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Testimonios cristianos: La persecución y el sufrimiento hicieron que amara aún más a Dios
Sin embargo, los buenos tiempos no duraron mucho, porque un malhechor de nuestra aldea nos denunció, a mis hermanos y hermanas y a mí. Ellos fueron arrestados por la policía, y le ordenaron al secretario local del partido que me llevara a la estación de policía. Cuando llegué allí, los policías me preguntaron: “¿Cómo llegaste a creer en Dios? ¿Por qué crees en Dios?” Dije: “Creer en Dios es un principio inalterable. Al leer la palabra de Dios todos los días, podemos entender muchas verdades, ser buenas personas según la palabra de Dios y seguir el camino correcto en la vida. Los creyentes en Dios no golpeamos ni maldecimos a los demás, y siempre respetamos la ley, así que, ¿qué hay de malo en creer en Dios? ¿Por qué nos arrestan?” El oficial me miró con desprecio y preguntó con dureza: “¿Quién te predicó el evangelio? ¿Alguien más en tu familia cree?” Dije que yo era la única creyente en mi familia. Se dieron cuenta de que no obtendrían ninguna información de mí, por lo que me liberaron el mismo día. Después de que me fui, me preguntaba por qué la policía me había liberado tan fácilmente. Recién cuando llegué a casa me enteré de que, cuando mi familia descubrió que me habían llevado a la estación de policía, habían usado sus contactos y pagado 3.000 yuanes a la policía para liberarme. Pero la policía todavía estaba sembrando discordia entre mi familia y yo, ya que le habían pedido a mi familia que me impidiera creer en Dios. Mi nuera peleó con mi hijo por esto y amenazó con suicidarse tomando pesticidas si continuaba creyendo en Dios. Fue entonces cuando me di cuenta de que la policía del PCCh estaba podrida hasta la médula. ¡Tenía una familia perfectamente pacífica y, sin embargo, ahora habían agitado tanto las cosas que estábamos todos unos contra otros! Creía en el único Dios verdadero que creó todas las cosas en el cielo y en la tierra, y hoy, Dios Todopoderoso ha venido a salvarnos al pedirnos que comprendamos la verdad, vivamos una semejanza humana, hablemos y actuemos de acuerdo con nuestra conciencia y con lo que es correcto, y no hagamos cosas que van en contra de nuestra humanidad o moralidad. Todo lo que hice fue quedarme en casa y leer la palabra de Dios, celebrar reuniones y cumplir con mi deber, pero la policía del PCCh en realidad me incriminó y me acusó de “perturbar el orden público”. Distorsionaban descaradamente los hechos, deliberadamente torcían la verdad, acusando arbitrariamente a la gente de crímenes falsos. Satanás es verdaderamente despreciable. No eran más que calumnias descaradas y difamaciones maliciosas. La policía se había enterado por el informante de que organicé reuniones con mis hermanos y hermanas en mi casa, por lo que no dejaron de molestarme después de eso. Poco después, me llevaron a la estación de policía para interrogarme y me amenazaron diciendo: “Dinos los nombres de los líderes de tu iglesia y las personas que recibes en las reuniones. ¡Si no nos lo dices, te enviaremos a prisión!” Con severidad pero con rectitud, respondí: “¡No sé nada! ¡No tengo nada que decirles!” Los policías estaban completamente furiosos, pero como Dios me protegía, no se atrevieron a ponerme un dedo encima.
Después de que la policía me liberó, continuaron vigilándome, esperando en vano poder usarme como cebo para atrapar algún “pez más gordo”. Temía involucrar a mis hermanos y hermanas, por lo que no me atreví a mantenerme en contacto con ellos, y de allí en adelante, me alejé de la vida de la iglesia. Sin ella, mi corazón se sentía vacío y sin refugio, y gradualmente me alejé de Dios. Pasaba cada día viviendo en pánico y temor, profundamente temerosa de que la policía viniera a llevarme de nuevo. Antes, pasaba cada día escuchando la palabra de Dios y los sermones y las enseñanzas, pero ahora eso era imposible, porque si me veían orando o incluso mencionaba la palabra “Dios”, mi familia se quejaba y me reclamaba. Mi nuera me hablaba todo el tiempo con frialdad porque la policía me había multado, y mi esposo y mi hijo me regañaban en cada oportunidad. La familia que una vez apoyó mi creencia en Dios Todopoderoso ahora se oponía y me perseguía de todas las maneras posibles. Esto me hizo sentir muy triste, sentía una gran opresión en mi espíritu y vivía en una oscuridad y un dolor que nunca antes había sentido. Debido a que no tenía recitados de la palabra de Dios para escuchar y no podía tener comunión con mis hermanos y hermanas, mi espíritu se sentía increíblemente reseco. Todas las noches daba vueltas en la cama sin poder dormir, y a menudo extrañaba los momentos felices que había pasado en las reuniones con mis hermanos y hermanas. En esos momentos, odiaba al Gobierno del PCCh. Ellos habían causado todo este sufrimiento, me habían hecho perder los derechos de un ser creado de creer y adorar libremente a Dios, me habían hecho perder la vida de la iglesia, me impidieron compartir la palabra de Dios con mis hermanos y hermanas y me impidieron desempeñar mis deberes. En mi sufrimiento, solo podía rezar silenciosamente a Dios: “¡Oh Dios! Vivo en la oscuridad, siento que mi espíritu se ha secado y quiero vivir la vida de la iglesia con mis hermanos y hermanas. ¡Oh Dios! ¡Te ruego que me abras un camino!”
Fui ante Dios y continué clamando a Él de esta manera, y Dios realmente escuchó mis oraciones, ya que dispuso que mis hermanos y hermanas me visitaran. Una de mis hermanas sabía que a menudo iba al campo a recoger algodón, así que ella fue allí en secreto a verme y fijamos una hora para celebrar reuniones allí. Cada vez que nos reuníamos, yo salía al campo a recoger algodón temprano, y mientras todos los demás almorzaban, me agachaba en el campo para leer la palabra de Dios con mi hermana. Ver a mi hermana era como ver a un pariente perdido después de mucho tiempo. No podía evitar que las lágrimas de felicidad fluyeran. Le conté sobre la injusticia y la desdicha que había soportado, y también sobre los malentendidos de mi familia. Ella me consolaba mientras las palabras de Dios me regaban, y me enseñaba sobre la voluntad de Dios, y gradualmente, mi estado comenzó a mejorar. Así fue cómo la persecución del Gobierno del PCCh hizo que solo pudiera celebrar reuniones agachada en un campo de algodón. Un día, leímos un pasaje de la palabra de Dios: “No hay ni una sola persona entre vosotros que esté protegida por la ley; por el contrario, sois castigados por ella. Incluso más problemático es que la gente no os entienda. Ya sean vuestros familiares, vuestros padres, amigos o colegas, nadie os comprende. Cuando sois ‘abandonados’ por Dios os es imposible seguir viviendo en la tierra pero, aun así, las personas no pueden soportar estar lejos de Dios, lo cual es el significado de Su conquista sobre las personas y es la gloria de Dios. […] Las bendiciones no se pueden obtener en un día o dos; deben ser ganadas por medio de gran sacrificio. Lo cual quiere decir que debéis poseer un amor que ha sido sometido al refinamiento, debéis poseer una gran fe y debéis tener las muchas verdades que Dios requiere que alcancéis. Es más, debéis volveros hacia la justicia, sin sentirse intimidados ni evasivos, y debéis tener un amor constante e inquebrantable por Dios. Debéis tener determinación, ha de haber cambios en vuestro carácter vital, vuestra corrupción debe ser sanada y debéis aceptar todas las orquestaciones de Dios sin quejaros, e incluso debéis ser obedientes hasta la muerte. Esto es lo que debéis alcanzar, este es el objetivo final de Dios y lo que Dios solicita a este grupo de personas” (‘¿Es la obra de Dios tan sencilla como el hombre imagina?’ en “La Palabra manifestada en carne”). La palabra de Dios me hizo comprender que mi sufrimiento de entonces era algo que debía soportar. China es un país gobernado por el ateísmo donde los creyentes en Dios son perseguidos y avergonzados, pero este sufrimiento fue temporal y limitado, y fue cuidadosamente dispuesto por Dios para perfeccionar mi fe y obediencia a Él, para que pudiera recibir mejor la promesa y las bendiciones de Dios en el futuro. Ya no tenía otros deseos, porque tener a Dios era suficiente. Al mismo tiempo, vi que las leyes formuladas por el Gobierno del PCCh son simplemente trucos para engañar a la gente. Para el mundo exterior, dicen apoyar la libertad religiosa, pero en realidad, los creyentes en Dios ni siquiera tienen derecho a leer Su palabra o celebrar reuniones. Simplemente no toleran la existencia de creyentes en Dios, y no permiten que las personas lo sigan o tomen el camino correcto en la vida. Es tal como dicen las palabras de Dios Todopoderoso: “¿Libertad religiosa? ¿Los derechos e intereses legítimos de los ciudadanos? ¡Todos son trucos para tapar el pecado!” (‘La obra y la entrada (8)’ en “La Palabra manifestada en carne”). El cielo y la tierra creados por Dios son vastos, pero en China los creyentes en Dios ni siquiera tienen un punto de apoyo. Cualquiera que crea en Dios sufre el arresto y persecución del Gobierno del PCCh y tiene su libertad restringida. El Gobierno del PCCh solo quiere matar a todos los creyentes en Dios y transformar a China en una nación impía. Es muy corrupto, malvado y reaccionario. Es realmente irreconciliable con Dios, es un enemigo de Dios que no puede soportar Su existencia.
Entonces, seguí reuniéndome con mi hermana en secreto en el campo de algodón. Pero el tiempo pasó, y faltaba poco para la llegada del invierno. Las hojas de las plantas de algodón se marchitaron y cayeron, y el campo de algodón ya no nos proporcionaba cobertura para mantener reuniones, así que una vez más me encontré sin hermanos y hermanas con quienes compartir la palabra de Dios. Al principio, pude cumplir la palabra de Dios y mantener una relación normal con Él, pero sin la provisión y el riego de la palabra de Dios, mi espíritu se volvió cada vez más árido y seco, y en poco tiempo volví a caer en la oscuridad. Sentía que había descendido del cielo al infierno, y estaba tan afligida que habría sido preferible la muerte. Mi familia creía las mentiras de la policía, por lo que me vigilaban todos los días y me amenazaban con golpizas si seguía creyendo en Dios Todopoderoso. En casa no me atrevía a orar. Solo podía hacerlo escondida debajo de mis mantas por la noche o cuando no había nadie más en casa, y pasaba todos los días de esta manera. Además de soportar las recriminaciones de mi familia, también tuve que soportar los rumores y chismes de los aldeanos. Frente a todo esto, me sentía especialmente desdichada, espiritualmente me sentía débil e impotente, y estaba deprimida todos los días. Sentía que, después de perder la vida de iglesia, incapaz de leer la palabra de Dios y sin poder ver a mis hermanos y hermanas, estar viva era simplemente un sufrimiento, la vida había perdido toda su alegría. Pensé en cómo en el pasado, cuando me sentía desdichada y débil, las palabras de Dios siempre me consolaban, mis hermanos y hermanas me apoyaban pacientemente, y después de entender la voluntad de Dios, inmediatamente me sentía a gusto y libre, y mi espíritu volvía a levantarse. Pero ahora, debido a la persecución y vigilancia policiales, había perdido el derecho de leer la palabra de Dios, y ni siquiera podía ver a mis hermanos y hermanas. Cada día era una lucha larga y amarga, y al ver la forma en que vivía sin sentirme viva, como si estuviera muerta, y considerando cuán llena de vida había estado en el pasado cuando vivía en la presencia de Dios en la iglesia, me sentí angustiada y triste. Y cuando pensaba en cómo el Gobierno del PCCh había engañado y embaucado a mi familia, cómo no me entendían y cómo habían apoyado al Gobierno del PCCh para restringir mi libertad, me sentí aún más desconsolada. Pero justo cuando sentía que no tenía a dónde ir, oraba continuamente a Dios y le rogaba que me abriera un camino: “¡Oh Dios! Ahora, no puedo leer Tu palabra, ni puedo vivir la vida de la iglesia, y esta vida es demasiado para mí. ¡Oh Dios! Mi familia ha sido engañada por el gobierno del PCCh y trata con todas sus fuerzas de evitar que crea en Ti. Por favor, ayúdame, permíteme testificar de Tus actos y haz que Satanás deje de engañarlos y usarlos. ¡Oh, Dios! Deseo confiarte a mi familia y te pido que me muestres una salida”.
Gracias a Dios, realmente escuchó mis oraciones. Un tiempo después, de repente me desmayé frente a mi cama una noche. Mi esposo estaba terriblemente asustado y no sabía qué hacer, así que mi hijo llamó rápidamente al servicio de emergencia. Cuando el primer hospital que respondió escuchó que la paciente era una anciana que estaba gravemente enferma, se negaron a aceptarme. Mi hijo llamó a la emergencia de otro hospital y el médico dijo que no tenía muchas posibilidades de recuperar el conocimiento, que no tenía sentido hacer nada para salvarme y que mi familia debería prepararse para lo peor. Pero mi hijo se negó a darse por vencido y les rogó hasta que no tuvieron más opción que ceder y llevarme al hospital. Sin embargo, incluso después de los procedimientos de rescate de emergencia, permanecí inconsciente. Los médicos no podían hacer nada y mi familia estaba segura de que no sobreviviría. Pero, para Dios, nada es imposible, porque justo entonces ocurrió un milagro. Después de estar en coma profundo durante 18 horas, lentamente recuperé la conciencia. Todos los presentes estaban atónitos. Cuando abrí los ojos y vi a los médicos, pensé que estaba viendo ángeles. Les pregunté dónde estaba, uno de ellos me dijo que estaba en el hospital, y mientras se apuraban a revisar mis signos vitales, murmuraron: “Es realmente un milagro…”. Poco después, me senté y sentí mucha hambre. La enfermera me dio de comer y, cuando terminé, me sentí llena de fuerza y energía. Sabía que era una de las obras milagrosas de Dios Todopoderoso, que Dios había escuchado mis oraciones y me había abierto un camino. Mientras estaba sentada en la cama no pude más que cantar en alabanza a Dios. El doctor, sorprendido, no pudo evitar preguntar: “Señora, ¿quién es este Dios en el que cree?”. Le dije: “Creo en el único Dios verdadero que creó todas las cosas en el cielo y en la tierra: ¡Dios Todopoderoso!” La reacción del médico fue mirarme en estado de shock, y mi familia parecía sorprendida y encantada mientras me miraban cantar. Después de salir del hospital, me fui a casa y uno por uno mis vecinos vinieron a verme y me dijeron: “¡Es increíble! Todos los médicos dijeron que no había esperanza para ti, pero de hecho despertaste. ¡Es un milagro!” Les di testimonio de Dios, les dije que esto se debía a Su gran poder, que Dios me había salvado, que sin Él estaría muerta, y que era Dios quien me había dado una segunda oportunidad de vivir. Les dije que toda la humanidad fue creada por Dios, que Dios nos da la vida, que Dios administra y gobierna sobre nuestras vidas, y que las personas no pueden apartarse de la guía de Dios, porque alejarse de Él significa la muerte. Después de experimentar esto, mi familia ya no se opuso a mi creencia en Dios, y Dios también me concedió una bendición inesperada: mi esposo también aceptó la etapa actual de la obra de Dios. Después de eso, mi esposo a menudo me acompañaba a las reuniones de enseñanza, y me sentía increíblemente feliz, segura y en paz. Después de eso, pasaba todos los días viviendo con alegría, porque realmente había visto la omnipotencia y sabiduría de Dios, ¡y agradecí y alabé a Dios desde el fondo de mi corazón!
A través de mi experiencia, realmente llegué a apreciar que no importa lo que Dios le haga a una persona, Él lo hace por amor. Detrás del hecho de que Dios permitió que Satanás me persiguiera, se encuentran las buenas intenciones de Dios. El Gobierno del PCCh quería usar mi arresto y persecución para hacerme abandonar a Dios y traicionarlo, pero no tenían idea de que la sabiduría de Dios se ejerce en base a los trucos de Satanás. La opresión del Gobierno del PCCh no solo no me hizo abandonar a Dios ni traicionarlo, sino que me permitió ver claramente la esencia maligna del Gobierno del PCCh de resistir a Dios y actuar contra el Cielo, y reforzó aún más mi certeza de que la palabra de Dios Todopoderoso es la verdad, el camino y la vida. También me permitió ver el gran poder de Dios y sus obras milagrosas, lo que fortaleció mi amor y lealtad por Dios. Tal como dice la palabra de Dios Todopoderoso: “En Mi plan, Satanás ha estado siempre acechando tras cada uno de Mis pasos y, como el contraste de Mi sabiduría, siempre ha intentado encontrar formas y medios para interrumpir Mi plan original. ¿Pero podría Yo sucumbir a sus esquemas engañosos? Todo en el cielo y en la tierra está a Mi servicio; ¿podrían los esquemas engañosos de Satanás ser diferentes? Es precisamente allí donde interviene Mi sabiduría; es precisamente eso lo que es maravilloso de Mi obra, y es el principio en que se basa el funcionamiento de todo Mi plan de gestión” (‘Capítulo 8’ de Las palabras de Dios al universo entero en “La Palabra manifestada en carne”). Cuanto más se resiste violentamente a Dios el Gobierno del PCCh, y cuanto más persigue al pueblo elegido de Dios, más podemos discernirlo y abandonarlo, y más podemos entender la verdad y conocer la sabiduría y los actos milagrosos de Dios. Nuestra fe en seguir a Dios también crece, y nos volvemos más capaces de dar un testimonio rotundo de Dios. Al experimentar la persecución del Gobierno del PCCh, vi claramente que, en la obra de Dios, Satanás simplemente actúa como contraste, y es un objeto de servicio para Dios, y también llegué a conocer más claramente el sincero deseo de Dios de salvar a la humanidad. En el futuro, sin importar las dificultades u obstáculos que enfrente, deseo cumplir con mis obligaciones lo mejor que pueda y hacer mi parte para cumplir la voluntad de Dios.
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