perfecto con señales y prodigios, sino que usa la palabra para regarlo y pastorearlo; después de esto se logra la completa obediencia del ser humano y su conocimiento de Dios. Este es el objetivo de la obra que Él hace y de las palabras que Él pronuncia. Dios no usa el método de la demostración de señales y prodigios para perfeccionar al hombre, sino que usa palabras y muchos métodos diferentes en Su obra para tal menester. Ya sea el refinamiento, el trato, la poda o la provisión de palabras, Dios habla desde muchas perspectivas diferentes para hacer al hombre perfecto y darle un mayor conocimiento de la obra, de la sabiduría y la maravilla de Dios.

Extracto de ‘Todo se realiza por la palabra de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

Fue la carne de Jesús la que fue clavada en la cruz, Su carne que Él entregó como ofrenda por el pecado; fue por medio de una carne con humanidad normal que Él derrotó a Satanás y salvó totalmente al hombre desde la cruz. Y es como carne completa, que el segundo Dios encarnado lleva a cabo la obra de conquista y derrota a Satanás. Sólo una carne completamente normal y real puede realizar la obra de conquista en su totalidad y dar un testimonio convincente. Es decir, la obra de[a] conquistar al hombre se hace efectiva por medio de la realidad y la normalidad de Dios en la carne, no a través de milagros y revelaciones sobrenaturales. El ministerio de este Dios encarnado consiste en hablar, y, de este modo, conquistar y perfeccionar al hombre; en otras palabras, la obra del Espíritu materializada en la carne y el deber de la carne, es hablar y de este modo conquistar, revelar, perfeccionar y eliminar por completo al hombre.

Extracto de ‘La esencia de la carne habitada por Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

La llegada de Dios en la carne tiene lugar principalmente para permitir a las personas ver Sus hechos reales, para materializar el Espíritu sin forma en la carne, y permitir que las personas lo vean y lo toquen. De esta forma, aquellos a los que Él ya ha hecho completos harán de Él una realidad; Él los ganará, y serán conforme a Su corazón. Si Dios sólo hablara en el cielo y no viniera realmente a la tierra, las personas seguirían siendo incapaces de conocerle; sólo podrían predicar Sus hechos usando teoría vacía y no tendrían Sus palabras como una realidad. Dios ha venido a la tierra principalmente para actuar como un ejemplo y un modelo para aquellos a quienes Él debe ganar; sólo de esta forma pueden las personas conocer realmente a Dios, tocarlo y verlo, y sólo entonces puede Dios ganarlas de verdad.

Extracto de ‘Deberías saber que el Dios práctico es Dios mismo’ en “La Palabra manifestada en carne”

Dios está encarnado en el continente chino, lo que los compatriotas de Hong Kong y Taiwán llaman el interior. Cuando Dios descendió de lo alto a la tierra, nadie lo supo en el cielo ni aquí abajo, porque este es el verdadero significado de que Dios regrese de un modo oculto. Durante largo tiempo ha estado obrando en la carne y viviendo, aunque nadie se ha enterado. Incluso hasta el día de hoy, nadie lo reconoce. Tal vez seguirá siendo un enigma eterno. Esta vez, la venida de Dios en carne no es algo de lo que cualquiera pueda ser consciente. Independientemente de que la obra del Espíritu sea a gran escala y poderosa, Dios siempre mantiene la compostura, sin delatarse nunca. Se puede decir que es como si esta etapa de Su obra se está llevando a cabo en el ámbito celestial. Aunque sea algo perfectamente obvio para todos, nadie lo reconoce. Cuando Dios acabe esta etapa de Su obra, todos despertarán de su largo sueño y revertirán su actitud del pasado.[1] Recuerdo que Dios dijo una vez: “Venir esta vez a la carne es como caer en la guarida del tigre”. Lo que esto significa es que, al ocurrir que en esta ronda de la obra de Dios Él haya venido en carne y haya nacido en la morada del gran dragón rojo, Su venida a la tierra esta vez está acompañada por peligros extremos. Se enfrenta a cuchillos, pistolas y porras; a la tentación; a multitudes con miradas asesinas. Se arriesga a que lo maten en cualquier momento. Dios vino con ira. Sin embargo, vino para realizar la obra de perfección, con la intención de llevar a cabo la segunda parte de Su obra que sigue después de la obra redentora. Por el bien de esta etapa de Su obra, Dios ha dedicado Su mayor pensamiento y cuidado, y está usando todos los medios concebibles para evitar los asaltos de la tentación, ocultándose con humildad y sin alardear jamás de Su identidad. […] Al amanecer, sin que nadie lo supiera, Dios vino a la tierra e inició Su vida en la carne. Las personas fueron totalmente inconscientes de ese momento. Quizás estaban todos dormidos; tal vez muchos de los que estaban despiertos y vigilantes esperaban, y es posible que muchos estuvieran orando en silencio a Dios en el cielo. Sin embargo, entre toda esta cantidad de personas, nadie supo que Dios ya había llegado a la tierra. Él obró así para llevar a cabo Su obra sin contratiempos y lograr mejores resultados, y también para evitar más tentaciones. Cuando se rompa el sueño primaveral del hombre, la obra de Dios llevará ya mucho tiempo acabada y Él se marchará, poniendo fin a Su vida de ambular por la tierra y residir en ella.

Extracto de ‘Obra y entrada (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

En la época en que Jesús obró en Judea, lo hizo abiertamente, pero ahora obro y hablo entre vosotros en secreto. Los incrédulos lo ignoran por completo. Mi obra entre vosotros está cerrada a quienes se encuentran fuera. Estas palabras, estos castigos y estos juicios los conocéis únicamente vosotros y nadie más. Toda esta obra se lleva a cabo entre vosotros y se abre únicamente a vosotros; ninguno de los incrédulos está al tanto de esto, pues la hora aún no ha llegado. Estas personas están cerca de la compleción tras soportar castigos, pero los de fuera no saben nada de ello. ¡Esta obra está demasiado oculta! Para ellos, Dios hecho carne está oculto, pero para quienes están en esta corriente, se puede decir que Él está abierto. Aunque todo en Dios está abierto, revelado y liberado, esto únicamente se aplica a quienes creen en Él; en lo que a los demás se refiere, a los incrédulos, no se da a conocer nada. La obra que se realiza aquí es estrictamente cerrada para evitar que lo sepan. Si tomaran conciencia de esta obra, todo lo que harían sería condenarla y someterla a persecución. No creerían en ella. Obrar en la nación del gran dragón rojo, este lugar tan extremadamente retrasado, no es una tarea sencilla. Si esta obra se mostrara abiertamente, sería imposible continuarla. Esta fase de obra simplemente no se puede realizar en este lugar. Si esta obra se realizara abiertamente, ¿cómo iban a permitir que continuase? ¿Esto no pondría la obra incluso en mayor riesgo? Si esta obra no estuviera oculta, sino que se realizara como en la época de Jesús, cuando sanaba enfermos y expulsaba demonios de manera espectacular, ¿acaso no lo habrían “tomado prisionero” los demonios hace ya mucho tiempo? ¿Acaso serían capaces de tolerar la existencia de Dios? Si Yo entrara ahora en las salas a predicar y enseñar al hombre, ¿no me habrían roto en pedazos hace tiempo? Y si esto hubiera ocurrido, ¿cómo habría continuado Mi obra? La razón por la que no se manifiestan en absoluto señales y milagros abiertamente es para lograr esta ocultación. Entonces, para los incrédulos Mi obra no se puede ver, saber ni descubrir. Si esta fase de la obra se hiciera de la misma manera de Jesús en la Era de la Gracia, no podría ser tan estable como lo es actualmente. Entonces, obrar de esta manera, en secreto, supone un beneficio para vosotros y para la obra en su totalidad. Cuando la obra de Dios en la tierra llegue a su fin, es decir, cuando esta obra secreta concluya, entonces esta fase de la obra explotará públicamente. Todos sabrán que hay un grupo de vencedores en China; todos sabrán que Dios hecho carne está en China y que Su obra ha llegado a su final. Sólo entonces se darán cuenta: ¿por qué será que China aún no ha mostrado declive o caída? Resulta que Dios mismo está llevando a cabo Su obra en China y ha perfeccionado un grupo de personas para hacerlos vencedores.

Dios hecho carne únicamente se manifiesta a una parte de las personas que lo siguen durante este período en el que Él lleva a cabo Su obra personalmente y no a todas las criaturas. Se volvió carne sólo para completar una fase de Su obra y no con el fin de mostrar Su imagen al hombre. Sin embargo, Su obra debe llevarla a cabo Él mismo, por lo tanto es necesario que lo haga en la carne. Cuando esta obra concluya, partirá del mundo humano; no puede permanecer a largo plazo entre la humanidad para no interferir en la obra futura. Lo que le manifiesta a la multitud es únicamente Su justo carácter y todas Sus acciones, y no la imagen de Su cuerpo cuando se hizo carne dos veces, pues la imagen de Dios únicamente se puede mostrar por Su carácter y no se puede reemplazar con Su imagen hecha carne. La imagen de Su carne únicamente se muestra a una cantidad limitada de personas, únicamente a quienes lo siguen según obra en la carne. Por esta razón, la obra actual se realiza en secreto.

Extracto de ‘El misterio de la encarnación (2)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Hoy, Dios no se involucra con los fariseos, ni tampoco permite al mundo que conozca, y aquellos que lo conocen a Él sólo sois vosotros que lo seguís, porque Él no será crucificado de nuevo. Durante la Era de la Gracia, Jesús predicó abiertamente a lo largo de la tierra por el bien de la obra de Su evangelio. Interactuó con los fariseos por causa de la crucifixión; si no lo hubiera hecho, y los que estaban en el poder nunca hubieran sabido de Él, ¿cómo habría podido ser condenado, y después traicionado y clavado en la cruz? Por tanto, interactuó con los fariseos por causa de la crucifixión. Hoy, hace Su obra en secreto con el fin de evitar la tentación. La obra, el sentido y el entorno de las dos encarnaciones de Dios son todos diferentes, ¿cómo podría ser, pues, la obra que Él hace completamente la misma?

Extracto de ‘La visión de la obra de Dios (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Os digo, aquellos que creen en Dios por las señales son sin duda la categoría que sufrirá la destrucción. Los que son incapaces de aceptar las palabras de Jesús, que ha vuelto a la carne, son sin duda la progenie del infierno, los descendientes del arcángel, la categoría que será sometida a la destrucción eterna. Muchas personas pueden no preocuparse por lo que digo, pero aun así quiero decirle a cada uno de estos llamados santos que siguen a Jesús que, cuando lo veáis descendiendo del cielo sobre una nube blanca con vuestros propios ojos, esta será la aparición pública del Sol de justicia. Quizás será un momento de gran entusiasmo para ti, pero deberías saber que el momento en el que veas a Jesús descender del cielo será también el momento en el que irás al infierno a ser castigado. Ese momento anunciará el final del plan de gestión de Dios, y será cuando Él recompense a los buenos y castigue a los malos. Porque Su juicio habrá terminado antes de que el hombre vea señales, cuando sólo exista la expresión de la verdad. Aquellos que acepten la verdad y no busquen señales, y por tanto hayan sido purificados, habrán regresado ante el trono de Dios y entrado en el abrazo del Creador. Sólo aquellos que persisten en la creencia de que “El Jesús que no cabalgue sobre una nube blanca es un falso Cristo” se verán sometidos al castigo eterno, porque sólo creen en el Jesús que exhibe señales, pero no reconocen al Jesús que proclama un juicio severo y manifiesta el camino verdadero de la vida. Y por tanto, sólo puede ser que Jesús trate con ellos cuando Él vuelva abiertamente sobre una nube blanca.

Extracto de ‘En el momento que contemples el cuerpo espiritual de Jesús, Dios ya habrá vuelto a crear el cielo y la tierra’ en “La Palabra manifestada en carne”

Notas al pie:

1. “Revertirán su actitud del pasado” alude a cómo cambian las concepciones y las opiniones de las personas respecto a Dios una vez que lo conocen.

a. El texto original no contiene la frase “la obra de”.

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Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

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